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Unió a Mas: «Has caído en la trampa de ERC»

La Razón
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Fue una reunión muy larga, de casi tres horas, el pasado fin de semana en la sede de Unió Democrática en Barcelona. Josep Antoni Duran i Lleida había convocado a todas sus personas de confianza, poco después de la consulta interna que otorgó una estrecha victoria al partido democristiano sobre las tesis soberanistas. Duran quiere mantener la Federación de CiU y encarga Ramón Espadaler que hable con los hombres fuertes de Convergencia para reconducir la situación y negociar un encaje político. El secretario general así lo hace y llama de inmediato a Josep Rull y Josep Lluis Corominas, que no se mueven un ápice de sus posiciones hacia la independencia. Tras varias conversaciones, el resultado fue nulo. «Le mandaron a freír espárragos», aseguran en el entorno de Duran como reflejo de la intransigente posición de los convergentes.

A partir del domingo, los acontecimientos se precipitan. Duran encarga a Espadaler que haga todos los intentos por reconducir una situación que es ya irreversible. En todas las conversaciones, Rull y Corominas insisten en su postura: «O sí a la independencia, o nada. Y además tenéis que contestar en tres días». Éstos son los términos en que se dirigen los convergentes a Ramón Espadaler y que le reitera el pasado martes el propio presidente de La Generalitat. En una reunión altamente tensa, con la ausencia de Duran, Artur Mas es tajante: mantendrá su hoja de ruta por la independencia, lista de presidente y elecciones plebiscitarias el 27-S. Es el final, y así lo ven Espadaler, Joana Ortega y Toni Font, dirigentes democristianos que están presentes en el encuentro.

Todos ellos salen con la convicción de que la ruptura de CiU es ya inminente y así se lo trasladan a Duran Lleida, que en ningún momento habla con Mas. El líder de Unió le ordena a Ramón Espadaler que le transmita a Mas un mensaje claro: «Dile que nos vamos y que ha caído en la trampa de ERC». Acto seguido, los tres consejeros democristianos en el Govern de la Generalitat deciden voluntaria y unánimemente dejar sus puestos. Espadaler y Josep María Pelegrí como consejeros de Interior y Agricultura, y Joana Ortega el de vicepresidenta. «Los principios están antes que los sillones», aseguran todos ellos conscientes de la envergadura de su decisión.

El análisis que hacen Duran y su núcleo es inequívoco. Esquerra Republicana ha ido llevando a su terreno a Artur Mas y Convergencia, con la complicidad de la organizaciones separatistas ANC y Omnium Cultural. «Si Mas persiste en su lista por la independencia, el bofetón será suyo», afirman en Unió. Su conclusión es que Mas no podrá nunca formar gobierno con Esquerra, ya que los republicanos lo harán con las fuerzas de izquierda y jamás con CDC. «Lo han hecho siempre y Oriol Junqueras reeditará un nuevo tripartito», aseguran. Es la actual estrategia del líder de ERC, que está dando un giro social a su discurso y un acercamiento a Podemos o Iniciativa. Vaticinan que «Artur Mas está ciego y no lo ve, el 27-S será su tumba política».

A pesar de la convulsión de la ruptura, Duran quiere mantener lealtad a su socio de más de treinta años. «Dile a Mas que Unió garantiza la estabilidad», le conmina a Espadaler. Así, los acuerdos parlamentarios se mantendrán. En el Parlament de Cataluña hasta las elecciones de septiembre. En el Congreso y el Senado hasta las generales. Y en todos los Ayuntamientos y Diputaciones en virtud de los resultados del 24 de mayo. «Lealtad legislativa por encima de todo», advierte Duran. No obstante, la cúpula de Unió está muy molesta con las formas de CDC. «O sí, o sí, y además en tres días», destacan sobre la posición inamovible de Mas y Convergencia en su camino soberanista. «Ha sido humillante», señala un alto dirigente que participó en las conversaciones y que señala «los malos modos» utilizados.

A partir de aquí, la situación será tensa y complicada. Artur Mas prepara su lista por la independencia sin las siglas de CDC, con personas independientes e, incluso, con los críticos de Unió. La opinión de los democristianos es que Esquerra «se lo comerá por los pies» y aventuran el final de la formación convergente. «Ni Pujol se habría atrevido a tanto», lamentan. Por su parte, Duran Lleida seguirá al frente del grupo parlamentario en el Congreso y se volcará en su plataforma centrista, Construim. Sin embargo, todos son conscientes de que el escenario es muy difícil, aunque mitigado en parte por la proximidad de las elecciones generales. «La legislatura está prácticamente acabada», sentencian. Las heridas son fuertes y las costuras ya imposibles. Treinta y siete años de vida política en común han saltado por los aires ante el empecinamiento de Mas y los suyos en su hoja de ruta por la independencia. «Se carga una Federación que siempre practicó la cultura del pacto desde la Transición», dicen los democristianos. Recuerdan cómo estos últimos meses «han sido un calvario», con sucesivas fricciones, desencuentros entre los socios y enormes ataques a la figura de Duran en los medios audiovisuales controlados por La Generalitat. «Hemos tenido una resistencia numantina, pero hasta aquí hemos llegado», aseguran.

En Unió insisten que lo han intentado, pero fue imposible. El margen de maniobra para la negociación era inexistente. El ultimátum dado por los convergentes inaceptable. Hasta la fecha, Artur Mas y Duran Lleida no han hablado y tampoco ninguno de los dos ha tomado la iniciativa de hacerlo. Según fuentes de Unió, este es el triunfo absoluto de ERC y de las organizaciones independentistas. Los democristianos lo definen gráficamente: «Como en una pareja, los novios de toda la vida ponen fin a su relación».