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¿Y si Papa Nöel odiase a los finlandeses?

Cristina Clemente y Marc Angelet firman «Laponia» comedia que indaga en cómo lidiamos con la mentira

La obra está protagonizada por Roger Coma, con acento finlandés incluído, Meritxell Huertas, Meritxell Calvo y Manel Sans. Foto: Jordi Moras tristany
La obra está protagonizada por Roger Coma, con acento finlandés incluído, Meritxell Huertas, Meritxell Calvo y Manel Sans. Foto: Jordi Moras tristanylarazon

Cristina Clemente y Marc Angelet firman «Laponia» comedia que indaga en cómo lidiamos con la mentira.

Según un estudio de la universidad de Kentucky, el 80 por ciento de los estudios no sirven absolutamente para nada o sus conclusiones acaban siendo revocadas dos años después. No hay que preocuparse, este estudio de Kentucky sólo afirma que no sirve de nada y que sus conclusiones pueden ser revocadas en muy poco tiempo. Vivimos en un mundo sin certezas. No existen. La imposibilidad de la verdad hace que sólo exista la pretensión de certezas, lo que está francamente bien, porque toda pretensión tiene un principio positivo, la intención de alcanzar un objetivo, de dirigir una necesidad, de conseguir un propósito. La pretensión de certezas es genial, porque supone crear un régimen de valores que ordene y conforte dentro del caos en que vivimos, pero lo peligroso es que esto se confunda con certezas mismas. Por ejemplo, hay quien dice la suprema estupidez de que Papa Nöel son los padres. Puede ser, los padres pueden ser lo que quieran, por qué no, pero esto sólo es una pretensión de certeza, no una certeza en si misma. ¿Alguien ha avisado a Papa Noël que no existe? ¡¡No!! Lo único que no existe, como hemos visto, son las certezas.

Todo esto viene a cuento por «Laponia», la nueva comedia de Marc Angelet y Cristina Clemente, obra que reflexiona en cómo lidiamos con la verdad y la mentira y cómo queremos imponer a nuestros hijos nuestras creencias o la falta de ellas. La historia es la siguiente: una pareja catalana viaja a Finlandia a celebrar la Navidad con su hijo de cinco años. Se alojan en la casa de la hermana de la madre, que vive allí con su marido finlandés y su hija, también de cinco años. La excitación es máxima para esta familia que ve cómo va a pasar el día de Navidad a las mismas puertas de la casa de Papa Noél. Sin embargo, nada más llegar, lo primero que le dice la hija del matrimonio finlandés/catalán al ilusionado niño es que Papa Noël no existe, son los padres. El shock hará estragos en estas dos parejas que descubrirán de pronto que conocían muy poco de quienes eran de verdad estas personas. «La anécdota de Papa Noël sirve como mecha para abrir una reflexión en cómo entendemos lo que es verdad y lo que es mentira y cómo convivimos con esas realidades aparentes», aseguró ayer Angelat

La obra quiere enfrentar con toda la ironía y el absurdo del mundo la manera en cómo educamos a nuestros hijos y cómo cada sistema pretende coercitar y condicionar el comportamiento de los pequeños para convertirlos en réplicas del modelo mismo, como si educar fuera una fábrica de manufacturar adultos. «Vemos con cierta idealización lo modernos que son los finlandeses y su sistema de educación, que sólo necesitan tres horas de clase para saberlo todo, y a veces nos despreciamos con demasiada alegría», señaló Clemente.

Porque la pareja finlandesa le dice a su hija desde el día de su nacimiento que Papa Noël son los padres, que el bueno de Santa Claus sólo es un personaje, como en una obra de teatro, donde nada es real. Ellos, dicen, no van a educar a sus hijos en base a mentiras y falsedades. Sin embargo, siguen celebrando la Navidad, así que sí que aceptan esa mentira y falsedad, una contradicción de base bastante tonta y que deja claro que no hay certezas, sólo pretensión de certazas, y que cada cual se agarra a la que le da la gana. Hasta que los finlandeses no digan que los padres no existen, que no hay nada que determine afecto ninguno entre seres humanos, que son sólo una convención social, no dirán nada realmente interesante.

Un gran elenco

Manel Sans y Meritxell Huertas son la pareja catalana y Meritxell Calvo y Roger Coma, que interpeta su personaje con un cuidado y agotador acento finlandés, son sus anfitriones lapones. Los niños nunca aparecen en escena, son voces en off que provocarán todos los desastres en una comedia con estructura de vodevil que ira in crescendo como una bola de nieve hasta un catártico desenlace. «No hemos hecho una tesis, sino que intentamos despertar ciertas preguntas para que los espectadores se vayan a casa buscando su propia perspectiva sobre el tema», dijo Angelet. Quien quiera verlo y reflexionar, tendrá que acercarse, de momento hasta el 17 de febrero, a la Sala 2 del Club Capitol.