Sociedad
Casa Caridad bate récords de asistencia y prevé un lento regreso a los datos precrisis
Reparte 44.000 raciones en el peor trimestre de su historia reciente
«Alguna vez tendremos que tocar techo, ¿no?» El presidente de la Casa Caridad, Antonio Casanova, no pierde la esperanza de que las cosas mejoren, y ello a pesar de datos como los que presentó ayer y que muestran de manera clara la difícil situación que atraviesan miles de personas en la Comunitat Valenciana. Porque esta entidad ha repartido durante el primer trimestre de este año casi 44.000 raciones de comida a mediodía, convirtiéndose éste en el peor dato de su historia más reciente. «No son cifras comparables a las que vivimos en la Guerra Civil o en la posguerra-esta ONG lleva en funcionamiento más de un siglo- Estamos a años luz de esta situación de emergencia, pero sí son las más dramáticas de las últimas décadas».
El número de comensales de su sede central no deja de crecer, pese a la apertura de un nuevo comedor en octubre. Así, la asociación ha entregado unas 38.000 raciones de comida a mediodía en su sede del paseo de la Pechina entre enero y marzo, un 160 por ciento más que en el mismo periodo de 2008. A ellas se suman las distribuidas en el comedor «Santa Cruz de Tenerife», y que preveía que disminuyera el número de personas que acudía diariamente a sus instalaciones centrales.
«Pero los usuarios han ido creciendo a lo largo de los meses al igual que lo ha hecho el número de niños atendidos. Este incremento se debe principalmente a que en los meses de enero a marzo, con mayor número de festividades escolares, aumenta significativamente la presencia de menores. Por ejemplo, el pasado mes de marzo 155 niños comieron en la asociación, 78 de ellos el Jueves Santo.
Según explicó Casanova, las colas de Casa Caridad «son un fiel reflejo de la situación social que vive la ciudad de Valencia». Una realidad que no tiene perspectivas de mejora a corto o medio plazo. «El estado idílico de antes de la crisis no va a volver. Al menos de manera más o menos inmediata. Poco a poco regresaremos a la normalidad, que para nosotros es la demanda que teníamos en la década de los años ochenta o noventa».
Con todo, se muestra moderadamente optimista. «No creo que sigamos creciendo a partir de ahora. Algún día tendremos que llegar al tope, y estamos cerca. Aunque el retorno a cifras más aceptables será más lento que el que se produjo cuando comenzó a empeorar. Ese cambio radical de los años 2007, 2008 y 2009 (...) No hay que ser pesimista ni alarmista. Debemos analizar los datos de manera fría».
Y uno de esos datos que invitan al optimismo viene de la mano de la generosidad de socios, voluntarios y donantes. «Los socios han aumentado un cinco por ciento. Tenemos donaciones de fallas, supermercados, de empresas que celebran sus bodas de oro, de eventos deportivos...El año pasado tuvimos 9.000 apoyos de este tipo. La solidaridad no está reñida con la crisis».
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