Caso Bárcenas

Empresas de Terra Mítica no fabricaban lo que vendieron

Un empleado afirma desconocer que su empresa realizaba mecanismos para riego y niega trabajos en el Parque

La expareja de Muñoz también negó conocer los trabajos en T. Mítica
La expareja de Muñoz también negó conocer los trabajos en T. Míticalarazon

Un empleado de la empresa Mecanizados de Levante declaró ayer que desconocía que su empresa fabricaba mecanismos para riego: «hacíamos adornos para lámparas, tornillitos, la pieza más grande era de 60 (trazando un círculo juntando el índice y el pulgar de ambas manos)», y dijo desconocer que se hicieran piezas para mecanismos de riegos, tal y como figura en algunas facturas presentadas por su empresa. «A mí me daban los dibujos y yo lo fabricaba, nunca oí que se utilizaran para mecanismos de riego». Descartó asimismo que nadie de su empresa hubiera trabajado en el Parque: «ningún compañero salía de la fábrica, éramos cinco». Además, dijo desconocer el nombre de las empresas para las que, teóricamente, habían trabajado.

La Audiencia Provincial de Valencia acogió ayer la vigésima sesión de este juicio, en el que constan 35 acusados por un supuesto fraude superior a los cuatro millones de euros cometido mediante la presentación de facturas falsas.

Mecanizados de Levante figura en el proceso como empresa subcontratada en las obras de construcción del parque, como proveedora de Altos de Carrichal, y entre ambas compañías consta un intercambio de facturas que supuestamente sirvió para justificar pagos por servicios realizados a Terra Mítica.

También declaró la «madre de la hija» del dueño de la empresa, Emilio Muñoz, que estuvo contratada en Mecanizados de Levante como comercial pero que no iba a trabajar y que residía con sus hijos en el chalet de su pareja donde casi diariamente llegaban cartas dirigidas a un buen número de empresas que ella desconocía y que estaban domiciliadas allí.

Dijo que Muñoz entraba y salía de casa siempre con muchos papeles y siempre con dinero en efectivo y que no les dejaba entrar ni a ella ni a sus hijos a la pequeña habitación que hacía de despacho y en la que ordenaba sus papeles y facturas.