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Fabra diseña el Consell de la «inflexión»

Elimina dos Conselleries, con lo que ahorrará un millón de euros, mientras afirma con «prudencia» que hay signos de mejoría económica

Fabra saluda a José Ciscar
Fabra saluda a José Ciscarlarazon

El nuevo Gobierno valenciano está compuesto por ocho Conselleries, dos menos que el Consell que el presidente Alberto Fabra heredó hace año y medio de Francisco Camps. En la remodelación presentada ayer por Fabra, con la que Presidencia afirma que se ahorrará un millón de euros, salen cuatro consellers y entran tres, dos de ellos no están relacionados directamente con el mundo político. Se cubre también la vacante que dejó el exconseller Haciendo, José Manuel Vela, tras su dimisión el pasado viernes.

Fabra ha apostado por reforzar la Conselleria de Bienestar Social, que dirigía Jorge Cabré. Asunción Sánchez Zaplana asumirá su cartera pero sin el área de Justicia, que asumirá la Conselleria de Gobernación en la que continúa Serafín Castellano.

El resto de cambios ya supone una redistribución de competencias, puesto que suprime la Conselleria de Turismo y Cultura y la de Agricultura, Pesca, Agua y Alimentación.

Lola Johnson sale del Consell y sus áreas quedan repartidas entre la Conselleria de Economía, Industria, Turismo y Empleo con Máximo Buch al frente, y la de Educación, dirigida por María José Catalá, quien cambia Cultura por Empleo.

La consellera de Agricultura, Maritina Hernández, es la tercera baja. Su Departamento desaparece como tal y pasa a manos del vicepresidente y portavoz del Consell, José Císcar.

Completa la lista el conseller de Sanidad, Luis Rosado. Su Conselleria la asume Manuel Llombart. Por último, en el lugar del exconseller de Hacienda, José Manuel Vela, entra Juan Carlos Moragues.

Fabra cumple así con una de sus máximas, hacer más con menos y ejecuta la primera reordenación de calado de su equipo en la que deja claro que su prioridad es hacer visible su preocupación por la atención a las personas más vulnerables en esta época de crisis, de ahí que deje una Conselleria dedicada exclusivamente a Bienestar Social. Al mismo tiempo, con este cambio impulsará las áreas en las que la Comunitat ha demostrado que puede crear empleo, la agricultura, la industria y el turismo. La primera la deja en manos de su hombre de confianza, José Císcar, y las otras dos las agrupa bajo el paraguas de empleo.

Ayer aseguró que ha esperado a hacer esta remodelación al momento en el que fuese posible «pasar página» y dejar los recortes atrás. Con «prudencia» aseguró que hay signos que hacen pensar que 2013 será «un año de inflexión».

Los últimos datos del paro han sido buenos para la Comunitat, es la única en la que ha bajado, así como las cifras de producción industrial y creación de empresas. A esto, se añade el compromiso del Gobierno de Rajoy de hacerse cargo de los dificultades de tesorería que acechan a la Generalitat y que obligaban a que el Consell estuviese prácticamente paralizado a expensas del dinero que llegase de Madrid.

Fabra aseguró que tiene «apalabrado» con el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, solucionar los problemas de liquidez. Confía en conseguir hasta 1.900 millones para saldar las deudas pendientes y así elaborar un plan de pagos para que los acreedores del Consell sepan al menos cuando van a cobrar.

Por tanto, el presidente confía en que estos consellers no tengan que asumir la pesada carga de los impagos, y además, tampoco ejecuten más recortes.

Fabra aseguró ayer que la Generalitat ya ha hecho los ajustes necesarios para «poner los mimbres» de una nueva Administración. La reestructuración de las empresas públicas, la creación de la central de compras, la supresión de las trabas burocráticas o la reducción de los gastos superfluos tales como parte de la flota de vehículos oficiales... Son cambios que han ido aparejados a los esfuerzos solicitados a la ciudadanía, especialmente a los trabajadores públicos ,y que Fabra confía en no tener que incrementar. Asegura que, si las «circunstancias» en España no cambian, es decir, si no se produce el rescate, en la Comunitat no habrá que aplicar nuevos recortes. Es más, insistió ayer en que la valenciana será la primera en salir de la crisis, mientras que el resto lo hará «a rebufo» del Gobierno.

Para esta nueva era, el presidente dice haber buscado «a los mejores», a personas con «vocación de servicio público» que aun en estos tiempos que corren «quieren ser políticos».

Al secretario general del PSPV-PSOE, Ximo Puig, le ha sabido a muy poco la remodelación ejecutada ayer por el presidente Fabra. Solicitó su comparecencia en Les Corts para que explique los motivos que le han llevado a realizar los cambios y pidió la retirada de los presupuestos de la Generalitat y la reducción de 147 altos cargos. Afirma que los ciudadanos necesitan, un cambio profundo en unas políticas que vayan encaminadas a recuperar la economía, a salir de la crisis y a mantener el Estado del Bienestar. Para el portavoz del grupo parlamentario Compromís en Les Corts, Enric Morera, se trata «simplemente de cosmética» porque «mantiene las mismas políticas que nos han llevado al desastre». Dijo que «cambia nombres y redistribuye competencias de las Conselleries pero mantiene el 'austericidio', los recortes y la incapacidad de reclamar lo que es justo al Gobierno central». Desde EU, la portavoz en Les Corts, Marga Sanz, aseguró que la remodelación del Consell es «el último cartucho» que le queda al presidente de la Generalitat antes de convocar elecciones anticipadas. Cree que el cambio en el Gobierno valenciano «llega tarde», ya que hace mucho tiempo que está completamente paralizado. En su opinión, lo único que ha hecho Fabra es quitarse de encima a los consellers más molestos por impagos. Como ejemplo, puso el caso del ex titular de Sanidad, Luis Rosado, por el conflicto con las farmacias o el de Justicia, Jorge Cabré, con los dependientes. Para Sanz el modelo del PP está «agotado» e insistió en que Fabra no tiene capacidad política para dirigir el Consell.