Prevención
La obesidad y el tabaquismo dificultan quedarse en estado
La obesidad y el tabaco pueden influir de forma negativa a la hora de concebir un embarazo, en su desarrollo y en la salud del bebé que se está gestando, por lo que aquellas parejas que se hayan marcado en 2014 el reto de ser padres deben tener como primer objetivo bajar de peso y dejar de fumar.
Estudios elaborados por el IVI constatan los «graves perjuicios» del tabaquismo y la obesidad y su impacto durante el embarazo.
«Ambos son negativos para todo, afectan a nivel sistémico a todos los órganos del cuerpo y el aparato reproductivo no puede escapar", aseguró a EFE José Bellver, ginecólogo del IVI Valencia y autor de diversos estudios sobre el impacto del tabaco o el sobrepeso en la salud de los descendientes.
El sobrepeso o la obesidad puede ser una de las dificultades para concebir, ya que las mujeres obesas tienen más trastornos de ovulación y aquellas que ovulan bien, tardan más tiempo en quedarse embarazadas, lo que lleva a muchas a hacer tratamientos de reproducción asistida.
En este sentido, Bellver explicó que se les recomienda que antes de embarazarse o someterse a un tratamiento de reproducción asistida realicen un plan de reducción de peso, ya que el riesgo de complicaciones obstétricas es «tres veces superior en obesas».
Además, según el especialista, aumentan las tasas de aborto y tienen el doble de riesgo de muerte fetal que las mujeres con peso normal y de parto prematuro.
Además, los hijos de madres obesas pueden sufrir trastornos de aprendizaje, hiperactividad, problemas de alimentación como la anorexia o psíquicos, como la esquizofrenia.
Un estudio elaborado por José Bellver demuestra que el sobrepeso no solo tiene consecuencias en la madre, sino también en el desarrollo de la descendencia.
Esto se debe a que las condiciones en el útero materno tienen un efecto sobre la fisiología fetal conocido como «programación fetal», es decir, que el ambiente donde se desarrolla el feto condiciona su desarrollo durante su vida postnatal y adulta.
Así, los hijos de madres con sobrepeso tienen un 40 por ciento más de probabilidades de padecer sobrepeso y obesidad.
La obesidad en los hombres también afecta a su calidad seminal y tienen menos posibilidades de conseguir un embarazo que los varones con normopeso.
En otro estudio, en el que también ha participado Sergio Soares, director de la Clínica IVI Lisboa, concluye que las madres que fuman más de diez cigarros al día durante el embarazo pueden provocar infertilidad en el niño en el futuro, pues se puede reducir la concentración de su esperma de entre el 20 y el 40 por ciento.
En el caso de que el bebé sea niña, el problema que puede ocasionar el consumo de tabaco en su futuro es una reserva limitada de ovocitos y subfecundidad.
Aunque el tabaco está contraindicado en cualquier momento de la gestación, el periodo más crítico se concentra durante el segundo y tercer trimestre, momento en el que se produce el desarrollo neuronal del bebé.
En este sentido, estudios realizados en grupos de niños de 10 años demostraron que los pequeños cuyas madres fumaron durante este periodo gestacional presentaban irritabilidad, falta de atención y reducida respuesta a estímulos auditivos, así como retraso en el lenguaje en comparación con otros niños no expuestos al tabaco en su etapa prenatal.
Además, estos bebés pueden tener en el futuro problemas escolares, más tendencias psicóticas en edad adulta o comportamientos antisociales.
Según Bellver, las mujeres embarazadas y las parejas en edad reproductiva «deberían abstenerse» del tabaquismo y de la exposición a la nicotina.