Valencia
«Las Fallas se han ido mucho a la noche y se han perdido tradiciones»
A un mes de la gran semana de la capital, Pere Fuset habla de sus planes para convertir las Fallas en algo más que unas fiestas asociadas a la juerga.
A un mes de la gran semana de la capital, Pere Fuset, concejal de Cultura Popular y Fiesta del Ayuntamiento de Valencia, habla de sus planes para convertir las Fallas en algo más que unas fiestas asociadas a la juerga.
-Algunas fallas no están muy contentas con la peatonalización del entorno de la Lonja. ¿Se ha intervenido con precipitación?
-Precipitación, ninguna; llegamos muy tarde a la hora de peatonalizar esa plaza.
-¿Cómo se concretará al acceso al balcón de la Plaza del Ayuntamiento durante las mascletás?
- Hemos recortado las entradas por enchufe. Nuestra intención es que las fallas puedan subir al balcón, aunque no sean todas el mismo año, y para ello haremos un sorteo, aunque todavía estamos ultimando con qué y cuánta gente, cuántos días...
-¿A quién le gustaría invitar?
-A mí, el perfil de los invitados de honor de años anteriores no me acaba de gustar. No es el que se merecen las Fallas.
-¿La controversia con Lo Rat Penat por el Libro Fallero evidencia que no ha muerto el conflicto lingüístico?
-Ese conflicto está resuelto en las escuelas y en los medios de comunicación que emplean la misma normativa. También está resuelto por el mismo Estatuto de Autonomía, por tanto, cuestionar la normativa de la Academia es cuestionar el propio Estatuto. Es normal que haya gente que no pueda estar conforme con eso, como con otras partes del Estatuto, pero se equivocarían de ventanilla si trataran de trasladar ese debate a las Fallas y no al lugar procedente. Las comisiones tienen libertad para utilizar la normativa con la que estén de acuerdo.
-A muchos ciudadanos les preocupa la conciliación entre la fiesta y el descanso vecinal. ¿Hay esperanzas de que algún día se resuelva este problema?
-Primero, hay que acabar con la trinchera falsa entre falleros y vecinos, porque todos somos vecinos. Las carpas son una de las mayores molestias, pero vamos a avanzar para que sólo estén en la semana fallera. También hay que explicar que las Fallas siempre van a generar molestias, porque lo invaden todo, pero son un motor económico social y cultural de primer orden.
-¿Considera que las cuatro de la madrugada es una hora razonable para terminar una verbena?
-Seguramente habrá diversas opiniones al respecto, lo que sí se sabe es que es un acuerdo entre fallas y asociaciones de vecinos que, a día de hoy, continúa vigente. Yo soy partidario de que, de cara al futuro, pensemos en diferenciar, en dar más fiesta los días vísperas de festivos (por ejemplo, que puedan estar abiertas hasta las cinco de la madrugada), y que esto sea reequilibrado sobre los demás días (si el día siguiente es laborable, que acaben a las tres).
-¿Se considera objetivo en este sentido teniendo en cuenta que ha sido «DJ» de su falla?
-Mi objetivo es ser el presidente de la Junta Central Fallera, pero también el concejal de Fiestas, y como he dicho antes, quiero que todos podamos disfrutar de esta fiesta. Vivo encima de dos casales, sé también lo que es la molestia que los propios colectivos pueden generar, pero no necesariamente siempre son los falleros. Los que beben demasiado y orinan donde no deben no son los falleros, que tienen el casal para hacerlo.
-La mala imagen que se asocia en ocasiones a las Fallas ¿puede perjudicar a su candidatura como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco?
-No estoy dispuesto a que las fiestas sean vistas como un problema y no como una oportunidad. Creo que la fiesta se ha ido mucho a la noche, y que por culpa de ello se han perdido muchos actos tradicionales.
-¿Está sobre la mesa celebrar San José siempre en domingo?
-No, y no creo que lo tengan ni los propios hosteleros, ni los falleros, ni las asociaciones de vecinos... Creo que ese debate cuando se hizo, se hizo mal.
-¿Por qué criterios está guiado para considerar que un acto religioso merece representación institucional?
-La barrera entre lo cultural y lo religioso es muy difusa. Yo no voy a acudir a los actos litúrgicos. Para mí lo importante no es dónde estar, sino cómo estar. No creo que tenga que ostentar una representación política en actos confesionales, porque entonces debería ir a todos. Precisamente estarían los litúrgicos ofendidos por mi presencia, o los mismos ateos. Los políticos no estamos para disputarles los pétalos y los aplausos a los santos como ocurrió durante el anterior Gobierno. Donde participe el pueblo, allí estaré. Lo dice Cristo en el Evangelio, «A Dios lo que es de Dios y al César, lo que es del César»; yo en este caso soy del César y trataré de cumplir con lo mío.
-Este año se pagarán 500 euros más por cada mascletá, pero no son suficientes para contentar a los pirotécnicos.
-Vamos a trabajar intensamente el tema de patrocinios, pero está costando porque nunca antes se había intentado. Hay marcas multinacionales muy importantes en esta fiesta que están aportando seis mil euros. No voy a dar nombres.
-¿Se ha barajado la opción de tirar menos mascletás pero mejores?
-No, nunca. Además, eso es una de las trolas que la derecha mediática y social ha explotado mucho. Toda la legislatura hemos tenido que explicar lo que no íbamos a hacer. Es posible que haya gente que piense que puede ser positivo recortarlas, pero el impacto económico que tiene una mascletá... Por cada euro de cada «masclet», ¿cuántos pinchos de tortilla o cervezas se sirven en el centro? Es un retorno para la economía local espectacular, por tanto es una inversión muy rentable. En Fallas, aunque parezca mentira, no se quema dinero.
-¿El «bou embolat» tiene los días contados?
-Primero, decir que la Concejalía de Fiestas no tiene la más mínima capacidad decisoria al respecto, por tanto, mi opinión es secundaria. Lo que pasa es que hay fórmulas; la sociedad va avanzando al igual que su mentalidad y lo que antes se veía como unos cuernos y fuego, ahora es una vida animal. Pero también creo que lo mejor no es dar grandes titulares al respecto, porque esto puede producir el efecto contrario. Además en Valencia no hay una tradición muy arraigada, tan sólo en tres o cuatro pedanías.
-Ese titular fue dado por el mismo alcalde...
-A mí, particularmente, no me parece que sea lo mismo los «bous» de plaza que els «bous al carrer», y «els bous al carrer» que el «embolat». Hay maltratos animales que son más fuertes y evidentes. ¿Qué hay que hacer? Voy a ser respetuoso con mis compañeros a los que les corresponde tomar esas decisiones.
-En los últimos días hemos podido comprobar desavenencias entre los miembros del Gobierno. ¿Se acabó la luna de miel en el tripartito?
-Continuamos de luna de miel y de crucero. Es verdad que es mucho más fácil gobernar con la mayoría absoluta que con tres fuerzas que hayan pactado. Son riesgos que hay que asumir, pero no he asistido a una sola reunión tensa entre todos los portavoces y los conflictos que han podido surgir, que son siempre diferencias entre nosotros, se han salvado siempre de la mejor manera, incluso cuando la prensa los ha explotado.
-¿Qué comparte con Rita Barberá, además del cumpleaños?
-El objetivo de poner a Valencia en el mapa. Lo que pasa es que los medios son muy diferentes. Hay que reconocerle a Rita que se identificó con esa causa. El problema fue a costa de qué lo hizo; a costa de poner grandes eventos artificiales para la ciudad que han sido muy ruinosos y una oportunidad de negocio y de corrupción, y yo quiero hacerlo con cosas que son nuestro gran evento natural y genuino, que son las Fallas. ¿Qué mejor manera de estar en el mapa que ser cómo somos?
-¿Cree que, tras destaparse la presunta trama de corrupción, el grupo municipal popular está tocado y hundido?
-El PP está tocado y hundido, que no la derecha ni su espacio ideológico, obviamente, al que tengo máximo respeto. Estaban llevando una estrategia la oposición en la cual creo que no habían demostrado haber sacado la moraleja de las últimas elecciones. Estaban en «shock» y, además, muy histriónicos, sobreactuando mucho en cuestiones emocionales y simbólicas, porque de la gestión hablaban bien poco. También espero que hagan una lectura profunda, creo que les toca chupar banquillo y eso va bien para regenerarse.
-¿Pero cuál es el futuro desde el punto de vista legal?
-Existen muchos escenarios posibles, pero no me imagino a algunos aferrándose al acta si son imputados. Pero, de unos espero más que de otros.
-Usted es muy activo en las redes y se dice que, en Twitter, hay dos tipos de personas, las que han metido la pata y las que la van a meter, ¿en qué grupo está?
-En los dos (ríe). Creo que las redes sociales son una herramienta muy válida para interactuar.
-¿Ha borrado algún tuit que pudiera perjudicarle?
-No y seguro que alguno me habrá podido perjudicar. Para mí las redes sociales siempre han sido muy importantes y siempre he tendido a hacer el mejor uso posible y responsable. Ahora posiblemente hay algunas cosas en las que me debo morder la lengua. No me puedo expresar con la misma rapidez con la que lo hacía antes. Pero no, no he borrado nada. Hay una frase de Risto Mejide que para mí tiene un gran significado, que es: «Si cuando acabas de hablar, nadie se ha ofendido por lo que has dicho, es que no has dicho nada».
-Como portavoz, ¿con quién disfruta más debatiendo?
-Hay un morbo especial con Félix Crespo. No fue un mal concejal de fiestas, le tuve cierto respeto, pero creo que ahora se ha convertido en otra cosa. Yo creo que él se siente muy incómodo en la oposición. No es que yo disfrute discutiendo con él, pero es con el que más me toca.
- ¿Se le han quitado las ganas de ser mago?
-Sí, yo de pequeño quería ser mago (ríe). Ahora me ha tocado ser un poco de todo. Hay veces que me toca ser domador de fieras, otras, director de la pista, otras, equilibrista... y supongo que habrá alguna gente que también pensará que soy un poco payaso, cosa que tampoco me importa (vuelve a reír).
El perfil: Un edil frente a su primer gran examen
De su pasado como «community manager» le queda la vena polemista y de su época de pinchadiscos, la pasión por la fiesta y la música. Es un concejal de festejos atípico que funambulea sobre la línea que separa lo tradicional y lo innovador, mirando al precipicio de la opinión pública sin más red que la seguridad en sí mismo. Fuset, edil de titulares, oposita para el examen de sus primeras Fallas, la gran reválida de Valencia.
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