Salud

Los costes de la ansiedad

Un enorme gasto en ansiolíticos y antidepresivos, un sistema sanitario público que no llega a cubrir las necesidades, miles de bajas laborales cada año... La sociedad paga un alto precio por el estrés y la depresión.

El aislamiento involuntario puede causar estrés. Entre un diez y un quince por ciento de las personas que atraviesan por una situación como esta pueden desarrollar estrés postraumático
El aislamiento involuntario puede causar estrés. Entre un diez y un quince por ciento de las personas que atraviesan por una situación como esta pueden desarrollar estrés postraumáticolarazon

El diez por ciento de ustedes sufrirá un ataque de pánico a lo largo de su vida. La gran mayoría lo superarán, el resto, el 2,1 por ciento de la población, repetirá episodios y verá cómo la ansiedad se convierte en una enfermedad crónica. De ellos, la mitad padecerán, además, agorafobia. Lo dice la estadística y la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS). Su presidente, Antonio Cano, alerta de una epidemia que afecta no solo a casi un millón de españoles, sino de que su coste social - bajas por depresión, gasto farmacéutico, riesgo para la seguridad vial (por el consumo de sedantes)- puede llegar a ser inasumible para las arcas públicas (23.000 millones de euros nos cuesta cada año la depresión, el 2,2 por ciento del PIB nacional).

«España es el segundo país en consumo de tranquilizantes, y eso no es motivo de orgullo. Creemos que una pastilla soluciona casi cualquier problema, pero no es así. La terapia puede hacer mucho más en unas cuantas sesiones que años de tratamiento farmacológico».

Asegura al respecto que con los nuevos tratamientos psicológicos del pánico y la agorafobia, en siete sesiones se recupera al 70 por ciento de los casos. Así lo afirmó en la charla que impartió en el Colegio Oficial de Psicólogos de Valencia, donde se dieron a conocer los resultados preliminares del Proyecto PsicAP (Psicología en Atención Primaria). Esta investigación ha demostrado que ante casos de ansiedad, estrés o depresión, el tratamiento psicológico es cuatro veces más eficaz que el que habitualmente se lleva a cabo en Atención Primaria, aunque este ensayo clínico también ha hecho visibles las dificultades para acceder al tratamiento psicológico en la población con problemas emocionales (el sistema sanitario público español cuenta con cinco psicólogos por cada 100.000 habitantes, cuando la media europea es de 20).

Y esto es solo el principio. «Los problemas emocionales van en aumento. Las economías occidentales no van a poder con la carga de esta plaga si no se toman las medidas adecuadas».

Cano explica el origen del ansioso: el perfeccionismo. «Son personas que intentan controlarlo todo, nerviosas. Experimentan reactividad fisiológica en forma de taquicardia, rubor, palpitaciones, ahogos, mareos o despersonalización, y como le dan mucha importancia a los síntomas, se convierten en hipervigilantes, lo que al final les lleva a provocarse ellos mismo, y de manera inconsciente, esos mismos síntomas». Y vuelta a empezar. Ese es el círculo de la ansiedad.

Ellas lo conocen mejor que ellos (la proporción de casos es de dos a uno) y si son jóvenes ya tienen un doble factor de riesgo (de los 18 a 45 es la edad en la que se suelen dar más episodios). Si a ello se suma el tabaquismo o el consumo de hachís, el peligro se dispara (los que fuman tabaco u otro tipo de sustancias tienen 14 veces más de posibilidades, es decir un 1.400 por ciento más, de sufrir un ataque).

El problema radica en que hoy en día «queremos abarcar demasiado, pero nuestro cuerpo y nuestros recursos tienen un límite. Existe mucha oferta, mucha demanda...», algo que no ocurría en época de nuestros padres, así que esta generación y la siguiente están condenadas a convivir con la ansiedad, el estrés y la depresión si no se pone remedio. ¿La mejor herramienta para combatirlo? «La información y aceptar nuestras limitaciones». Nadie es perfecto, pretender lo contrario es ingenuo y peligroso.