Ximo Puig
Puig admite que quitar el copago y abrir RTVV era inviable en 100 días
Confiesa que lo peor de los primeros meses ha sido la «ansiedad» por no poder acelerar cuestiones
La peor sensación que ha tenido el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, durante sus primeros cien días de gobierno ha sido la «ansiedad» por no poder acelerar cuestiones como la eliminación del copago o la puesta en marcha de RTVV. En un balance realizado a Efe, defiende que en este tiempo el Consell se ha dedicado a dedicado a situar el «nuevo imaginario valenciano» en los valores que siempre le han distinguido, «esfuerzo, trabajo y honradez», y a intentar alejar el mal sueño de la corrupción, para que la Comunitat vuelva a la primera línea por temas importantes.
Confiesa haber chocado con el «marasmo burocrático» de la Administración y aboga por «resetearla» para que haya controles, pero no tantos para que, aún teniendo recursos, no se puedan ejecutar.
En el ámbito simbólico, considera que la acción más importante desde su investidura fue su primera llamada, la que hizo a la presidenta de la Asociación de Víctimas del Metro para «pedirle perdón por cómo les había fallado la Generalitat».
Reprocha al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que haya llevado más allá de lo razonable la convocatoria electoral y haya declarado estos meses finales de legislatura como «tiempo basura en que no se puede hablar» de financiación.
Insiste en que tiene que sentarse a hablar con la Comunitat Valenciana para solucionar el problema, para quien la solución pasa por una financiación constitucional que atienda a la equidad de los españoles, una reestructuración de la deuda y la mayor inversión del Estado.
Según Puig, el problema territorial de España no es solo el problema de Cataluña, es la falta de equidad que existe entre los españoles, y es un problema que solucionar, a su juicio, con una reforma que garantice la singularidad de regiones y nacionalidades y lo combine con la igualdad entre ciudadanos.
Respecto al papel de la oposición, asegura que no le ha dado tregua, «desde el minuto cero, incluso antes de formar Gobierno», y tras defender el papel que tiene para la existencia de la democracia, considera que la valenciana es «manifiestamente imprudente».
Así, recrimina al anterior Consell el «cóctel de mala gestión, no ubicación en la agenda de las prioridades, la corrupción y la mala financiación», que hacen inviable la Generalitat.
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