Comunitat Valenciana

«Si sigue la política de 'no' gestión forestal habrá megaincendios de 100.000 hectáreas»

Fernando Pradells, presidente de la Plataforma Forestal Valenciana

Mer
Merlarazon

Fernando Pradells, presidente de la Plataforma Forestal Valenciana

Qué debe haber en la política de prevención?

Para que sea creíble se debe trabajar a largo plazo y no es lo que vemos, independientemente del Gobierno que esté. Ocurre desde que se produjeron las transferencias a las comunidades autónomas en esta materia. Se ha quitado protagonismo a las sociedades rurales. Esto se traduce en que la Administración se gasta más dinero en extinción. 100 millones son para extinción y menos de diez a la prevención. Debería ser al contrario. De nada sirven los buenos medios si el monte no está bien cuidado. El resultado es que hemos vivido el peor periodo de incendios forestales desde que se tienen datos.

-La falta de inversión se justifica muchas veces por la asfixia presupuestaria.

-No significa más dinero público, sino dejar trabajar a la gente del mundo rural. ¿Cuánto vale que el monte esté en buenas condiciones para que recargue acuíferos y se pierda la menor cantidad de agua posible y no se vaya al mar?. ¿O la conservación de la biodiversidad o el paisaje?. Vale mucho pero nadie le pone un precio. Al principio de legislatura la Conselleria de Medio Ambiente nos dijo que una de sus prioridades sería establecer un pago por servicios ambientales, pero seguimos esperando. El mecanismo legislativo está, pero no hay voluntad política para aplicarlo. La actividad forestal es rentable si hay medidas legislativas oportunas.

-Si son tantos los beneficios, ¿por qué todas las Administraciones son tan reacias a dejar hacer a los propietarios gestión forestal?

-El sector forestal puede que sea el más intervenido que existe porque tiene un exceso legislativo enorme en materia de mal entendida protección ambiental. Somos una de las regiones más protegidas de Europa, más del 80 por ciento del suelo forestal está bajo alguna figura de protección. Si lo protegemos todo, ¿dónde está la excepcionalidad que se le supone a los espacios protegidos? En lugar de proteger a la sociedad rural, se ha limitado su actividad que es la que ha propiciado que ese espacio llegue en buenas condiciones hasta nuestros días. Eso se transforma en desaliento, desasosiego y abandono. En nuestro monte Mediterráneo o gestionamos nosotros el abandono o lo gestiona el fuego.

-Entonces es un problema de los políticos...

-Nos hace falta alguien que sepa del mundo rural, que sepa cómo encajar el maremagnum legislativo para adaptarlo a las oportunidades que nos brinda Europa: el empoderamiento de la sociedad rural, que puedan decidir qué hacer con sus recursos y todo orientado a la bioeconomía, que es la transición de derivados del petróleo hacia productos naturales como sustitutos. Ejemplo, madera para la bioconstrucción. Bien tratados, nuestros montes son perfectos para ir sustituyendo el cemento y el hormigón por la madera, sacar astillas para calefacción, ganadería extensiva, resinas naturales, apicultura, plantas naturales y aromáticas... Lograr sustitutos derivados de productos sintéticos y del petróleo.

-¿Se han puesto medidas para cumplir con este objetivo?

-Al contrario. Lo último que se está planteando es prohibir a los Ayuntamientos de manera genérica aprovechar su madera por una supuesta mejora ambiental que no está reconocida a nivel científico en ningún lado. La justificación que dan es que los ecosistemas deben evolucionar a etapas maduras. Se llega a decir que el pino es malo y la encina es buena. El bosque es biodiverso y caben todos. Según sus teorías si no se gestiona el monte todo evoluciona hacia una especie de nirvana forestal donde todo el mundo será feliz. Es todo lo contrario. Cuanto más abandonado está el monte más carga combustible almacena y cuando viene el incendio es más difícil de apagar. Esa es la realidad.

-¿El cambio de Gobierno con un equipo ecologista ha beneficiado a la gestión forestal?

-De ninguna manera. Ha sido más de lo mismo. Son políticos que no saben de bioeconomía, de gestión forestal, de conservación de la naturaleza. Eso no es lo peor, puesto que nadie puede saber de todo. El problema es que se guían por la pseudociencia, como si nos asesorásemos por curanderos y no por médicos. Lo basan en ideología y no en ciencia. Para la Plataforma Forestal este Gobierno podrá decirse del Botànic, pero ecologista no es. Para nosotros ser ecologista es apoyar la transición energética, ir dejando de usar derivados del petróleo... Si pones trabas a la promoción de un producto como la madera, ¿cómo la sustituyes? Por plástico, diésel o por hormigón. Bienvenido al ecologismo.

-¿Ha habido cambio en el Presupuesto?

-Es irrisorio y además, luego siempre cambian partidas. Este año hay una línea positiva para que los Ayuntamientos puedan redactar sus planes locales de prevención de incendios forestales. En cualquier caso, es coyuntural porque no es de la Generalitat, sino de Europa y hay que gastarlo. Se negociaron con el Gobierno anterior.

-¿Cómo es su relación con la Conselleria de Medio Ambiente?

-Siempre ha habido buenas palabras, pero no hemos tenido actos a favor del mundo forestal. Se habían iniciado planes de ordenación de montes que generaban muchos puestos de trabajo en municipios rurales y la directriz fue cargárselos para contentar a cierto «lobby» minoritario muy elitista y localista que no vive en el mundo rural, sino aquí en el centro de Valencia. Dejó a decenas de familias en el paro. Era la primera oportunidad después de 30 años de volver a gestionar el monte. Hay muchos proyectos paralizados a nivel local por el temor a ser estigmatizados.

-¿Para qué sirve declarar Parque Natural un espacio?

-Hay un mal entendido proteccionismo. En teoría los pagos por servicios ambientales deberían ser el mecanismo de compensación fundamental de su declaración, pero no es así. Ahora mismo son un compendio de limitaciones publicadas en un Diario Oficial y poco mas. Se dice a los pueblos que es para conservar y promocionar el turismo rural, pero para eso bastaría una marca de calidad turística. Hay dos estudios muy potentes que cifran que la no gestión forestal aumenta hasta un 60 por ciento el riesgo de gran incendio forestal. En Espadán el día que se inicie un incendio y venga de Poniente podrán arder 100.000 hectáreas perfectamente. Si se sigue con la no gestión forestal habrá megaincendios, como nos dicen los expertos, de más de 100.000 hectáreas. Están perfectamente definidos dónde se van a producir. ¿Y eso no es una prioridad para la Conselleria? ¿Hasta qué punto tiene responsabilidad la inacción? Te están diciendo que en determinadas condiciones meteorológicas cuando se prenda fuego en Teruel, se apagará en Castellón de la Plana, o en Ayora y se apagará en Jativa, en el Rincón de Ademuz a Llíria.

Tampoco se tiene en cuenta el dióxido de carbono que emite a la atmósfera un incendio. Un estudio del profesor José Vicente Oliver estima que los grandes incendios de 2012 en Cortés de Pallás y Andilla emitieron a la atmósfera más CO2 que todo el sector industrial y de consumo de transporte de la Comunitat en un año. En tres días emitimos más dióxido de carbono que toda la actividad económica de un año. ¿Y que no se ponga remedio a eso?

-¿Hace falta gastar dinero en campañas de concienciación?

-La de STOP al Foc estuvo bien, aunque la sociedad está cada vez más concienciada y no creo que haga falta lanzar más mensajes alarmistas. El pirómano va a estar siempre porque es un enfermo. Hay que educar en las bondades de la gestión. La actividad agroforestal es el mejor cortafuegos que existe y además en estos bordes es donde hay más biodiversidad. Esto se preserva fijando a la población y dándole la oportunidad para vivir allí. Todas esas campañas deberían ir orientadas a eso.

-¿Qué país pondría como ejemplo en gestión forestal?

-Este Gobierno, en materia ambiental, pone de ejemplo a los nórdicos. Puede aplicar la misma política. No la misma técnica porque nada tiene que ver el monte de Finlandia con el mediterráneo, pero sí en la estrategia de bioeconomía o gestión de los recursos naturales renovables. Las mejores zonas forestales están donde ha habido una gestión histórica de sus propietarios. También hay ejemplos en España como la serranía de Cuenca o los pinares de los Picos de Urbión.