Agricultura

Sustrato de coco en lugar de tierra y chinches contra las plagas

Un agricultor ilicitano de 39 años innova en sus cultivos

Alicante- La apuesta por la innovación ha llevado a un agricultor ilicitano a sustituir la tierra por sustrato de coco, controlar el riego y el abono de sus cultivo por ordenador, e introducir chinches en sus plantaciones para combatir las plagas.

«Me gusta estar a la última y entiendo que es el camino a seguir para consolidar el trabajo», afirmó Adolfo Pérez, de 39 años, cuya vinculación con la agricultura se remonta desde su juventud.

Sus cultivos, tradicionales donde los haya, como alcachofas, coliflor, granado, tomates y pimientos, han encontrado en la tecnología y en las ideas de su cuidador sus mejores aliados.

Según explicó, un buen día decidió introducir la hidroponía -la sustitución de la tierra por soluciones minerales- en sus cultivos, pero al mismo tiempo optó por cambiar estas últimas por «sustratos de coco, aislados del suelo».

«Con esta técnica se mejora la dureza y el sabor del tomate, por ejemplo», apuntó Pérez.

Además, el riego de estos cultivos hidropónicos, que ocupan una superficie de 5.500 metros cuadrados en invernadero, está informatizado. Mediante un programa de ordenador abastece de agua a las plantas, lo que permite un control automatizado de la conductividad y el ph, y mediante sensores vigila la necesidades de abono y el drenaje.

Enamorado y defensor del medioambiente, Adolfo también ha decidido aplicar tratamientos biológicos para combatir las principales plagas en vez de utilizar productos químicos.

Para ello, este agricultor ilicitano, en función de la plaga que pueda afectar a sus cultivos, usa depredadores naturales, como los ácaros y los chinches, «para devorar a los bichos malos».

Su próximo objetivo, según desveló, será ampliar el cultivo hidropónico a un mayor número de invernaderos, «pero eso será en un futuro, pues ahora no es el momento de llevarlo a cabo debido a la crisis». Para este agricultor los costes de producción cada vez son más elevados con el aumento del precio del plástico, los fertilizantes o el gasóleo, por lo que resulta más difícil conseguir un precio «razonable».