Sexo
Una generación vitrificada
Las nuevas técnicas aplicadas a la reproducción asistida mejoran la calidad de los óvulos y embriones para su uso futuro
VALENCIA-El retraso de la maternidad, un tratamiento oncológico, la donación altruista o esperar a mejores tiempos, son las principales causas que llevan a las mujeres a congelar sus óvulos. La demanda de estos servicios se mantiene estable en los últimos años a pesar de la crisis, o precisamente por ella, pero lo que sí ha crecido es la eficacia de los sistemas que preservan ovocitos y embriones para un futuro más optimista.
La directora del laboratorio de fecundación «in vitro» del Instituto Crea de Valencia, Minerva Ferrer, explica que la nueva técnica de vitrificación mantiene a óvulos y embriones en perfectas condiciones y, además, durante décadas y sin que los niños que nacen a partir de ellos presenten diferencia alguna, ni de peso, ni de talla respecto a los de concepciones más tradicionales.
Hablamos de un proceso que se inicia con la extracción de un óvulo maduro -si se fecunda da origen al embrión-. «Cada caso es distinto y cada paciente se trata de manera individual», responde ante la pregunta de qué número de ovocitos es recomendable o se suelen conservar. No obstante, es «de sentido común» pensar y recomendar que sean más de uno. Insiste, sin embargo, en que depende de cada historial médico, pues no es lo mismo si se trata de una «congelación social» -la que se decide por motivos, por ejemplo, laborables; que las pacientes enfermas de cáncer que, tras la quimioterapia desean ser madres; o las que van a donar para que mujeres desconocidas cumplan su sueño de maternidad.
Una vez obtenidos (óvulos o embriones) se procede a su vitrificación (una congelación ultrarrápida que evita que se formen cristales de hielo en la célula y evita que sufran daños). Se introducen en un soporte especial y se almacenan en un tanque de nitrógeno líquido a una temperatura de menos 198 grados centígrados, donde pueden llegar a permanecer hasta décadas. Para que nada interrumpa la congelación, los depósitos cuentan, además del personal encargado de vigilar los recipientes, con su propio generador de electricidad y un sistema de alarma que alerta de posibles alteraciones de temperatura.
Todo el proceso está bajo control y eso les da seguridad a las pacientes, aclara la responsable del laboratorio de fecundación. Tanto es así, que el seguimiento de los óvulos y embriones por parte de las donantes es permanente. «Se informan antes, durante y después del proceso. El contacto no acaba con la vitrificación y la guardia y custodia.
Y ello pese a que la legislación española establece de forma clara el futuro de los embriones -los óvulos no son objeto de polémica, pues no tienen potencial reproductivo por sí solos-. Solamente podrán conservarse para uso propio, donación a otras mujeres o uso con fines de investigación médica.
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