Política

Tetuán

Anarquistas , el brazo duro de los grupos antisistema

La Razón
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Madrid- La detención del presunto responsable del ataque a la sede de Izquierda Unida ha servido para poner fin a la «operación Budo». Con ella, la Policía Nacional da un nuevo golpe al entramado anarquista de la capital. Según especialistas policiales, estos movimientos representan un serio peligro para la seguridad, tal y como demuestras las numerosas acciones delictivas perpetradas por sus integrantes. En el entorno de estos movimientos destacan conocidos anarquistas como Tamara Hernández. Esta activista fue condenada a 16 años de prisión –posteriormente se conformó con una pena de 8 años– como responsable de un delito de asesinato en grado de tentativa. Había enviado un paquete bomba desde una oficina de Correos, con la ayuda de otro anarquista, al objetivo del ataque. También dentro de las operaciones policiales contra este mundo, cabe destacar la detención en 2011 de José L. M. después de que éste cometiera un total de 33 acciones delictivas. Tres de estas actuaciones consistieron en ataques a distintas sedes de Izquierda Unida, el incendio de algunos vehículos además de la colocación de un artefacto explosivo en el edificio de la Junta Municipal del distrito de Tetuán. Según los investigadores, el anarquismo en Madrid se estructura a partir de grupos de afinidad reducida, pero que, sin embargo, destacan por el espíritu de solidaridad entre estos grupúsculos, lo que permite que se presten asistencia y apoyo y se cubran cuando sea necesario. La falta de un domicilio fijo para estos grupos y su gran movilidad complican las labores de control sobre ellos. Del mismo modo, fuentes policiales confirman haber constatado que entramado anarquista, o al menos su núcleo duro, presenta una gran animadversión hacia colectivos comunistas o integrados en la extrema izquierda antifascista. Y de hecho, aunque actualmente son los movimientos antifascistas los más activos por su participación en manifestaciones, la Policía considera mayor la amenaza que representan los anarquistas como potenciales autores de actos de gran peligrosidad e incluso de acciones terroristas.