Política

Candidatos en casilla de salida

La Razón
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Podría parecer que dos años son mucho, pero para los partidos son el tiempo que pasa desde el ecuador de la legislatura hasta las siguientes elecciones. Y eso significa que, aunque sean reacios a admitirlo, comienza su periodo electoral. La actividad hacia el exterior es la misma, pero a nivel interno los movimientos, guiños y gestos, sobre todo entre candidatos, candidatables y aspirantes, comienzan a cobrar importancia.

En esta carrera hasta 2015, año de las siguientes elecciones autonómicas y municipales, Ignacio González fue el primero, ayer, en dar un paso adelante. El presidente de la Comunidad y secretario general del PP en Madrid declaró en una entrevista a la cadena «Cope» que le gustaría ser candidato a la presidencia del Gobierno regional en los próximos comicios. En los ocho meses que lleva al frente de la Comunidad, González se ha reivindicado no sólo a ojos del Gobierno regional y de los alcaldes y protavoces municipales, también a ojos de Génova, que valora cómo ha superado con nota un ajuste del déficit sin precedentes en la Comunidad; y sobre todo, cómo ha sabido mantener una posición equilibrada tanto en la «batalla» de los barones contra el déficit diferenciado, como frente a los mensajes –no siempre cómodos– de la presidenta del partido y antecesora, Esperanza Aguirre.

Su buena relación con María Dolores de Cospedal y su trabajo –junto a Aguirre y el resto de consejeros regionales– en las sedes de los municipios, donde en estos meses se han celebrado asambleas para ratificar (en la mayoría de los casos) a los líderes municipales, despejan dudas sobre su futuro como cabeza de cartel en 2015.

La que aún no ha desvelado su intención de ser la candidata del PP en el Ayuntamiento de Madrid es Ana Botella. Quienes la conocen afirman que dice lo mismo en público que en privado: «Sólo estoy para trabajar», insiste a quien le pregunta. «Hablar sobre las elecciones de dentro de dos años es un ejercicio de "política-ficción"totalmente estéril», añade su círculo. En su entorno la respuesta a la pregunta de si seguirá y sobre los rumores que apuntan a posibles sucesoras es todavía más contundente: «No se puede suceder a quien no se ha ido. Y quien está demostrando su trabajo de alcaldesa día a día es Botella».

A nadie le es indiferente que el próximo 7 de septiembre será clave para la regidora. Si Madrid logra los Juegos Olímpicos, Botella puede tener el pasaporte para 2015. Aunque si decide no continuar con el proyecto iniciado en 2011, cuando sucedió a Gallardón, la capital se convertirá en una «perita en dulce» para cualquier político con ganas de proyección. Ante este escenario, sus correligionarios recuerdan que tradicionalmente los alcaldes que logran los Juegos repiten y, además, «hay que estar a las duras y a las maduras, y ya me gustaría ver a las precandidatas lidiando con una situación tan complicada como la que hay ahora mismo», añaden.

En el PSM, los deseos de Tomás Gómez de buscar protagonismo en los debates políticos nacionales podrían terminar jugándole una mala pasada. Como líder de una formación convulsa y habituado a salir victorioso de sus luchas internas –Trinidad Jiménez y Sánchez Acera fueron sus rivales–, Gómez ha hecho de la oposición a Rubalcaba su palanca para dar el salto a la arena nacional. Por si elllo finalmente se produce, su fiel escudera, Maru Menéndez, ya ha comenzado desde hace meses a allanar su camino como eventual heredera de Gómez. En su papel de secretaria de Organización «hiperactiva», ha reforzado su presencia en agrupaciones sensibles para el socialismo madrileño –como Fuenlabrada, Alcorcón y Parla– ha buscado cohesionar el partido y el grupo parlamentario y no ha ahorrado en guiños a Ferraz, devueltos a su vez por figuras como Valenciano. Su creciente notoriedad –gracias en parte al triste capítulo que protagonizó en la Asamblea y que, entre los aplausos de los suyos, acabó con su expulsión– ha obligado esta semana al propio Gómez a perseguir la foto junto a ella y a Rubalcaba en su última visita al Constitucional. En el Ayuntamiento, el nombre que suena más fuerza es el del mediático Antonio Miguel Carmona como sustituto de un Lissavetzky demasiado cercano a Rubalcaba.

La crisis institucional apunta a que IU podría obtener los mejores resultados de su historia en Madrid, hasta el punto de que podría igualar los resultados de los socialistas. Sin embargo, le federación está más divida que nunca. La salida del portavoz en la Asamblea, Gregorio Gordo, es un hecho, después de que éste abandonase la dirección. Lo lógico es que su sustituto, Eddy Sánchez, sea la cabeza de cartel en los comicios de 2015. El problema es que el nuevo coordinador regional, considerado por muchos como el candidato oficialista, fue elegido con apenas el 51% de los votos y que los que apostaron por candidaturas alternativas siguen sin darle el visto bueno. Los críticos, que se concentran fundamentalmente en los movimientos Cambiar IU-CM y Frente Amplio IU, han mostrado su descontento con la gestión de asuntos como las deudas con Hacienda y los embargos o la elección de la nueva coordinadora del área de Mujeres. En paralelo, según ha podido saber LA RAZÓN, Gregorio Gordo está moviéndose para hacerse con las riendas de IU en Getafe, una responsabilidad que ya desempeñó entre 1996 y 2005. En el Ayuntamiento de Madrid, IU parte con el «handicap» de que su líder, Ángel Pérez, ya ha expresado su voluntad de no seguir. Sin embargo, la buena relación que tiene con Eddy Sánchez podría llevarle a que éste le pidiera un «último esfuerzo» para no perder su empuje de cara a lo que podrían ser los mejores resultados de su historia. Para UPyD aún no hay nada claro. Celebrarán elecciones primarias en otoño de 2014 para elegir a sus candidatos.