Comunidad de Madrid
Colas de hasta 2.500 coches en los semáforos que se instalarán en la A-5
El Ayuntamiento acometerá la transformación a vía urbana de una autopista urbana «residuo del pasado», según el delegado de Desarrollo Urbano Sostenible, José Manuel Calvo
Carmena presentó los cambios en la autovía: reducir el límite a 50 km/h, crear un carril Bus Vao y un radar
El Ayuntamiento de Madrid presentó ayer las primeras acciones para convertir un tramo de once kilómetros de la A-5, entre Cuatro Vientos y Batán, en una calle con un carril Bus Vao en sentido entrada, un radar, semáforos y una velocidad de 50 kilómetros por hora en una primera fase.
De acuerdo con lo que presentaron ayer, para diminuir la contaminación ambiental y acústica, el Ayuntamiento reducirá la velocidad en este tramo, actualmente una autopista urbana, a 50 kilómetros por hora, aunque primero garantizará que se cumple la actual limitación, de 70 km/hora. Para ello instalará un radar de tramo, que ya se tramita y estará funcionando este año. Eso sí, en los primeros dos meses avisará a los conductores de sus infracciones, pero no multará.
A este radar, que se colocará en sentido salida entre los puntos kilométricos 4.000 y 5.750, le seguirán pruebas piloto de la nueva velocidad los fines de semana.
Además, el Gobierno de Ahora Madrid también creará, aprovechando la próxima operación asfalto, un carril Bus Vao en sentido entrada e instalará dos semáforos, uno en la nueva conexión directa que se creará desde la avenida de los Poblados hacia la A-5 en sentido salida, y otro a la altura del acceso de la carretera de Boadilla.
Así lo ha detallado el delegado de Desarrollo Urbano Sostenible de la capital, José Manuel Calvo, junto a la delegada de Medio Ambiente y Movilidad, Inés Sabanés, y la alcaldesa Manuela Carmena, que primero han visitado la avenida Padre Piquer y después explicaron las reformas a los vecinos en el Centro Cultural El Greco, en el distrito de La Latina, junto al edil Carlos Sánchez Mato. Estas reformas pasan además por reducir el tráfico de esta vía, que actualmente soporta unos 120.000 vehículos al día, por simplificar la circulación, ya que actualmente hay entradas «excesivas», y por potenciar el transporte público.
El Paseo de Extremadura, que dejará de ser una autopista urbana, un «residuo antiguo», según explicó Calvo, tendrá en último término un carril bici en el eje central, para que la periferia pueda estar conectada con el centro. El Ayuntamiento prevé que los dos primeros semáforos generen colas de unos 1.400 vehículos y que en la fase final, con semáforos en sentido entrada y salida, las colas se incrementen en un 350% hasta los 2.500 vehículos, según informa Efe. El objetivo es cerrar una «herida urbana» con 50 años de antigüedad, que aísla a los vecinos de Batán y Aluche, y transformarla en una «calle con espacio para estar, pasear y montar en bici», además de mejorar la seguridad vial y reducir la polución.
Los ediles del Gobierno se enfrentaron a las críticas de los vecinos defensores del soterramiento, asegurando que esta opción es inviable por su coste «descomunal» y porque los túneles son «atractores» de tráfico. Ante las dudas sobre si el proyecto se llevará a cabo en caso de que se produzca un cambio de Gobierno en 2019, la alcaldesa Manuela Carmena, defendió que «estén los que estén si está bien hecho lo continuarán».
Por su parte, el edil del PSOE-M Chema Dávila, autor de la propuesta, afeó la «oportunidad perdida» de efectuar todos los cambios en esta legislatura, además de calificar de «medidas timoratas» las anunciadas y expresar dudas sobre propuestas como doblar el carril de entrada.
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