Educación

Carrillo asciende al profesor que cerró la capilla de la «Complu»

Carrillo asciende al profesor que cerró la capilla de la «Complu»
Carrillo asciende al profesor que cerró la capilla de la «Complu»larazon

El rector nombra catedrático al decano de la facultad de Geografía e Historia, Luis Otero Carvajal

Fiel escudero del rector José Carrillo, el profesor que ejecutó como decano de la facultad de Geografía e Historia el cierre de su capilla y que «defendió» de la Policía a los radicales de la universidad durante la huelga general del pasado 27 de marzo, ha recibido recientemente recompensa a sus servicios. Y es que, tal y como quedó publicado en el BOE el pasado 17 de noviembre, el rectorado de la Universidad Complutense (UCM) ha decidido nombrar a Luis Enrique Otero Carvajal catedrático en el área de Historia Contemporánea. La resolución publicada en el Boletín Oficial subraya que es el «Rectorado, en el uso de las atribuciones conferidas por el artículo 65 de la Ley Orgánica 4/2007» el órgano que «de conformidad a las propuestas elevadas por las Comisiones nombradas para juzgar los concursos para la provisión de plazas» la que ha resuelto efectuar los nombramientos que se relacionan en el anexo, que encabeza el decano Otero.

Contra esta Resolución, que rubrica en nombre del rector el vicerrector de Ordenacion Académica, Eumenio Ancochea Soto, cabe interponer recurso contencioso-administrativo, ante los Juzgados de lo Contencioso-Administrativo de Madrid en el plazo de dos meses, contados desde el día siguiente a su publicación. Y también, recurso de reposición ante el Rector de la UCM, en el plazo de un mes, en cuyo caso no podrá interponer el anteriormente mencionado en tanto no sea resuelto expresamente el recurso de reposición.

Junto al decano de Geografía e Historia, el rectorado dirigido por Carrillo incluía a otros cinco profesores más en la lista definitiva de aspirantes admitidos en concursos de acceso a plaza vacantes de los cuerpos docentes de la Complutense el pasado 23 de septiembre. Pero ninguno tan polémico como Otero Carvajal ,cuyo nombre comenzó a conocerse fuera de los círculos universitarios a raíz de la tristemente célebre decisión de cerrar la capilla de la facultad que dirige.

El pasado enero el profesor cumplía a rajatabla las órdenes del rector de la UCM y ordenaba la clausura de la sala para el culto católico de Geografía e Historia para convertirla en un aula más de la facultad a pesar de que este espacio había sido pensado por el arquitecto que ideó el edificio como sala para oficiar eucaristías (sus techos de doble altura y sus bajas ventanas, así como sus proporciones son similares a las de cualquier otro templo). Todo mientras el Arzobispado aún se encontraba en negociaciones con el rectorado de la Complutense para obtener una nueva ubicación para seguir ofreciendo sus servicios en la universidad. Pero el equipo de Carrillo estaba decidido, y alegó «necesidades académicas» para proceder a un cambio de ubicación de la capilla en la que se venían celebrando misas diarias y otras actividades como rosarios, vía crucis o exposiciones del Santísimo, entre otras.

El 15 de julio llegó el ultimátum, entonces Otero se puso en contacto con el padre Feliciano, el capellán del centro, al que explicó que la facultad estaba padeciendo «falta de aulas» como consecuencia del aumento de grupos que se produjo con la implantación de los planes de estudio de Bolonia. En la sala sacralizada de Geografía e Historia podrían recibir sus clases hasta cien alumnos, según los cálculos de la dirección universitaria, lo que no contaron es que las necesidades de espacio alegadas por el decanato desaparecieron el pasado septiembre en virtud de un documento firmado por la Complutense en 2012.

Vigilias, misas y protestas en la facultad se sucedieron durante la semana siguiente en la que el hombre de Carrillo en Historia acusó a los manifestantes contrarios al cierre de la capilla de pertenecer a grupos extremistas y de «poner en riesgo la seguridad de las instalaciones y las personas que están en ellas». Todo aderezado con un cambio de cerradura de la sala para liturgias que ordenó el propio decano para evitar el acceso a la capilla de alumnos y profesores católicos.

Finalmente el Arzobispado aceptó el traslado al aula B-6, de 25 metros cuadrados de superficie –la mitad que el espacio anterior– para evitar que se alargara aún más un conflicto que todas las partes querían que concluyera antes del inicio del curso escolar. Desde entonces los católicos de Geografía e Historia deben acudir a un aula en la segunda planta de la facultad (más pequeña aún que la antigua sacristía) y en la que, según los datos de la UCM, cabían 36 alumnos antes de que en ella se instalara el mobiliario del antiguo oratorio. Aún así, el portavoz de Geografía e Historia señaló tras la decisión de los religiosos que las protestas «no tenían mucha razón de ser». «Lo que ha ocurrido no es una oferta de ahora ni tampoco una consecuencia de las protestas», añadió el escudero de Carrillo.

Unos meses antes, el mismo decano y ahora catedrático Otero Carvajal protegió a los ultras de izquierda encapuchados que prendieron fuego a barricadas ante la Facultad el 27 de marzo pasado y accedieron al centro para refugiarse de la Policía, a la que el decano impidió el acceso. En este caso los radicales tenían un objetivo claro: llegar hasta el despacho del rector, motivo por el que Carrillo solicitó la intervención policial en el campus. Una decisión que soliviantó a los radicales, que recibieron el apoyo de parte de la comunidad educativa. El decano de Geografía e Historia se unió al sentir de los estudiantes y parte del profesorado, motivo por el que se interpuso entre el grupo de violentos y los agentes que se habían refugiado en la facultad tras cometer varios actos violentos. «No pueden entrar», protegió el ahora catedrático a los manifestantes frente a los agentes antidisturbios que escuchaban como los estudiantes que retaban desde el interior del recinto universitario con frases cómo «venga ridículos».