China
Chino de verdad
Casa Lafu invita a viajar a la China profunda con dos de sus cocinas: la de Sichuan y la de Sanghái. El Huo Guo es su especialidad, una olla caliente tan picante como aromática
¿A quién no le gusta conocer nuevas experiencias gastronómicas? De ahí que estas líneas se las dediquemos al potaje Huo Guo que sirve Casa Lafu, un chino de verdad en el que lo normal es compartir restaurante con los numerosos clientes chinos que a diario comen en él. Les explico: hasta que no se lo revelen, no se darán cuenta, pero las mesas poseen una placa integrada en el centro, y sobre ella se coloca la olla caliente sichuanesa, que está dividida en dos, o no, según los caldos que escoja. Preparan seis tipos y, en cada uno de ellos, la casa indica el grado de picante que posee. No lo son el blanco, el de setas y el de rabo de toro con tomate. Y sí lo es un poco el aromático de pollo con aceite de semilla de colza, algo más el aromático de pollo con guindilla y bastante más si el de ave va especiado con pimienta de Sichuan.
Nosotros optamos por elegir dos, esté último, por eso de degustar esta tradicional olla caliente bien picante, y un segundo blanco, para dejar descansar el gusto de vez en cuando. A continuación, la idea es elegir entre todos los comensales los ingredientes que deseamos introducir en ella para señalarlos en una hoja que entrega el camarero. Una advertencia, es costumbre en China escoger un plato principal y, al terminar, utilizar los restos para enriquecer el caldo. Entre las propuestas, buey de mar, langostinos y ternera a la sichuanesa. También, dim sum de huevo relleno con carne picada, rollitos de tufu y albóndigas de pescado. Además, no pueden faltar las setas (enoki, shiitaki, de cardo...), el tofu (frito, duro, blando...), la pasta, como los fideos finos de batata, y las verduras (raíz de loto, brotes de soja, tallo de lechuga...). Una vez van llegando a la mesa, se van haciendo en la olla, y a degustar. Una experiencia divertida y picante que merece la pena descubrir.
Asimismo, en la carta destacan los tradicionales encurtidos, como el de boniato, así como la pasta casera hecha a mano y los dim sum. Sus fieles piden la ensalada de medusa, aunque a los occidentales aún nos cueste verla en el plato. Preferimos la rica sopa de wantun, el estofado de tofu, el guiso de lubina y el tan sobresaliente pato pekinés, como también lo es la ternera shuizhucon con pepinos encurtidos. Recetas logradas gracias a que numerosos productos de la huerta china se cultivan en tierras de nuestra comunidad y que este auténtico restaurante se encuentra a tiro de piedra de Plaza de España, hervidero de establecimientos orientales. Sus propietarios también regentan Bund, otro chino que nos encanta por sus materias primas de calidad y sus recetas aromáticas y plenas de sabor.
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