Comunidad de Madrid

Consenso «popular» en torno a la reforma electoral

Los expresidentes Leguina, Aguirre y Galladón, junto a Ignacio González, ayer, en la Asamblea
Los expresidentes Leguina, Aguirre y Galladón, junto a Ignacio González, ayer, en la Asamblealarazon

Imagen histórica con resultado más que previsible. Ayer la Asamblea de Madrid congregaba por primera vez en su historia a los tres ex presidente regionales en una comisión. El asunto merecía tan ilustres visitantes porque, a propuesta del Grupo Popular, la Cámara madrileña está estudiando una posible reforma de la Ley Electoral que dejaría nuestra autonomía dividida en 43 circunscripciones (43 de los 129 diputados se elegirían según su procedencia) y podría abrir la puerta a las listas abiertas para elegir a los representantes autonómicos a partir de los próximos comicios. Las intervenciones –que se alargaron más de cuatro horas y sirvieron para conocer la opinión y las experiencias de Joaquín Leguina (1983-1995), Alberto Ruiz-Gallardón (1995-2003) y Esperanza Aguirre (2003-2012)– se realizaron por orden cronológico.

El primero en «abrir fuego» fue el socialista, que fue el único de los tres comparecientes que se mostró contrario a la propuesta que se debatía en la comisión. Llegaba minutos antes de las 9:30 a Vallecas y, coincidiendo después con sus homólogos «populares», tocó durante su discurso un asunto que monopolizaría la mañana: «la desafección de los ciudadanos de la política», en palabras de Aguirre o, lo que es lo mismo, la necesidad de buscar «un remedio a la erosión de las instituciones democráticas en este momento», señaló el actual ministro de Justicia. Porque más allá del sistema de votación que prevalezca en la Comunidad de Madrid –«cuando algo funciona no hay que tocarlo», dijo Leguina–, para el socialista el problema está en los partidos. «La política en nuestro país está pidiendo a gritos una ley de partidos. Las cosas han ido a peor. Los estatutos de los partidos han ido a peor, anulando los controles internos. Han pasado de reunirse cada cuatro meses a cuando decide la dirección», se quejó el primer presidente regional, que también mostró su disconformidad con la propuesta de listas abiertas.

Gallardón tampoco se mostró partidario de desbloquear las listas, sin embargo, apostó por dar una vuelta más a la propuesta sobre la división electoral de la región, un proyecto que –dijo– ya trató de poner en marcha durante su primera etapa como presidente regional en el 95. Así, abogó por que, además de dividir la Comunidad en circunscripciones, hacer que cada una de ellas tenga su propio diputado. Para explicar esto puso como ejemplo al Parlamento británico, en el que los diputados cuentan con una oficina en la que reciben un día a la semana a los ciudadanos. «Sería fantástico que los ciudadanos supieran quién es su diputado», señaló Gallardón, al que le gustaría que esta propuesta se trasladara también a los ayuntamientos.

Aguirre fue la última de los ex presidentes en tomar la palabra y, bien conocedora de la propuesta de reforma de la Ley Electoral que se debatió en la comisión, aprovechó su intervención para apostar por que los ciudadanos voten a candidatos y no sólo a unas siglas. Así, tras solicitar medidas para frenar el descontento de la ciudadanía con la clase política –«debemos luchar contra el argumento del "y tú más"y ser capaces de denunciar los casos de corrupción en nuestros propios partidos»– aseguró que la mejor prueba de que la propuesta que el PP ha llevado a la Cámara autonómica «no es una propuesta partidista» es que «Rubalcaba y López Garrido se han mostrado favorables a este sistema».