Terrorismo

Desafío radical en la Complutense

Más de medio centenar de personas participaron en una charla desautorizada por el Decanato de Historia contra la «represión» a la juventud vasca

Mientras se celebraba la charla no autorizada, la Policía recibió una falsa amenaza de bomba que obligó a los agentes a desalojar la Facultad de Historia
Mientras se celebraba la charla no autorizada, la Policía recibió una falsa amenaza de bomba que obligó a los agentes a desalojar la Facultad de Historialarazon

Siempre han contado con el beneplácito directo o el silencio otorgador del rector de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), José Carrillo, pero esta vez no era el caso. El Decanato de Geografía e Historia de la Complutense resolvió a las 13:00 horas del miércoles no autorizar la convocatoria de la organización juvenil antisistema Yesca de una «charla informativa» llamada «Represión a la juventud independentista vasca. Por los derechos civiles y políticos», que habían organizado en la facultad del campus de Ciudad Universitaria a las 17:30 horas y que contaba con la participación de dos jóvenes que están siendo juzgados en la Audiencia Nacional por participación en banda terrorista.

Los mismos organizadores se habían comprometido a desconvocar tras reunirse con el Decanato, según la UCM, y, aunque no la llevaron a cabo de forma oficial tampoco hicieron llegar el mensaje a sus seguidores ni a los participantes porque a las puertas del aula 19B, donde se iba a celebrar la charla informativa, se concentraron a primera hora de la tarde medio centenar de personas con estética antisistema dispuestos a desarrollar el acto. Un cartel en la puerta anunciaba que se iba a desarrollar en la misma una «conferencia sobre derechos políticos» pero que se trasladaba al aula cercana. Así, aunque no han entrado en la clase de la convocatoria sí lo han hecho en otra, donde han podido llevar a cabo la charla durante más de media hora.

Los promotores de la iniciativa burlaban así la orden del decano de la Facultad, Luis Enrique Otero Carvajal, de no celebrar el acto. Sin embargo, nadie llegó a impedirlo, ni siquiera a vigilar que se cumplía lo acordado porque los propios organizadores se habían comprometido a acatar la decisión del decanato. Lo único que interrumpió el transcurso de la reunión con tintes abertzales fue la amenaza de bomba que grupos supuestamente radicales del extremo opuesto habrían reivindicado. Apenas habían transcurrido 40 minutos de información sobre la «represión» de los jóvenes en «Euskal Herria» cuando alguien informó de que había muchísima Policía en las puertas de la Facultad y que había que desalojar el edificio por «amenaza de bomba». Efectivamente, una llamada alertaba a la Policía de que había «artefactos explosivos» en Geografía e Historia y se procedió a desarrollar el protocolo habitual en estos casos, siguiendo la circular 50 que la Policía Nacional aplica en caso de alertas con artefacto explosivo. De esta forma, los agentes procedieron a desalojar por completo el edificio –lleno de estudiantes en plena época de exámenes– para inspeccionarlo, con resultado negativo, por lo que se trataba de una falsa alarma.

Sin embargo, desde primera hora de la mañana muchos estudiantes esperaban que estallase un conflicto en torno a la famosa charla, puesto que la Facultad amaneció decorada con amenazas de muerte a ETA firmadas por Falange Española. «Estas pintadas son nuevas, las habituales son las de los antisistema», explicaban dos alumnos que, sorprendidos por los sucesos de la tarde, fotografiaban con su teléfono móvil los grafitis, algo que se repitió a lo largo de la tarde. Con todo, la presencia de los radicales de derechas se limitó a las paredes de la universidad, puesto que nadie acudió a reventar la charla.

Respecto a la presencia de la Policía en la Complutense, un tema polémico dados los últimos incidentes de grupos extremistas en los campus, la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, explicó que hay un protocolo pendiente de firmar con las universidades para asegurar una fórmula para que la Policía pueda entrar en las universidades. «En base a un informe de la Abogacía del Estado que yo pedí hace tiempo, no queda claro que la Policía no pueda entrar en un Campus universitario. Pero también es verdad que en base a la aplicación de la autonomía universitaria se entiende y parece razonable que eso se produzca con el conocimiento o consentimiento de las autoridades universitarias».