Ayuntamiento de Madrid
El decálogo incumplido de «ocurrencias» Carmena
Primero fueron propuestas; después, ocurrencias que se transformaron en globos sonda y humo.
Primero fueron propuestas; después, ocurrencias que se transformaron en globos sonda y humo.
La alcaldesa, Manuela Carmena, ha sembrado su mandato de anuncios polémicos, controvertidos, utópicos e imposibles, que no se han mantenido en el tiempo ni el espacio de las realizaciones, desde la creación de cooperativas de madres de alumnos para realizar la limpieza de los colegios, hasta concursos infantiles para que los pequeños recogieran colillas de cigarrillos en las calles. La última ha sido implantar una moneda sólo para Madrid.
Madres limpiadoras
La primera de las ocurrencias de la alcaldesa, la expresó al principio de su mandato: crear cooperativas de madres de alumnos, para que llevaran a cabo las tareas de limpieza de los colegios e institutos de sus hijos, con el objetivo de acabar con los contratos integrales. La justificación, en palabras de la propia Manuela Carmena, era: «Limpias mejor cuando limpias para algo que te importa, y puedes tener una actitud pedagógica con los estudiantes». Dos reacciones adversas dieron al traste con la original ocurrencia: primero, la de los sindicatos, que entendían que esta iniciativa podía destruir muchos puestos de trabajo. La segunda, la de las feministas, que criticaron que la alcaldesa dejara este trabajo de limpieza en manos de mujeres.
Niños «recogecolillas»
La alcaldesa saludaba a la Navidad de 2015, con otra ocurrencia, entre rocambolesca y sainetesca: realizar un concurso para niños, de recogida del mayor número de colillas de cigarrillos y papeles de las calles. La idea: que los más pequeños colaboren en la campaña de limpieza del Ayuntamiento. Objetivo: crear un estado de entusiasmo y concienciación en relación al fenómeno de las colillas distraídas en calzadas y aceras. Se premiaría a los chavales que participaran en la tarea de sensibilización y fueran conscientes de un comportamiento ético necesario. Acabó diciendo que se «había limitado a esbozar unas ideas en abstracto, y no existe un plan concreto». El viento se llevó la idea.
Pepeleras-urnas y
barrenderos universitarios
La idea inicial se convirtió en prueba piloto: instalación en la vía pública de papeleras que llevaban incorporadas una urna de votación. La primera se puso en el distrito de Arganzuela, en la calle de Bustamante. Había dos opciones para que los fumadores hinchas del Real Madrid y del Atlético de Madrid, votaran sobre quién creían que iba a ganar la final del Champion Ligue. Los que apostaran por el equipo rojiblanco, deberían depositar la colilla del cigarrillo en la urna correspondiente al club colchonero; los apostantes del Real, en el orificio blanco. Era una especie de porra, con el objetivo de incentivar el uso de los ceniceros públicos. Se trataba de una experiencia para aplicar en otros casos, en los que el Ayuntamiento quisiera palpar la opinión de los madrileños a golpe de colilla. También pensó que los universitarios participaran en la limpieza de las calles, como una especie de asignatura o de prácticas. La idea apenas tuvo unas horas de presencia en los medios de comunicación y en la opinión pública
Ovejas para «limpiar»
la Casa de Campo
De antaño es el concurso público que convocaba el Ayuntamiento de Madrid para la concesión del aprovechamiento de pastos de la Casa de Campo al ganado ovino. Pero Manuela Carmena fue más lejos, al anunciar que el Ayuntamiento de Madrid contaría con un rebaño de ovejas propio para limpiar este pulmón verde, aprovechando que en 2018 se celebrarían los 600 años de la Mesta. Argumento: que una idea como ésta la puso en marcha Naciones Unidas en su sede de Ginebra.
Papeles a cambio de trabajo
El pasado mes de mayo, la alcaldesa, visitaba el barrio de Lavapiés, y ahí, en pleno corazón del casticismo, regalaba una nueva ocurrencia: regularización de inmigrantes a cambio de trabajar en obras municipales. Su argumento: «No podemos traer trabajadores sin papeles a los que no les dejamos trabajar». Así, por las bravas, sin reparar en los requisitos legales y en unas competencias que sobre materia laboral y de extranjería, no tiene el Ayuntamiento.
Viviendas públicas
y centros de mayores
Promesa, propuesta u ocurrencia. Dos de los principales anuncios de la alcaldesa con trascendencia social, fueron la construcción de viviendas públicas y centros municipales para mayores. A mitad de mandato, la alcaldesa prometió un plan para construir 4.200 viviendas, en el periodo 2016-2018. Pero nada más lejos de lo prometido, porque el pasado mes de julio, en la página de la Empresa Municipal de Suelo y la Vivienda, se publicaba que hasta entonces, se habían adjudicado o iniciado 1.267 pisos; el resto, aún se encontraba en fase de proyecto, redacción o licitación. El desfase entre lo prometido y lo conseguido, era largo. Algo parecido ha ocurrido con la promesa de construir 13 centros para mayores. En el pasado debate sobre el Estado de la Ciudad, el Partido Municipal denunciaba, que no se ha construido ni uno solo de los centros.
Huertos en el barrio
de Salamanca
Quizá una de las ocurrencias más esperpénticas de la alcaldesa, haya sido la creación de huertos urbanos, no porque la idea en sí sea inviable, sino porque la intención era crearlos en el barrio más exclusivo de Madrid: el de Salamanca. ¿Por qué en este barrio? Carmena contestó que, siendo el más caro de la ciudad, «es el mejor lugar para impulsar la creación de una red de huertos urbanos comunitarios en parcelas públicas».
Moneda local
La «penúltima» ocurrencia de la alcaldesa ha sido el proyecto piloto para crear una moneda local que permita impulse el pequeño comercio y que no ha sido tomada en serio por nadie.
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