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Carmena desahucia al último circo

El Consistorio prohíbe la participación de animales salvajes en espectáculos circenses itinerantes. «El 90% viene por ellos», dicen desde el Circo Quirós

Catorce personas se ocupan de los 22 animales que participan en el Circo Quirós. «Se pasan el día en parques exteriores», afirma Nacho Pedrera / Foto: Anuska Sandroni
Catorce personas se ocupan de los 22 animales que participan en el Circo Quirós. «Se pasan el día en parques exteriores», afirma Nacho Pedrera / Foto: Anuska Sandronilarazon

El Consistorio prohíbe la participación de animales salvajes en espectáculos circenses itinerantes. «El 90% viene por ellos», dicen desde el Circo Quirós.

Nacho Pedrera se pone cada fin de semana su traje azul cielo cubierto de botones plateados. Es el maestro de ceremonias, el que recibe a cientos de niños que entran en la carpa buscando al payaso de la nariz roja, al caballo que galopa alrededor del escenario o al león que les mira con fiereza. «El 90 por ciento de las personas que vienen al circo lo hacen por los animales. Es lo que quieren ver, nuestro principal atractivo», defiende Nacho. «No sé qué quiere Carmena que hagamos ahora, ¿qué va a ser de nuestros animales?», pregunta el presentador y portavoz del Circo Quirós, el único itinerante que queda en Madrid en el que actúan animales salvajes y que, a partir, de marzo podría desaparecer también del municipio por la ordenanza que aprobó ayer el Ayuntamiento.

La Junta de Gobierno decidió modificar la ordenanza reguladora de la Tenencia y Protección de los Animales, de 2001, puesto que considera que las instalaciones circenses no satisfacen las «condiciones fisiológicas, mentales y sociales de los animales» ni respetan el bienestar animal.

El Ayuntamiento se basa en una recomendación de la Federación Veterinaria Europea (FVE), adoptada el 6 de junio de 2015, que alerta de que las necesidades de estos animales «no pueden satisfacerse en un circo itinerante, especialmente en lo que respecta al alojamiento y a la posibilidad de expresar comportamientos naturales». El portavoz del Circo Quirós se defiende: «Nuestros animales han nacido y crecido con nosotros. Yo le he dado el biberón a los leones, alguno ha dormido conmigo. Esta es más su casa que la sabana».

Sin embargo, el Gobierno de la capital entiende que el uso de mamíferos salvajes está «injustificado» y tiene, además, un «escaso o nulo valor educativo, conservacionista y económico» y, además, incumple la declaración universal de los derechos de los animales de 1987 en la que se recoge que todo animal salvaje tiene derecho a vivir libre en su propio ambiente natural. Sostiene además que la percepción de la mayoría de la ciudadanía sobre los espectáculos circenses ha cambiado.

Pero este circo, que viaja por España desde 1916, no piensa rendirse: «Vamos a ir a los tribunales. Y, como ha ocurrido en otros municipios –recientemente en Talavera de la Reina– ganaremos, porque la norma municipal no puede prevalecer sobre la autonómica» y en la Comunidad de Madrid no está prohibido.

«Los animales están separados de su mundo natural, lo que les provoca situaciones no deseadas de malestar y estrés», defienden desde el Consistorio madrileño. Un argumento que no comparten desde el circo.

«La rutina diaria de los animales se desarrolla al aire libre», insiste Nacho que detalle cómo es. «Catorce personas se ocupan de ellos. Sobre las ocho de la mañana se despiertan y se abren los parques exteriores donde se pasan todo el día. Se les asea y se les da de comer».

El Circo Quirós lleva más de 16 años actuando en Madrid. Es su plaza más rentable, por eso la decisión del Ayuntamiento les ha caído como un jarro de agua fría. «Aquí nos pasamos tres meses. Del 16 de noviembre al 17 de febrero. Y llenamos. Si me quitas Madrid, me arrebatas los beneficios de todo el año».

Hacen entre seis y siete actuaciones cada semana y acuden a cada función entre 700 y 800 personas. «Sólo en las tres semanas de Navidad vinieron 60.000 personas. Teníamos lleno cada día y hubo gente que se quedó fuera porque no quedaban entradas», explica el responsable.

Ochenta personas viven de las ganancias de este espectáculo que, sólo durante su estancia en la capital, puede superar los 900.000 euros de ganancias, teniendo en cuenta que la entrada media es de unos 10 euros por persona. Por eso, para ellos, es tan importante poder montar su carpa en la zona de Carabanchel. Y que los madrileños sigan acudiendo a ver a los dos camellos, dos caballos, tres ponis, ocho loros y siete leones que participan en la actuación.

«En 2017 nos reunimos con Carmena y con Javier Barbero –concejal de Salud, Seguridad y Emergencias–. Nos dijeron que no nos preocupáramos y que iban a contar con nuestra opinión para elaborar la ordenanza, pero no ha sido así. El único razonamiento que nos dieron para prohibirlo es que entre sus filas militan muchos animalistas», añade el presentador de la actuación. Y lo que más le molesta es que «Carmena no se ha molestado en venir».

Ayer, los trabajadores de este circo estaban inquietos, asustados. Sin saber qué va a ocurrir con ellos. «Nadie ha pensado en las familias que se van a quedar sin trabajo».

Lo cierto es que, a la vista de las prohibiciones que se han ido sucediendo en diferentes lugares de España. «planteamos hacer un espectáculo sin animales. Fue un fracaso. No vino nadie. Tuvimos que anularlo. Nuestro público no es el del Circo del Sol, son los niños, a los que les fascinan los animales».

Los animalistas se cuelan y paralizan la actuación

El portavoz del Circo Quirós denuncia las actuaciones de grupos animalistas que se cuelan en sus actuaciones. «Nos ha pasado ya en tres ocasiones. De repente se levantan empiezan a gritar y se encadenan. Los niños se asustan mucho», explica. Esta situación les ha obligado a contratar seguridad privada. «También nos han intentado hacer cámaras ocultas, pero nunca han encontrado nada» porque, insiste, «en los circos de España no se maltrata a los animales»