Teatro
El misterio de la vida
No se puede ser más transparente que José Luis Arellano al hablar de sus preferencias. «No soy muy original, lo sé», ríe el director cuando habla de ese mundo anglosajón que le tiene «enganchado». En especial, un colega de profesión con el que ya trabajó en «Punk Rock» –donde, como aquí, también colaboró La Joven Compañía–, Simon Stephens, adaptador de «El curioso incidente del perro a medianoche», de Mark Haddon, que ocupará el Teatro Marquina a partir de mañana. Una novela que le atrapó «desde un primer momento», dice, «porque tiene ese aroma de los musicales, sin serlo, y todos los elementos de la literatura y la dramaturgia universal: aventura, crecimiento personal, descubrimiento de uno mismo, aceptación del otro...», enumera.
En el centro de la trama, Christopher John Francis Boone, interpretado por un Álex Villazán que lo define como «un personaje especial que mira el mundo de una forma diferente y al que le gustan cosas distintas que al resto de los mortales. Aun así, podríamos ser cualquiera», pese a padecer un síndrome de Asperger que no se nombra en ningún momento de la obra «porque tampoco hace falta». Y es que, para Arellano, de eso va «El curioso incidente...»: «De intentar ser más tolerantes en todos los sentidos y aceptarnos», cuenta.
Dentro de su particular mundo, en el que la geografía y los números primos lo copan casi todo, Cristopher Boone deberá resolver el misterio del perro de su vecina que yace tumbado en el jardín, que resulta no estar dormido, «sino muerto». Así da comienzo el texto de Haddon en el que detrás del caso se esconde la realidad de todo adolescente, «descubrir de qué va esto de la edad adulta. A través de su inocencia nos vemos a nosotros mismos. Recordamos con añoranza cómo entendíamos el mundo y la energía que teníamos por entonces», explica el director.
Respecto al original, la versión teatral quita la voz en primera persona del protagonista para darle a la maestra Siobhan la narración, «una especie del “alter ego” del protagonista». El montaje también contará con la mano de Gerardo Vera al frente de la escenografía: «Una ciudad concebida como un firmamento infinito en el que nunca divisamos los límites. No hay fronteras», advierte de un decorado que representa la mente de Christopher.
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