Fiesta del Orgullo Gay

El Orgullo levanta el muro

La marcha más politizada; el veto al PP, la tensión entre manifestantes y miembros de Cs y el nombre de Vox en boca todos marcan la manifestación en Madrid

Inés Arrimadas –a la que cubren la cara para protegerla–, Patricia Reyes y Miguel Ángel Gutiérrez sufrieron el acoso premeditado de los asistentes. Foto: Twitter Ciudadanos
Inés Arrimadas –a la que cubren la cara para protegerla–, Patricia Reyes y Miguel Ángel Gutiérrez sufrieron el acoso premeditado de los asistentes. Foto: Twitter Ciudadanoslarazon

La marcha más politizada; el veto al PP, la tensión entre manifestantes y miembros de Cs y el nombre de Vox en boca todos marcan la manifestación en Madrid, en la que ha participado un millón y medio de personas.

Tensión entre Ciudadanos y los manifestantes del Orgullo. Pasadas las nueve de la noche se llegó a paralizar el desfile. Varios manifestantes se saltaron el cordón que rodeaba a los integrantes de la formación de Albert Rivera formado por el «staff» de la organización y se colocaron delante, de pie y sentados, con empujones incluidos. Tras casi una hora, agentes de la Policía Municipal separaron a las personas que estaban protestando de los miembros de la formación naranja. Los asistentes de Cs recogieron su pancarta y se marcharon escoltados.

El acto, que reivindica los derechos del colectivo LGTBI no ha podido huir de la política. Desde hace semanas, muchos de los organizadores ya anunciaron su negativa a que varios grupos políticos, entre ellos Cs –que acudió con representación a lo largo de los últimos años– no participara en la manifestación por considerar que no apoyaban las reivindicaciones LGTBI. De hecho, varios manifestantes abuchearon e increparon a miembros y líderes de Cs. Les enseñaron una pancarta en la que se leía: «A vosotros sí que se os ve el plumero, Ciudadanos». Posteriormente les llamaron hipócritas y corearon: «Cs es de Vox», mientras que miembros del partido naranja les respondieron con un «libertad» y «el Orgullo es de todos».

Pasadas las seis de la tarde, la calle Méndez Álvaro se empezaba a llenar de música y color. Las diferentes carrozas que participaron en la gran manifestación del Orgullo que se repite cada año en el centro iban preparándose: probando música, «tuneando» camisetas y repartiendo sombreros y abanicos para sobrevivir al calor. A golpe de Raffaella Carrà arrancaban muchos de los 43 vehículos de los colectivos manifestantes que, en esta ocasión, rinden homenaje a las personas mayores LGTBI y por eso contó con varios de sus representantes en la cabecera de la concentración.

LA RAZÓN quiso vivir de primera mano el acontecimiento e, invitado por Control y Cesida, participó en la manifestación, la primera que se realiza tras el cambio de Gobierno en Madrid y tras el adiós de Manuela Carmena, que estuvo muy presente en el desfile, que congregó a 1,6 millones de personas según los organizadores frente a los 400.000 en los que los cifró Delegación del Gobierno.

Este ha sido el Orgullo más marcado políticamente. El veto a la formación naranja se suma al del PP, que lleva años siendo un partido «non grato». Es más, el año pasado no le permitieron acudir al entonces presidente de la Comunidad de Madrid, Ángel Garrido. Pero no se quedó solo en el veto. La manifestación hizo un «muro de contención» a su paso por el Consistorio madrileño para frenar a la «ultraderecha que ha entrado en las instituciones», dijo Uge Sangil, presidenta de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales.

El colectivo LGTBI de la capital, liderado por Cogam, afirmó a principios de año que cualquier formación que pactara o negociara con la «extrema derecha», en alusión a Vox, sería vetada. «Pueden ir a título personal, pero no incluirán carrozas ni irán en pancarta», aseveraron. A pesar de ello, la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, y el líder de Cs en la Comunidad, Ignacio Aguado, sí asistieron a la marcha. La portavoz nacional de Ciudadanos y diputada en el Congreso, Inés Arrimadas, aseguró antes del inicio de la manifestación que «no hay ni una sola fiesta por la libertad a la que Ciudadanos vaya a dejar de ir porque algunos les quieren ver fuera».

Sí contaron con carroza PSOE, Podemos y Más Madrid, que firmaron el manifiesto propuesto por las entidades. En cuanto al Gobierno en funciones, acudió el ministro del Interior Fernando Grande-Marlaska. Por parte del Gobierno regional, estuvieron presentes el consejero en funciones de Cultura, Turismo y Deportes, Jaime de los Santos, y la de Políticas Sociales y Familia, Lola Moreno; mientras que los populares en el Ayuntamiento de Madrid fueron representados por el concejal-presidente del Distrito Centro, José Fernández. Este último expresó su deseo en nombre del alcalde, José Luis Martínez-Almeida, de que la manifestación se desarrollease de forma «pacífica, festiva y reivindicativa». Fernández dijo que el alcalde no había asistido porque tiene «otros asuntos» en su agenda y añadió que «si hubiese venido habría sido criticado y, si no, también». Además asistió el portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid y el candidato de la formación a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, Pepu Hernández y Ángel Gabilondo, respectivamente, así como el portavoz de Más Madrid, Íñigo Errejón.

Uno de los manifestantes, Juanfe Hernández, presidente del Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (ETT), afirmaba a este periódico: «Esto no es solo una manifestación, este año salimos a la calle como reivindicación política, que se necesita más que nunca porque hay partidos que nos quieren recortar derechos que ya hemos adquirido. Ni un paso atrás».

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