Ahora Madrid
Carmena se guarda un as para la campaña electoral
El Ayuntamiento anuncia que terminará la remodelación de la arteria de la capital en la primavera de 2019. Las obras del proyecto estrella de Ahora Madrid costarán nueve millones de euros, casi el doble de lo previsto.
El Ayuntamiento anuncia que terminará la remodelación de la arteria de la capital en la primavera de 2019. Las obras del proyecto estrella de Ahora Madrid costarán nueve millones de euros, casi el doble de lo previsto.
Manuela Carmena ya tiene su proyecto estrella, la obra por la que pretende ser recordada, el emblema de su gestión: la Gran Vía cerrada al tráfico de los no residentes y gobernada por los peatones y los ciclistas. Y no dudo de que será recordada por muchos, especialmente por los comerciantes y otros afectados por el cierre a la circulación rodada a los que el Ayuntamiento no ha consultado su proyecto de remodelación de una vía neurálgica e histórica en Madrid, que fue abierta a principios del siglo XX, como la apertura al Madrid del Ensanche, la vía de descongestión de un casco urbano que había quedado capsulado.
A estas alturas, ya no se puede dudar de que la nueva Gran Vía es el oscuro objeto del deseo de la alcaldesa para patrocinar su gestión; y que de ella quede que rescató para el peatón el espacio que se le había concedido al coche; aunque, a cambio, el coche tenga que dar más vueltas buscando espacios periféricos que permitar la circulación, hasta que, definitivamente, en un próximo mandato, si los madrileños lo permiten, acabe con el vehículo privado en toda la almendra central y lo venda como un nuevo éxito de la Factoría de Ocurrencias Manuela Carmena.
Hasta que eso llegue, los de Ahora Madrid ya han programado el proyecto de la Gran Vía peatonal, o casi. Han estudiado los tiempos de forma oportuna e interesada: licitación, adjudicación, comienzo y fin de las obras, para que estas queden concluidas en la primavera de 2019, que, curiosamente, es primavera electoral, tiempo de recolectar los votos de la cosecha sembrada.
Según informó ayer la portavoz del Gobierno municipal, Rita Maestre, las obras para ampliar aceras y poner vegetación en la arteria madrileña costarán alrededor de nueve millones de euros, aunque inicialmente estaba previsto que costara cinco, y se alargarán durante un plazo de trece meses.
No adelantó la fecha exacta en la que arrancarán los trabajos, pero nada queda a la improvisación, y si el concejal de turno tiene que rectificar un día sobre lo que dijo el anterior, en cuanto a la fecha de cierre definitivo de esta calle, pues va José Manuel Calvo (el titular de Desarrollo Urbano Sostenible) y rectifica. Si hay que priorizar en el aparato propagandístico, se prioriza sobre este proyecto estrella, hasta el punto de que no se dan más detalles sobre el mismo, para que lo haga la propia alcaldesa en el próximo Debate sobre el Estado de la Ciudad, y se apunte todo el protagonismo.
Hay total coincidencia en todos los partidos y raleas que forman Ahora Madrid en que la mejor candidata que pueden presentar a las elecciones de 2019 es Manuela Carmena. Ahora sólo falta convencerla, animarla, porque no ven otra opción con mayores garantías que la de esta mujer, que en un segundo mandato daría a Madrid una alcaldesa prácticamente octogenaria.
Podemos ya ha puesto en marcha toda la artillería para desarrollar una estrategia que logre que Carmena repita. El objetivo de Pablo Iglesias es presentar en sus mítines en la Comunidad de Madrid para las próximas municipales y autonómicas a la alcaldesa haciendo tándem con Íñigo Errejón. También desde el Grupo Municipal de Ahora Madrid han comenzado los movimientos para convencer a la regidora. Todos, incluida su «escudera» y vicealcaldesa, Marta Higueras, que ya avanza en las «negociaciones» con Manuela, saben que ella es la única opción.
Por lo tanto, hay que empezar a preparar los tiempos «vender» el balance de su gestión, aunque queden dos años, 13 meses de obras y atascos y el gasto previsto para el cierre de una gran avenida, que hace un siglo fue planteada como la apertura del futuro desarrollo de la ciudad sea ahora casi el doble que inicialmente. La calle se llamó Gran Vía; «avenida de los obuses», durante la Guerra Civil; José Antonio, en el franquismo, que recuperó su nombre original en la democracia y que algunos quisieran rebautizar en día como Corredera peatonal de Manuela Carmena, en honor de la memoria histórica, no dan puntadas sin hilo, aunque el hilo no sea precisamente de seda. Un día, almorzando con Ruíz Gallardón en su despacho de la Puerta del Sol, siendo presidente de la Comunidad, me dijo, que los alcaldes de Madrid deberían pasar a la historia por dejar una obra emblemática que fuera huella permanente de su gestión, en alusión directa a Álvarez del Manzano, de quien pensaba que se iría, después de doce años de gobierno, sin dejar presencia ostensible de su mandato en la ciudad. Él, Gallardón, fue fiel a su filosofía, y se ocupó de dejar constancia de su paso por la casa de la Villa haciendo de Madrid Río su proyecto estrella, aunque costara a los madrileños endeudarse hasta las cachas y le saliera gratis a Fomento ceder la M-30 a la ciudad con todas las cargas, cuestión que Gallardón pasó por encima, porque necesitaba un espacio para desarrollar su gran obra: hacer de la autovía de circulación una calle posmoderna.
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