El Ayuntamiento comenzó anoche a instalar las barreras que permitirán ganar 5.400 metros cuadrados de espacio para peatones.

Tras la experiencia del pasado año, cuando unas vallas de obra y unas cintas de plástico delimitaron el perímetro de las aceras ampliadas de la Gran Vía durante las navidades, el Ayuntamiento de Madrid decidió cambiar el modelo para estas fiestas. Se ha optado ahora por un sistema más robusto que ayer por la noche comenzó a instalarse. Se trata de barreras de casi 800 kilos de peso, en concreto de vallas del modelo «New Jersey». Su ajuste en la vía pública requiere de la utilización de carretillas elevadoras, para lo que los operarios del Ayuntamiento cuentan con la ayuda de la Policía Municipal en las ocupaciones puntuales que puedan darse en la calzada. Se instalarán un total de 700 unidades a lo largo de los 1.400 metros lineales de la Gran Vía con el objetivo de delimitar los 5.400 metros cuadrados adicionales de los que dispondrán los peatones que decidan moverse por esta arteria del distrito Centro desde este viernes y hasta el próximo 7 de enero. La instalación de las barreras iniciada ayer se prolongará durante tres noches más en turnos de ocho horas, desde las 23:00 hasta las 7 de la mañana. Para organizar mejor los trabajos y no afectar al tráfico, el Ayuntamiento ha dividido la actuación en cuatro tramos: ayer se trabajó en la acera de impares entre la Plaza de España y la Red de San Luis; esta noche se completará entre Red de San Luis y Alcalá en ambos sentidos; el miércoles se instalarán las barreras entre Hortaleza y Tudescos mientras que se dejará para la noche del jueves el tramo entre Tudescos y San Bernardo. Según se vayan instalando las barreras, el tramo de carril que pasa a ser espacio peatonal ya no podrá ser usado por los vehículos. Desde este viernes, cada acera de la Gran Vía ganará el espacio equivalente a un carril. En la calzada, permanecerá un carril bus taxi y un ciclocarril –a compartir entre vehículos y bicicletas– por cada sentido.