Moratalaz

Los bedeles recibieron la orden de hacer la «vista gorda» ante los anarquistas

Un grupo de radicales agrede a cinco estudiantes en la Universidad Complutense

Los bedeles recibieron la orden de hacer la «vista gorda» ante los anarquistas
Los bedeles recibieron la orden de hacer la «vista gorda» ante los anarquistaslarazon

Para la ultraizquierda, la Facultad de Derecho de la Complutense, en Ciudad Universitaria, siempre ha estado vinculada al fascismo. Ayer, la efeméride ligada a la extrema derecha coincidía con una huelga de estudiantes por la aprobación de la Lomce (Ley Orgánica de Calidad de la Educación) en el Senado, es decir, que la jornada ya prometía agitación en las aulas, y más en las de este edificio. Por eso, y tras los disturbios que ya sufrieron en la pasada huelga del día 24 de octubre, las asociaciones de estudiantes de Derecho decidieron no abrir ayer sus puertas ante el temor de nuevos incidentes. Y no se equivocaron, porque iban a por ellos. O, más concretamente, a por una, la asociación Foro Francisco de Vitoria, compuesta por menos de una veintena de estudiantes y que se declara abiertamente conservadora y «tradicionalista» pero «no franquista», según explica su presidente, Marcos Gambra. A las 13:00 horas, una manifestación convocada por el grupo anarquista Juventudes libertarias partía de la boca de metro de Ciudad Universitaria bajo el lema «Contra el fascismo y el capital. Contra toda la Autoridad», con el símbolo de la anarquía en la cabecera de la marcha. La marcha fue secundada por unos 200 jóvenes y, en cuanto llegaron Derecho –tras cortar el tráfico en la avenida Complutense, sentido Paraninfo–, una decena de radicales entraron en el edificio y subieron directamente a la segunda planta, donde se encuentran los locales de las asociaciones. Los bedeles que se encontraban en las puertas de acceso y por el resto de las plantas recibieron instrucciones para hacer la «vista gorda», al contrario que en años anteriores que cerraron las puertas para evitar enfrentamientos entre los radicales, según ha podido saber LA RAZÓN.

«Fueron directamente a la puerta de nuestra sede. Estaba cerrada con llave, pero tiraron la puerta abajo y vaciaron un extintor dentro», explica Patricia Muñoz, miembro de Foro. Algunos miembros de la asociación, como Felipe y Alfonso, aparecieron por detrás y en ese momento el grupo radical comenzó a agredirlos al grito de «¡Son ellos!». «Daban miedo, iban encapuchados, algunos con cascos de moto puestos para que no los reconociéramos y armados con bates y palos», explica la estudiante. A Felipe le golpearon con un casco, a Alfonso con un extintor y a otros dos compañeros con bates. Todos son miembros de la asociación, pero también sufrió agresiones el hermano de uno de ellos. «Vaciaron el extintor y se fueron corriendo», al parecer, a la zona de despachos del profesorado. José de la Torre, profesor de Filosofía del Derecho, se llevó al peor parte. Fuentes cercanas aseguran que fue insultado, agredido levemente y que hasta le escupieron.

Cuando el Samur llegó a la Facultad atendió a cinco jóvenes de entre 18 y 20 años en hall, situado en la planta baja. Todos ellos presentaban heridas leves como contusiones y brechas y fueron dados de alta en el lugar a excepción de uno de ellos, que fue trasladado a la clínica La Concepción para suturar una herida en la cabeza, según un portavoz de Emergencias-Madrid.

Al resto de los agredidos, los agentes de la Policía Nacional personados en el lugar los trasladaron a las dependencias policiales de Moratalaz, donde se encuentra la Brigada de Información, que investiga a los grupos radicales. Hasta allí también acudió el actual decano de la Facultad de Derecho, Raúl Leopoldo, para interponer la correspondiente denuncia por los hechos. Los miembros de la asociación atacada sospechaban ayer que pudiera tratarse de miembros de la asociación políticamente contraria, UEP-EI (Unión de Estudiantes Progresistas-Estudiantes de Izquierdas) porque «sabían exactamente dónde estamos situados y al vernos nos reconocieron», señala Patricia, que no entiende por qué los atacaron a ellos, que sólo tienen peso en esa facultad y no son muy conocidos en el resto del campus, y no a una asociación abiertamente franquista que está situada a apenas cinco metros.

Indefensos

«No es la primera vez que pasa algo así aquí, estamos totalmente desprotegidos», señaló la vicedecana de Alumnos, Consuelo Martínez-Sicluna. El día de la huelga (24 de octubre) por el mismo motivo –la reforma de la ley educativa–, también hubo intentos de agresión que la vicedecana logró frenar. «Os habéis librado por la vieja», espetaron los atacantes, quienes ayer sí lograron su cometido. Y es que, aunque denuncien los hechos en el momento en el que están ocurriendo, la Policía Nacional necesita una autorización por parte del rector de la Complutense, José Carrillo, que suele llegar tarde, cuando las amenazas ya se han consumado.

Un rector polémico: del cierre de las capillas al monolito brigadista

Los dos años y medio transcurridos desde que José Carrillo fue elegido rector de la Complutense han envuelto a la institución en una polémica permanente. La instalación en el campus universitario de un monumento de homenaje a las Brigadas Internacionales fue uno de los primeros episodios controvertidos en los que se vio envuelto. Con el tiempo, la Justicia declaró ilegal el monolito y ordenó su derribo. El rector, sin embargo, ha hecho caso omiso al dictamen judicial y el monumento sigue en pie. Otra de las cruzadas de su mandato ha sido la de intentar cerrar algunas de las capillas y oratorios diseminados por la universidad. Su fijación laicista y la búsqueda del conflicto permanente con el Gobierno de la Comunidad han sido y son dos de las constantes de una gestión con cada vez más sectores críticos. En octubre, seis vicerrectores abandonaron su equipo de Gobierno por diferencias con Carrillo y la gerente. Pese a que ayer condenó lo sucedido al asegurar que «la violencia no tiene cabida en la universidad», también es creciente el malestar entre quienes denuncian cierta tolerancia hacia determinados grupos radicales y frente a los carteles proetarras que decoran algunas facultades y ante los que, al no encontrarse autor, no se actúa.