Sevilla
Ni un hueco sin árbol
Esperanza Aguirre pasa la Semana Santa repartida entre festejos en Andalucía y la preparación de su lista para intentar ganar el Ayuntamiento de Madrid, ciudad que ya mira con ojos de alcaldesa: "¡Un alcorque vacío! Si eso pasa cuando gobierne, al concejal de ese distrito se le cae el pelo", avisa.
Porque aunque su cabeza la ocupen estos días los nombres de quienes la acompañarán en su candidatura (que no desvela) y la preparación de la campaña y del resto de listas a los municipios de la Comunidad (además de candidata es la presidenta del PP en Madrid), a Aguirre no se le escapa detalle de la ciudad que quiere dirigir.
Y para muestra, un botón. Le basta con recorrer quince metros de la calle Génova para encontrar algo que cree que hay que mejorar, en este caso un alcorque vacío, sin árbol que lo habite, en la acera.
"Esto lo pienso descentralizar, que el concejal responsable del distrito no tenga que llamar al Área de Medio Ambiente cada vez que haya que plantar un árbol que falte en la calle. Y cuando tenga las competencias, si me encuentro un alcorque vacío a ese concejal se le cae el pelo", afirma.
En su despacho, minutos antes de una entrevista con Efe realizada el pasado miércoles, supervisa cada detalle mientras cierra flecos con sus colaboradores -como el jefe de campaña del PP para las autonómicas y municipales, Íñigo Henríquez de Luna-, y charla con el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, también por Génova esa mañana.
Consciente de lo que se juega el 24 de mayo, la candidata y presidenta de los populares madrileños no deja al azar ninguna decisión ni descuida un solo aspecto, ni de su físico ni de sus comentarios, que mide al milímetro.
Igual que el tiempo: 20 minutos de reloj para la entrevista. "Empezamos. Tic-tac, tic-tac, como diría Pablo (Iglesias)", arranca.
A menos de dos meses de la cita con las urnas (tres calendarios colgados en la oficina recuerdan a los trabajadores del PP de Madrid, el miércoles en que se realizó la entrevista, que 'Faltan 54 días'), Esperanza Aguirre sólo se va a permitir un par de días de minivacaciones para ir a Sevilla y asistir, como cada año, a los festejos taurinos del Domingo de Resurrección (que pregonó en 2014).
Su presencia en la calle no pasa inadvertida, y mientras algunos curiosos le hacen fotos con sus móviles a cierta distancia, otros no dudan en acercarse a ella para hacerle comentarios sobre sus municipios o barrios, a los que dedica un rato aunque la mañana esté más fría de lo que ella esperaba.
Acostumbrada a la distancia corta con sus simpatizantes, acepta entre risas la sugerencia de colocar un sillón en la calle para sentarse a hablar con los ciudadanos y escuchar sus quejas y propuestas.
"Podemos llevar un sillón a los barrios y, por ejemplo, sentarnos en Usera para hablar con la gente", dice. Y, dejándose llevar por el entusiasmo, añade: "Con una nevera y unas coca-colas".
Hasta se le ocurre incluso dónde conseguir el mueble en cuestión, un sillón amarillo que acaba de comprar su nuera "que no pesa nada". Eso sí, quizá convendría teñirlo de azul, orgullosa de la marca PP.
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