Política
Serra vs. Serra: dos hermanas en la guerra de la izquierda
Una acompañará a Errejón. Otra podría ser candidata de Podemos. Las diferencias entre ambas son patentes incluso en la Asamblea.
Una acompañará a Errejón. Otra podría ser candidata de Podemos. Las diferencias entre ambas son patentes incluso en la Asamblea.
La lucha fratricida en la que tradicionalmente vive sumida la izquierda tiene en Madrid una traslación literal. Clara e Isabel Serra, hermanas, feministas, diputadas en la Asamblea de Madrid por Podemos y, sin embargo, enfrentadas en las trincheras políticas en esa batalla que enfrenta a Íñigo Errejón y Pablo Iglesias en la Comunidad. Clara es la segunda en la lista de Errejón por Más Madrid, tal y como se anunció oficialmente este viernes. Mientras, Isabel es considerada la primera opción para liderar la lista de Podemos por la región, tras un proceso de primarias que comenzó ayer. De no sellarse un acuerdo entre ambas formaciones, algo que hoy por hoy parece muy lejano, las hermanas Serra podrían verse cara a cara en las urnas el próximo 26 de mayo.
Fuentes parlamentarias destacan el distanciamiento que existe entre ambas prácticamente desde que comenzó la legislatura. Consideradas como buenas parlamentarias y educadas en las distancias cortas, lo cierto es que son percibidas como herméticas y muy serias por parte de sus compañeros y compañeras de escaño. En muy pocas ocasiones se las ve juntas en la Asamblea, donde se pueden cruzar sin necesidad de dirigirse la palabra. A la hora de comer, Clara opta por acompañarse de sus compañeros «errejonistas», mientras que «Isa», como es conocida, hace lo propio con sus amigos del sector anticapitalista. Algunos, más maliciosos, comparan este distanciamiento con el que existía entre trotskistas y leninistas.
Es cierto que el anuncio, el pasado 17 de enero, de la candidatura conjunta Carmena-Errejón para gobernar en Ayuntamiento y Comunidad ha obligado a los integrantes de la formación morada a tomar partido. Sin embargo, las diferencias entre las hermanas siempre han sido patentes. Hijas de Fernando Serra, periodista conservador y colaborador habitual de Libertad Digital, su progenitor enseñó a ambas «a valorar los distintos puntos de vista», como afirmó Clara en una entrevista. Y si bien ambas dieron un giro a la izquierda desde bien jóvenes, ya entonces comenzaron a tomar rumbos diferentes.
Sus biografías son coincidentes en casi todo menos en la edad. Clara, de 36 años, e Isabel, de 29, estudiaron Filosofía en la Complutense y ambas participaron en los movimientos estudiantiles contra el Plan Bolonia. Isabel llegó a participar en encierros de casi un mes dentro de la facultad. Las dos estuvieron presentes en el germen de Podemos: la hermana mayor en los círculos feministas de Madrid y después como responsable del Área de Mujer e Igualdad; su hermana pequeña como firmante del manifiesto «Mover ficha» de 2014 y después formando parte de las listas para las elecciones europeas.
Una vez en la formación morada, tomaron derroteros distintos. Clara se alineó pronto con los postulados de Errejón y labró una amistad con destacadas «errejonistas» como Rita Maestre. Por su parte, Isabel siempre fue más beligerante: en 2010 entró a formar parte del movimiento Anticapitalistas que, poco a poco, fue cogiendo peso dentro de Podemos hasta el punto de constituir la «tercera familia» de la formación. Allí encontró sensibilidades más afines a su concepto de la izquierda, como la de Teresa Rodríguez, líder de Podemos en Andalucía. Su activismo le llevó incluso a sentarse en el banquillo de los acusados, el pasado año, por desórdenes públicos en una manifestación contra los desahucios.
Fue precisamente bajo el paraguas de Anticapitalistas con el que se presentó a las primarias de Podemos, a finales de 2017, para elegir al nuevo secretario general en la región. Isabel hizo frente a la candidatura «oficialista» de Julio Rodríguez. Finalmente, el ex Jemad se llevó casi el 70% de las adhesiones.
Por su parte, Clara fue convirtiéndose poco a poco en «mano derecha» de Errejón, hasta el punto de que las bases del partido la eligieron como «número dos», desplazando a Tania Sánchez. En la Asamblea también gozó de protagonismo al ser designada presidenta de la Comisión de Mujer y vocal de la Comisión de Sanidad. Fue elegida para sustituir a Lorena Ruiz-Huerta el pasado octubre, que abandonó su cargo como portavoz de la formación morada en la Asamblea al no sentirse identificada con el proyecto de Errejón, que ya se perfilaba como candidato de Podemos. Un adiós que sí lamentó Isabel. No en vano, Ruiz-Huerta era su compañera dentro del sector anticapitalista. Curiosamente, sobre el nombramiento de su hermana no se manifestó entonces, al menos públicamente.
Con todo, Isabel fue alejándose poco a poco de Anticapitalistas. De hecho, dejó la facción debido a que «no compartía algunas decisiones de especial relevancia». Entre ellas, una de las más determinantes fue que decidieron abstenerse en la primarias para competir contra Errejón, lo que le confirmó como candidato por Podemos a la Comunidad. De forma paulatina, Isabel se fue acercando al «pablismo», como demostró el hecho de ser incluidas por parte de Iglesias en las listas para las próximas elecciones generales del 28 de abril. Mientras, las referencias de Clara al aparato oficialista de Podemos no han sido elogiosas. Aseguró a finales de año que en la formación había «machismo, como en todos los partidos políticos. Hay mayor facilidad para los hombres para ocupar puestos de poder y menos mujeres que dan el primer paso para ocupar cargos visibles de primera línea». Con todo, el partido, por el momento, descarta expulsarla tras su inclusión en la lista de Errejón.
Ahora, Isabel debe valorar el ofrecimiento de la gestora de Podemos en Madrid –creada a raíz de la dimisión de Ramón Espinar– para ser la candidata a la Comunidad. La dirección considera que su perfil, feminista y activista, puede ser el mejor antídoto frente al «tirón» de Errejón entre los votantes de izquierda. Con todo, todavía no ha confirmado siquiera si se presentará a las primarias y, por tanto, si la izquierda madrileña se someterá a un interesante «Serra vs. Serra» con el objetivo de ocupar el sillón de la Puerta del Sol.
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