Región de Murcia
Pasión y fervor en Murcia ante la muerte de Cristo
Las calles de la capital se llenan de auténticas bellezas escultóricas que representan el duelo y la devoción de los murcianos por la Semana Santa de Interés Internacional
Las calles de la capital se llenan de auténticas bellezas escultóricas que representan el duelo y la devoción de los murcianos por la Semana Santa de Interés Internacional
Si existe una de las festividades que más fervor, devoción y entusiasmo genera en toda la sociedad esa es la Semana Santa, que en la Región de Murcia cobra un protagonismo especial después de haber sido declarada de Interés Turístico Internacional. Por ello, el desfile de Jueves Santo en Murcia fue uno de los más imponentes de las fiestas, protagonizado por la Cofradía del Santísimo Cristo del Refugio, que comenzó a las diez de la noche partiendo desde la Iglesia de San Lorenzo. Se trata de uno de los momentos más importantes de estas fiestas, en el que el silencio se adueña de una «austera» procesión, sin luces en las calles, y en la que los cofrades mantienen la tensión del momento sagrado.
Sólo el sepulcral silencio se rompe con el cántico de corales, orfeones y auroros, que entonan diferentes melodías en honor del Crucificado. Así, con un único paso, los devotos procesionan con la imagen del Santísimo Cristo del Refugio, una obra anónima del siglo XVII en la que el color negro de las túnicas de raso y un antifaz morado se adueñan de las calles de la capital, recorriendo La Merced, la Plaza de Santo Domingo, la Plaza Cardenal Belluga, la calle Alejando Séiquer y hasta llegar al Templo.
No obstante, los desfiles comienzan mucho más temprano, en la Iglesia de Jesús, donde tiene su sede la Cofradía de Nuestro Padre Jesús de Nazareno. Los conocidos popularmente como «moraos» preparan su desfile de Viernes Santo, uno de los más importantes, ya que sacan a las calles de Murcia la gran obra escultórica de Francisco Salzillo, autor de ocho de los nueve pasos que procesionan por la ciudad.
En Jueves Santo los devotos asistieron a los diferentes traslados que se realizan. Por un lado, el de la Cofradía del Santo Sepulcro, que llevó la imagen del Santísimo Cristo de Santa Clara la Real desde el convento de las Clarisas hasta la Iglesia de San Bartolomé. Asimismo, se realizó el traslado desde la Iglesia de San Miguel a través de la Cofradía del Santísimo Cristo del a Misericordia.
La imagen Titular, un increíble Crucificado del siglo XVI, es llevada hasta su trono procesional en el interior de la desacralizada iglesia-museo de San Esteban, de donde sale también la procesión en la tarde de Viernes Santo.
La magia de Salzillo
Con puntualidad sagrada, a las ocho de la mañana del Viernes Santo y con la vista puesta en el cielo, tras el anuncio de un frente que puede dejar precipitaciones, comienza la procesión de los Salzillos de la Real y Muy Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús de Nazareno, que impregna las calles de Murcia con esta magnífica obra del imaginero Barroco. Mundialmente conocida gracias a las esculturas del artista murciano, más de 4.000 nazarenos, entre penitentes, mayordomos, estantes, promesas y secciones de bocinas se engalanan con la túnica morada y caminan descalzos durante más de ocho horas.
Uno de los momentos más impactantes e intensos de este desfile es la maniobra de difícil ejecución que deben realizar los estantes para sacar a las figuras del templo, dado que la puerta del edificio es muy estrecha. A ello se suma la espectacular imagen de la Dolorosa, una imponente escultura de la Virgen que jamás ha dejado indiferente a ninguno de los asistentes.
Esta jornada también cuenta con la procesión de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Misericordia, cuyo recorrido ha tenido que ser modificado este año a causa de las obras del yacimiento de San Esteban, por lo que la procesión se inicia desde la Iglesia San Antolín.
Así, los cofrades con túnicas negras, en raso y terciopelo, con capuz magenta recorren las calles de la ciudad de Murcia a la manera tradicional, esto es, entregando durante todo el recorrido obsequios y caramelos para el público asistente.
Para cerrar el Viernes Santo, tienen lugar, casi a la vez, dos de los desfiles más destacados de esta jornada. A las 18:45 parte desde la Iglesia Parroquial San Bartolomé, la procesión de la Real, Muy Ilustre y Venerable Cofradía de Servitas de María Santísima de las Angustias. Sus cofrades visten a la usanza tradicional murciana, llevando una túnica de terciopelo negro con capuz de raso y lucen un fajín azul celeste. Asimismo, apenas sin tregua para avanzar, a las siete en punto parte desde el mismo templo la procesión de la Real y Muy Ilustre Cofradía del Santo Sepulcro de Nuestro Señor Jesucristo, considerada como «la procesión oficial de Murcia».
A este desfile acuden los miembros más destacados de la sociedad murciana, entre ellos el presidente de la Comunidad, Fernando López Miras, así como autoridades civiles, el clero y la representación de todas las demás cofradías que conforman el Real Cabildo Superior.
Ataviados con una túnica de terciopelo negro y capuz en raso del mismo color, portan también un escudo de dicha entidad nazarena, en el que se puede observar la Cruz de Jerusalén, también conocida como la Cruz de los Caballeros del Santo Sepulcro. Una imagen inigualable que cierra uno de los días más destacados de toda la pasión que Cristo despierta en la Semana Santa con más asistencia y turistas de los últimos años.
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