Arte, Cultura y Espectáculos
Andanzas y conquistas, con velatorio incluido, de un casanova sevillano
Ángela Becerra rescata al eterno sinvergüenza meridional
Don Juan asistió a su propio entierro después de haber recorrido las principales alcobas europeas del siglo XVII. Algo así parece que le sucede al protagonista de «Memorias de un sinvergüenza de siete suelas» (Planeta) de la escritora Ángela Becerra.
Don Juan asistió a su propio entierro después de haber recorrido las principales alcobas europeas del siglo XVII. Algo así parece que le sucede al protagonista de «Memorias de un sinvergüenza de siete suelas» (Planeta) de la escritora Ángela Becerra. Se llamaba Francisco Valiente y era el macho con finca, amantes y líos de una Sevilla del siglo XXI. Ése es el germen de esta nueva incursión literaria de la autora colombiana, que mezcla en su obra el amor, desamor, engaños, odios, traiciones, infidelidades, venganzas y erotismo. Todo un elenco de los diversos mecanismos para ascender en la escala social en la capital hispalense que surgió a raíz de una visita a Venecia durante el carnaval, donde la escritora asistió a una cena dedicada a Casanova. En ese momento nació la idea de unir las dos personalidades de dos hombres que ella había conocido con anterioridad.
Sed de conquistas y hambre de ego para contar los reproches y las exigencias de su vida durante el velatorio del propio Valiente. Según la autora, en la novela quiso «llevar al máximo el tema de los sentimientos humanos». Una pareja que se odia que debe convivir con la sombra del primer amor.
Un hombre ególatra, conspirador, presuntuoso que pese a todo, en el fondo, no logra conseguir lo que quería realmente, que es su primer amor. «Es una denuncia a la doble moral y sin escrúpulos, es un ejercicio expresar estos contrastes de las persona». Pese a ello, estos «casanovas» siguen teniendo éxito entre las mujeres, aunque ella cree que no es tanto como parece. «Uno de los motores que une a este tipo de hombres son los 'fuegos artificiales' de la conquista, que deben subir la adrenalina. Pero como nacen, caen tan rápido», comenta Becerra, que cuenta que durante el velatorio, el propio Valiente, como todo buen cínico, no duda en justificar todos sus actos.
El escenario para esta historia no es otro que la capital hispalense, con el trasfondo de una ciudad sin medias tintas que no entiende de grises y donde todo se lleva al máximo. El ambiente que se describe es el de un lugar llevado al extremo y donde se dibujan ciertos estereotipos sevillanos. Tradiciones, cortijos, corridas de toros... Un lienzo «hispalense» en el que está «muy presente la luz, porque en Sevilla las sombras están muy delimitadas», asegura la novelista. La historia de Francisco Valiente no es más que la de muchos sevillanos de baja extracción social que tratan de escalar a lo más elevado de la clase alta y que cuando llegan, aunque en realidad nunca son admitidos por ésta, muestran todo su esplendor como las plumas del pavo real de la portada del libro. «Él es un pavo real promiscuo, falso, que en el momento de esplendor tiene que abrir sus plumas» para ser visto y aceptado en la tribu.
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