Enrique Miguel Rodríguez
La corona algo desencajada
Antes del desarrollo del tema elegido, quiero enviarle un fuerte abrazo a Espartaco, que se ha sometido a una intervención de cervicales el día 8. Todo ha salido perfecto, incluso ya descansa en casa. No podía ser de otra forma, pues ponerse en las manos del doctor Trujillo es garantía de recuperación inmediata. Los toreros sufren a lo largo de su carrera muchos revolcones que terminan pasando factura, lo prudente es pagarla a través de un médico como Paco y fuera molestias. Uno de los grandes temas de las revistas son las fotos de la Pascua Militar y la entrevista del Rey. Respecto al último tema, ni me gustó la entrevista, ni creo que la misma sirva para mejorar la imagen de Don Juan Carlos. Al tiempo, me parece de una gran mezquindad e injusticia, que en la charla no se nombrase a Doña Sofía. Algunos argumentan que tampoco se nombró a la Princesa de Asturias. No tengo nada contra Doña Letizia, pero nunca más odiosas las comparaciones. La Reina lleva 37 años como soberana consorte, y en tan largo periodo, como en los años anteriores a la subida al trono, ha rendido a España y al Rey impagables servicios. A su marido en circunstancias de pareja muy dolorosas. La Soberana ha aplicado a su vida, aquello que la Reina regente Doña María Cristina le dijo a Cánovas sobre las infidelidades de D. Alfonso XII. «Como Reina estaré siempre donde mi deber con el pueblo español sea necesario, sin sacrificio alguno. Los sinsabores y las humillaciones quedan para la intimidad de la mujer». El otro tema ha sido la entrega de los balones de oro. Dejar constancia que la belleza auténtica, ya se sabe que está en el interior de las personas, que el físico es como un estuche que se abre y se tira, se queda uno con lo que había dentro. La autenticidad del argumento queda demostrada viendo a las esposas, novias, amantes o parejas de lecho, de los deportistas asistentes al acto.
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