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La lección de don José al niño que se creía listo

El Getafe de Bordalás se asienta en la cuarta plaza gracias a una victoria corta sobre un Betis sin respuesta física ni táctica a una formidable exhibición de fútbol. Marcaron Cabrera, Mata y, a falta de un cuarto de hora, Joaquín

Pau López, desolado, ante la piña de jugadores del Getafe que celebran el gol de Cabrera que abrió el marcador / Foto: Efe
Pau López, desolado, ante la piña de jugadores del Getafe que celebran el gol de Cabrera que abrió el marcador / Foto: Efelarazon

El Getafe de Bordalás se asienta en la cuarta plaza gracias a una victoria corta sobre un Betis sin respuesta física ni táctica a una formidable exhibición de fútbol. Marcaron Cabrera, Mata y, a falta de un cuarto de hora, Joaquín

La batalla de estilos entre la seda de Quique Setién y el pedernal de José Bordalás deparó un segundo capítulo esta temporada que fue idéntico al primero: victoria del Getafe más corta de lo que sus merecimientos hubieran dictado, porque el 1-2 final no explica casi nada de lo visto sobre el césped del Villamarín, donde los guerreros se impusieron a los bordadores, sí, pero no sólo porque mostraron mayor ardor que sus anfitriones; también, y sobre todo, porque destilaron puro talento futbolístico en infinidad de acciones, música celestial bajo la batuta de un Portillo que sólo en el nombre se parecía a aquel futbolista pinturero sin más que se vio en el Betis. Seis puntos separan a los verdiblancos de la cuarta plaza que ostenta su verdugo, los seis puntos que no ha sumado contra los getafenses.

El primer tiempo sólo se define con la palabra meneo. Ni siquiera tuvo la posesión un Betis que, despojado de su herramienta preferida, persiguió sombras hasta desesperarse porque, primero, este equipo no está pensado para ser yunque y, segundo, los seis jugadores que repitieron del jueves (Guardado, Mandi, Bartra y los tres centrocampistas) acusaron el esfuerzo de Mestalla. La idea de asociar en la delantera a Loren y Sergio León fue pésima, sobre todo porque el segundo se empeña en justificar su ostracismo con actuaciones pésimas cada vez que salta al campo. Lo de Barragán, ídem de lo mismo. Juega poco y el rendimiento que ofrece siempre justifi ca su suplencia.

Los dos goles del Getafe, así, fueron mera consecuencia de lo que ocurría sobre un terreno de juego en el que pasó una hora justa hasta que David Soria detuvo un balón que iba a su portería. Todo lo que pasaba era en los dominios de Pau López, a quien sus defensas no le ahorraban problemas porque los centrocampistas permitían que una manifestación de gente vestida de azul se asomase con frecuencia al balcón de su área. Cuando se dice que un equipo es solidario... nadie piensa en el Betis de ayer. A los veinte minutos, nadie percibía el dos contra uno que montaban Portillo y Damián en un córner, lo que permitía un centro medido del malagueño hacia la cabeza de Cabrera, que despegaba sobre Barragán y fusilaba el 0-1. Al borde del descanso, el duendecillo detectaba un desmarque de Mata y le servía un pase al espacio para que el ariete resolviese.

Setién agitó la coctelera en el descanso con el talento fatigado de Jesé y Joaquín, que marcó a falta de un cuarto de hora un golazo, tras jugadón de William Carvalho, para la esperanza. Pero habría sido muy injusto que el Betis sumase siquiera un punto después del repaso en toda regla que le dieron.

«Setién, vete ya»

Los tímidos silbidos desde que el desastre se vio venir en los primeros minutos dieron paso a la coplilla con esa letra al adelantarse el Getafe. Con el 0-1, era un cántico apenas audible, pues se ahogaba entre las palmas de la mayoría. Cuando Mata marcó el segundo, arreciaron las protestas, que ya no cesaron hasta el fi nal del encuentro. En la sala de prensa, el preparador cántabro asumió que «en esta profesión pasa esto. Llevo cuarenta años en el fútbol».