Salvemos el Teatro
Los Morancos: al mal tiempo... Omaíta
El dúo cómico sevillano regresa durante un mes a Madrid con su nuevo espectáculo, «En positivo», y sus personajes ya clásicos. Cuándo: del 4 de abril al 12 de mayo. Dónde: teatro Compac Gran Vía. Madrid. Cuánto: de 20 a 40 euros. Tel. 91 541 55 69.
«¡Jonathaaaaan!». No les voy a explicar quiénes son Los Morancos. Es probable que el grito de su personaje Omaíta, ya les haya situado a todos, sean o no seguidores de los sevillanos. Es lo que tiene habitar en la televisión de forma casi constante durante tres décadas ya. La noticia es que vuelven a Madrid, a un teatro, para estar cuatro semanas, con su nuevo espectáculo, «En positivo». Jorge y César, tanto monta, Cadaval, le ponen al mal tiempo buena cara. Y el mal tiempo, claro, es el que nos está cayendo a todos: crisis, corruptelas, que si no hay pan para tanto chorizo, que si Chipre, que si los desahucios... «Ser un poco positivo ahora mismo está de moda, porque con el panorama que tenemos es para salir corriendo», explica Jorge Cadaval, en pleno viaje con su hermano al lado de un bolo a otro antes de llegar a Madrid. «Para reírte hay que saber hacerlo, lo primero, de uno mismo. Nosotros nos tomamos la vida con humor. Si no, esto es demasiado duro», explica con su reconocible acento. Por eso no sorprende que cuenten chistes como que el Papa Benedicto XVI quiere venir a pasar sus últimos días a España. Aquí morirá como Jesús, «entre ladrones».
Crítica social... con respeto
En escena, cuentan, «hablamos de todo. El espectáculo es una crítica social a lo que está ocurriendo en el país. Nos reímos de todo, pero sin querer hacerlo de nadie, con todo el respeto del mundo hacia todos. Pero sacándole el humor a todo. En mi tierra, aunque parezca mentira, donde mejor te lo pasabas era en un velatorio».
Cuenta Jorge que siguen haciendo mucha vida en la calle. «En Sevilla somos uno más y la gente nos trata como tal. Somos de un barrio muy popular, Triana, del Tardón, y seguimos haciendo vida con la gente de siempre. Los años te van cambiando, pero yo sigo teniendo los amigos de toda la vida, y César lo mismo, además de los nuevos que has hecho en el transcurso de tu vida». Esa calle está en sus «shows»: es la Omaíta, esa oronda maruja tan andaluza. «Aquí sigue todo. Hacemos tres partes. En la primera media hora, yo, viendo los telediarios, leyendo los periódicos y escuchando las radios, cojo una depresión muy gorda y mi hermano me dice que tengo que salir de ahí, porque todo es negativo. ¡Es que hay que ver el telediario con una psicóloga al lado!. En el segundo bloque metemos los deportes, el viaje de Su Majestad a Botsuana... Y como todo hoy se habla por whatsapp, hay dos teléfonos en el escenario». Ya en la tercera parte, «los personajes que trabajan con nosotros, Omaíta y compañía, que están con miedo porque yo estoy con depresión y creen que no van a volver a trabajar, vienen a quejarse a mi hermano». Y es que tenía que estar ahí. «La gente te pide Omaíta», reconoce. «Cuando aparece, hay un clamor en el escenario. Salen muy poquito tiempo, pero es un cariño tremendo el que el público les tiene a esos personajes». Y ellos complacen. Porque, pese a que le deben la fama a la televisión, tienen claro que «donde más cómodos estamos es frente al público. Empezamos ahí, lo hemos hecho toda la vida y hemos sido carne de sala de fiestas siempre. No hay nada más gratificante para nosotros».
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