Madrid
XV aniversario del incendio del Windsor: la casa de los últimos fantasmas
De sus cenizas resurgió el ave de la imaginación popular para seguir alimentando ese Madrid de leyendas de duendes y espíritus
Parece que tras una gran tragedia siempre nace una leyenda para alimentar la intrahistoria de los acontecimientos. En Madrid hay muchos casos, algunos datan de tiempos remotos y otros son tan recientes que los tenemos frescos en la memoria. Ese podría ser el caso de los fantasmas del Windsor. Aquella noche de un sábado tranquilo hace ahora 15 años, las redacciones se incendiaban con una noticia de última hora: un voraz fuego estaba arrasando ese edificio de 106 metros y 32 plantas del complejo AZCA, tenido como el centro financiero de la capital del siglo XXI. Las llamas devoraron en apenas tres horas esa mole de cemento y cristal, pero de las cenizas del Windsor resurgió el ave de la imaginación popular para seguir aumentando ese Madrid de leyendas de duendes, espíritus, casas encantadas y fantasmas.
Pasadas las tres de la madrugada y ante el peligro de hundimiento, los bomberos abandonaron el interior del coloso en llamas. En ese momento comienza el misterio. Desde un edificio de enfrente, una vecina había grabado unas imágenes que luego fueron reproducidas por todas las televisiones. En las mismas se observan dos siluetas en el interior de la planta 12 del Windsor, dos personas que se mueven de un lado a otro del inmueble en llamas. Se desata un debate que llega al punto de lo sobrenatural.
Es imposible que dos seres humanos pudieran sobrevivir en esas circunstancias de temperaturas extremas y ambiente viciado por la combustión y el humo. Se busca una respuesta oficial a este hecho. El informe de los bomberos dice que puede tratarse de un reflejo.
Para el juez que instruye el caso, «las sombras que aparecen no son producidas por un reflejo proveniente del exterior», mientras que el relato de la Policía Científica certifica que «se analizaron diferentes grabaciones de vídeo tomadas durante el desarrollo del incendio, en concreto unas en las que se ven varias figuras humanas, lográndose determinar que dichas imágenes no son falsas». Ahí quedó todo. El solar del Windsor fue adquirido por El Corte Inglés, que levantó una torre tres metros más baja que el anterior edificio.
Allí, algunos, haciendo arduo ejercicio de imaginación, creen oír ruidos extraños, cuestión nada sospechosa teniendo en cuenta el elevado impacto urbanístico de esta zona de la Castellana. El Windsor no es ni será el único edificio de Madrid que sirve de morada a fantasmas más o menos célebres dentro de la leyenda histórica y urbana. Se dijo también que en el incendio de los Almacenes Arias (en 1987 en la calle de la Montera), cuando el edificio fue sustituido por otro, hubo quien escuchaba en el silencio de la noche ruidos extraños y llamadas de auxilio, quizá de alguno de los diez bomberos fallecidos en el siniestro.
Remontándonos en el tiempo, se pueden destacar los casos más sonados de presencia de fantasmas en edificios, bien destruidos o todavía en pie: el espíritu de la joven Elena que por las tardes se paseaba doliente por las alturas de la Casa de las Siete Chimeneas, después sede del Ministerio de Cultura; los duendes enanos que habitaban un caserón de la calle del Conde Duque; el fantasma de la niña Raimunda en las estancias del Palacio de Linares, hoy Casa de América; el de la Real Casa de Correos, actualmente sede del gobierno regional; el que se paseaba por los jardines del Palacio de Oriente; los ruidos fantasmales en el Palacio de Cañete; los espíritus en la casa donde Goya plasmó sus pinturas negras; en la antigua cárcel de Corte, hoy Ministerio de Asuntos Exteriores; en el palacio de los Lasso de Castilla… Y llegamos a uno de los fantasmas más populares del siglo XX: el de Atalfo, en el Museo de Reina Sofía, espectro de un antiguo monje que fue enterrado en el primitivo cementerio que hubo en este lugar.
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