La historia final
El clima cambiante en Madrid (y III)
En el siglo XVI temían al verano, más que nosotros un nublado. Del calor no había manera de defenderse. Y descomponía todo
Si leyéramos con paciencia, con infinita paciencia las Actas municipales, podríamos seguir este proceso climático en los tiempos d Felipe II, cuando no había ni plástico, ni contaminación, los alimentos eran muy sanos (o eso nos creemos hoy en las ciudades) y como no había cloro, las diarreas debían proliferar salvajemente. Eso sí: llevaban una vida sostenible y de respeto al medioambiente.
1561: Primavera y verano excesivamente calurosos. Nadie se ha querido hacer cargo del abastecimiento de sebo y aceite para la ciudad; males en los olivos; subidas de los precios.
1562: Se esperan riadas otoñales, que llegaron. Los puentes de madera de Viveros y Segovia se vienen abajo. Se echan piedras al lecho del río para poderlo vadear. Nuevas riadas en diciembre. La Segoviana se la vuelve a llevar el río.
1563: Invierno (1562-63) seco y bonancible. Primavera de 1563, muy lluviosa. Poca cosecha. Invierno de 1563 lluvioso. Se aprovecha para pavimentar las calles. Se arruinan las cosechas de cereal. Poca cosecha de cereal (13-XI-1564). La riada se lleva el puente de Segovia (6-XII-1563). Se denuncia que el puente de Viveros se viene abajo (12-VII-1564).
1564: Verano seco.
1565: Invierno de riadas y muy lluvioso. El el río se ha llevado el puente de Viveros. Se reparará por vía de urgencia con sobras de rentas del encabezamiento. “Hoyos” en el Puente de Segovia. La pontezuela del Pozacho necesita reparación. Se caen las tapias de la Casa del Pescado. Se pide ayuda al Consejo Real para rehacer los puentes de Toledo y Segovia.
1566: Muy seco.
1567: Primer medio año seco. Invierno lluvioso. Se saca trigo del alholí. Se decide cambiar el curso de los ríos y arroyos. En diciembre las riadas causan desperfectos en los puentes del Jarama y Viveros. Se decide paralizar las obras municipales.
1568: Esterilidad. Inundaciones invernales. Los de Paracuellos construyen una presa ilegal (18-III-1568) para luchar contra la sequía. En mayo, el río se lleva las riberas en Arganda y la barca. En diciembre los barqueros siguen quejándose.
1569: Invierno 1568-69: inundaciones.
1570: Esterilidad.
1571: Buen año.
1572: Riadas. Excelente cosecha de pan. Se ordena vaciar las trojes para rellenarlas con grano nuevo.
1573: Buen año.
1574: Riadas en primavera y en otoño. El Jarama se lleva la tajada de la barca. El puente de Viveros es dañado de nuevo por la riada de 3 de septiembre.
1575: Riadas en invierno. Pésima cosecha. El puente de Segovia, afectado. Se saca trigo del alholí para préstamo de sembradura, hasta 1.300 fanegas.
1576: Sequía en invierno. Pésima cosecha. Lluvias torrenciales en otoño. Se preparan procesiones. Se sacan otras 1.000 fanegas de sembradura en préstamo. El Corregidor aplaza la visita a la Tierra de Madrid hasta que se “asiente el tiempo”.
1577: Pésima cosecha. Mucho frío en otoño. El ayuntamiento opta por comprar 30.000 fanegas de trigo para el alholí. Se prohíbe rastrojar, para que los ganados tengan algún alimento. Se permite encender los braseros municipales el 23-X-1577, una semana antes de lo habitual. Se ordenan las compras de carbón.
1578: Sequía. Mucho calor en primavera. Pésima cosecha. Escasez de carne. El Manzanares no tiene agua y no se puede moler. Se lleva el trigo al Jarama .Hace tanto calor que se insta al Corregidor que postponga la visita de la Tierra. Todo el cereal en grano o molturado que se meta en Madrid, estará horro de alcabala. Los proveedores (“obligados”) de las carnicerías piden una subida del precio de la carne, por las carencias que hay.
1579: Riadas y lluvias otoñales. Se ordena la demolición de unas almenas de la muralla que van a ceder por las lluvias. El Jarama vuelve a llevarse la tajada.
1580: Buen tiempo en primavera. Sequía en verano. Las fuentes de Madrid no dan agua y la ciudad no tiene dinero para repararlas. Se decide hacer memoriales al rey y al Consejo de Hacienda.
1581: Lluvias en enero. Sequía en primavera. Mucho calor. Sequía al principio del verano, seguida de grandes tormentas. Riadas en otoño.
1582: Grandes lluvias en enero. Primavera muy bonancible. Verano muy duro. No hay agua que mueva los molinos; cesan las moliendas. Se va a La Mancha a comprar cien mil fanegas.
1583: Buenas cosechas. Se suspenden los transportes de grano desde La Mancha porque no es necesaria la compra.
1584: Sequía. Malas cosechas. No llega cereal a Madrid. Se saca a la Virgen de Valverde en romería. Esterilidad en verano. Gravedad de la carestía.
1585: Excelente cosecha.
1586: Riada del Jarama. Inundaciones en Madrid. La muralla se viene abajo.
1587: Se declara que se lleva tres años excelentes. Se espera excelente cosecha. Muchas aguas en otoño. Se caen paredones dentro de la ciudad.
1588: Hay suficientes reservas de grano. Año fértil. Se consideran “buenos” los cuatro años anteriores. Sequía en invierno.
1589: Falta de pan por la sequía del invierno de 1588. Graves heladas invernales. El río baja sin agua. Problemas en la molienda. Peticiones para hacer rogativas. Previsión de sequía estival. Pésima cosecha. Peste en Barcelona y mucho frío en Madrid. Grandes heladas “de más de un día” (15-XII-1589). El mayordomo del pósito pide aumento de sueldo porque ha trabajado mucho, “con la mucha falta de pan y con las muchas compras que se han hecho” (26-I-1590).
1590: Invierno próspero de aguas. Se renuevan las existencias del alholí y se necesita más personal para registrar las compras y ventas. Se constituye la regia Junta de Ornato (4-V-1590): el ayuntamiento pierde otra parte de sus competencias. El Jarama baja con “mucha furia”. De nuevo, preparativos para procesiones “por la serenidad y bonanza del tiempo”. Mala cosecha: “la cosecha del pan de este presente año no están buena como se esperaba generalmente hablando”; se decide hacer compras de trigo como se “acostumbra proveer en los años de mediana cosecha”. Lluvias de otoño. El trigo que se compró fue tanto que no cupo en el alholí y se entrojó en monasterios, etc. Daños en la puente Segoviana y en la barca de Arganda. Daños en el puente de Toledo. Se cae una parte del puente de Viveros.
1591: Buen año.
1592: Langosta Graves problemas para pagar los costes de la lucha contra el insecto (30-IV-1592). Mala cosecha: ante el capítulo de los franciscanos en Madrid, temen que no haya trigo suficiente con qué alimentarlos “atento la poca cosecha de este año”. Reparaciones en el puente de Viveros.
1593: Por vez primera se trata en el ayuntamiento que la provisión de cereal se haga por medio de un contrato con un particular (“asiento”) con Antonio Grafión. Inundaciones en primavera. Sequía en primavera: se empieza a hacer procesiones. El río se lleva la barca de Arganda y daña a la de Madrid y a la de Vaciamadrid. Fuertes lluvias dentro en la Villa. Se busca amarre de refugio para la barca de Vaciamadrid.
1594: Continúa la sequía. Preparativos de rogativas desde 25-IV-1594; nuevamente en agosto. Se saca la barca del río antes de que se la lleve una riada. Reparaciones en Viveros.
1595: En invierno, la barca está totalmente destruida y hay que hacer una nueva. No se puede pasar por los caminos hacia El Pardo, dañados por los temporales pasados. Sigue la sequía. Rogativas en enero a San Sebastián y a San Marcos en abril.
1596: Año tranquilo. Empieza a picar la peste en Laredo.
1597: “Avenidas y crecientes” dentro de Madrid.
1598: Sequía en primavera. Rogativas (mayo). Reparos en Viveros. Muere Felipe II.
Ellos temían al verano, más que nosotros un nublado. Contra el calor casi no había manera de defenderse y además, descomponía todo: “Acordóse [6-VII-1588] que de aquí en fin de septiembre se provea de un hombre con una bestia menor y un serón y garabato, ande por todas las calles buscando gatos y perros y otros animales muertos y los lleven fuera del lugar, en parte que no ofendan, para que se evite el gran daño que hacen a la salud, especialmente en tiempo del estío”.
Tan es así que no se fiaban ni de la carne fresca recién sacrificada, especialmente la de cordero: “esta carne en este tiempo de caniculares está enferma y dañada de sanguiñuelo y otras enfermedades y no conviene que se mate ni venda” (1-VIII-1588).
Alfredo Alvar Ezquerra es profesor de investigación del CSIC
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