Gastronomía
Los 7 mejores restaurantes de Madrid para disfrutar de platos de cuchara, también en verano
No renunciemos al cuchareo por mucho calor que haga. ¿Por qué privar a nuestra hambre de remedios más fuertes y sabrosos?
Este humilde escribano del comer nunca ha entendido a aquellas personas que, a poco que suben unos graditos en el termómetro, pierden el apetito y se limitan a tomar gazpachitos, ensaladitas y platos ligeros que, por muy buenos que estén (que lo están), no creo que aporten las calorías ni las ganas de vivir suficientes para sobrellevar el día. De hecho, cada vez somos más los que no renunciamos a un buen plato de cuchara por mucho calor que haga. ¿Somos los superhombres gástricos? No, es solo que una parte importante de la sociedad nos revelamos ante la imposición de la ligereza con la que nos bombardean, o más bien, queremos compaginarla con recetas más contundentes. Si nuestro cuerpo siempre está a 36 grados, ¿por qué privar a nuestra hambre de remedios más fuertes y sabrosos?
Asgaya, templo asturiano
En Madrid hay sitios excelentes para el cuchareo fino. Uno de los favoritos de todos es Asgaya, el asturiano que encumbra el producto mejor que nadie en la refinada «Costa Fleming». Son imprescindibles su fabada, con el compango que traen de Pola de Allande, y las verdinas, bien aderezadas con las bondades que se extraen del Cantábrico. Por supuesto, tienen también platos más caniculares, como las verduritas asadas con vidiago o las ensaladas. Y su terraza acondicionada es de lo mejorcito de la zona.
«Chup-chup» en Casa Pedro
También hay un espacio que debemos visitar si queremos disfrutar del chup-chup más tradicional: Casa Pedro, uno de los restaurantes más antiguos de Madrid (dicen que son más añosos que Botín, pero sus registros ardieron), es especialista en delicias como la sopa de cebolla, los callos y sus guisos del día, amén de los asados y los escabeches estivales. ¡Ay, los callos! Me contaban el otro día que en La Gran Tasca, uno de los sitios que mejor los hacen, están saliendo un montón de raciones de este emblemático plato, pese a que en los últimos días, Madrid parece ser la sucursal del infierno. También son buenos los de Pepe Morán en De la Riva, como todos los platos de cuchara que prepara con su equipo.
El Lince: callos y lentejas
Y hablando de chefs casqueros, vayan ya a El Lince, por Dios, y pónganse en las manos de un Javi Estévez más tradicional y asequible, de cuya cocina salen bendiciones como las pochas con verduras, los callos con pata y morro y las lentejas estofadas con lengua de cerdo ibérico.
Amor en El Bierzo
Otro sitio para gozar de las bondades reconfortantes de un plato calentito y preparado al amor de la lumbre es El Bierzo, una casa de comidas donde han gozado fuerte de su carta las bancadas de uno y otro lado del Congreso de los Diputados y no pocos intelectuales. Miguel González, el sanabrés que hace más de 50 años alumbró este imprescindible, borda las legumbres y las sopitas esas que en Instagram se etiquetan como confort food, que no es más que la cocina de la vieja escuela.
El cocido de Antonio Cosmen
Y para salirse un poco del circuito gastro habitual, nada mejor que Cruz Blanca de Vallecas, con Antonio Cosmen al frente, donde podrán meterse entre pecho y espalda un insuperable cocido, también en verano. Luego, si les entra la mala conciencia, se pueden ir al Cerro del Tío Pío a dar un paseo, aunque es mucho mejor quedarse tranquilito y disfrutando de las vistas y hacer caso a las autoridades, que nos recomiendan no hacer esfuerzos en las horas centrales del día: comamos pues, y reposemos.
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