Muslo o pechuga

Virrey. Abacería 3.0

Coquetísimo, elegante y luminoso espacio situado en una de las zonas de mayor ebullición gastrónoma de Madrid

Carlos F. Miranda es el cocinero de Virrey
Carlos F. Miranda es el cocinero de VirreyVirrey

En este palpitante mundo gastronómico en constante evolución (o involución, según se mire) cada vez resulta más difícil calificar y definir muchos de los locales que van sembrando nuestro vasto reino. Quizá por la apremiante necesidad de buscar rentabilidad, o porque el concepto tradicional de ciertos restaurantes esté cambiando y se trate mas de aunar en un mismo espacio diferentes conceptos, o negocios, que antaño solían estar separados.

Este es el caso de Virrey, coquetísimo, elegante y luminoso espacio situado en una de las zonas de mayor ebullición gastrónoma de Madrid. En él se marida el concepto de bar-terraza, en lo más amplio de su definición, con una magnifica barra como elemento articulador de todo el relato. Además, una suerte de moderna abacería, ya que tanto en su decoración como en su propuesta culinaria está muy presente alguna chacina, la buena lata y el tarro de goce visual( las conservas de toda la vida).El eje de este lugar chic es la cosa gastro evidentemente, en mesas tanto altas como bajas de confortable acomodo, y un servicio de sala que raya a buen nivel. Y se atisba que puede ser postinera la sobremesa en tarde y noche con algún espirituoso o en sugerente versión coctelera. Suele pasar en estos casos en los que se aúnan muchas intenciones a la vez, que el tiempo acaba dando jerarquía a lo que demanda la parroquia. Se verá. En este caso que empieza a repetirse ya de una manera frecuente, donde hay un grupo gastronómico detrás, y que maneja varias interpretaciones de lo hostelero, se decantará según perseverancia, fidelidad al producto y estabilidad en un personal de sala que como punto de partida está francamente bien seleccionado.

En cuanto a la propuesta del “comercio y el bebercio”, en síntesis consigue una experiencia agradable, sin destacar especialmente ningún plato. Por mencionar algunos de los probados, destacaría una soberbia huevo de atún en salazón y un buen buñuelo de bacalao. Apetecible gilda con la originalidad del bacalao. Marisquillos de presentación digna, aunque la ostra no es de recuerdo. Mucha y buena conserva, guiños de verdura. El arroz con gamba roja o el steak tartar son correctos sin más. El plato estrella que da nombre al local resultando lucido, está condicionado por la salsa que lo riega y que desmerece a tan noble pez al que cubre. La carta de vinos es ajustada, llena de equilibrio y manejada con solvencia por una sala que es atenta, cariñosa y muy precisa.

Buscar restaurantes nuevos tiene un componente un tanto snob que pasa por poder marcar agendas. También una indagatoria cultural para ver cómo se come y se siente en esos tiempos de azares. No todos dejan huella, aunque lo que uno vive, come y bebe, está condicionado por los obligados estados del alma. Y en Virrey no podremos encontrar un azote de los sentidos ni una obsesiva búsqueda de la perfección. Sí, una sencillez difícil de conseguir y una autenticidad de su propuesta de línea clara. Tal vez no pretenda dejar huella imborrable en nuestros paladares. Es uno de esos lugares para ver y ser visto en el buen sentido de la palabra. Sin duda, todas estas consideración pasan por saber que esta está recién abierta, y aún le queda engrasar la maquinaria y afinar la propuesta, algo que seguro consigue.

VIRREY

Dirección: Calle Zurbarán, 8. Madrid

Cocina: 5.5

Sala : 7

Bodega: 7

Felicidad: 7

Precio medio: 70 euros