Madrileñ@s
Tamara Berbés: «El teatro es muy útil, pero genera muchos traumas»
La actriz protagoniza un corto que aborda la necesidad de la educación sexual y que ha llegado a la carrera por el premio Oscar
Tula es la encargada de limpiar los baños de un colegio femenino. Un día como cualquier otro, su jornada se ve alterada cuando la hija de la directora, de catorce años, confiesa que está embarazada. El cortometraje «Tula» protagonizado por la actriz Tamara Berbés bajo la dirección de Beatriz de Silva, y, entre otros galardones, ha sido seleccionado entre las quince propuestas precandidatas para el premio Óscar al mejor cortometraje de ficción. Un éxito «inesperado» para Berbés, que lleva «toda la vida en el teatro».
«Empecé muy pequeña, cuando íbamos a La Rioja, de donde es mi padre, y en verano preparaba una función para su cumpleaños», relata a LA RAZÓN. «Llegó el momento en el que tenía liadas a 20 personas para hacer las obras. Y, un año, al volver a Madrid, comencé a tomar clases en la escuela municipal de teatro de Las Rozas», dice. Allí estuvo varios años, así como en distintas asociaciones. «Me he nutrido de grupos de teatro aficionado toda la vida», apunta. Estudió periodismo, pero cuando acabó se dio cuenta de que su verdadera pasión estaba en los escenarios, por lo que, mientras trabajaba, comenzó Arte Dramático en la escuela de actores Réplika.
«Es una profesión complicada», reconoce. «He encadenado trabajos de todo tipo, he hecho el espectáculo de despedidas de soltero y soltera, eventos y cumpleaños bailando la taza y la tetera», pero fue así como empezaron a llegar trabajos como actriz. «Al final, el objetivo era subirme a un escenario, pero lo que echaba en falta era haber salido de la escuela con un grupo cohesionado de gente con el que trabajar». Por este motivo, junto a una compañera montó La Íntegra Teatro, en Malasaña, una asociación cultural donde realizan desde talleres de teatro, escritura, improvisación, salidas al teatro, hasta lecturas de poemas y visionado de cortos. Su objetivo, dice, no es otro que «hacer barrio», a través del teatro. «Me parece muy interesante que los vecinos se conozcan, hacer estas actividades con ellos y poder acercar a la gente el teatro de una manera ociosa y divertida y crear una pequeña comunidad donde se aprenda que el teatro es una herramienta estupenda para otras muchas cosas que no sean vivir de la interpretación, que no es nada fácil». El teatro, dice, «es una herramienta muy útil en la vida, aunque creo que genera también muchos traumas». «Se tiene que hacer porque te gusta, no porque te obliguen o porque alguien externo», asevera.
A Beatriz de Silva la conoció porque coincidieron las dos como alumnas en un taller de improvisación. «En pandemia nuestra amistad se afianzó mucho, y un día me llamó para contarme que estaba trabajando en un corto y que tiene un personaje en el que le encajaría mucho». «Me dio un poco de pereza hacerlo por vídeo, pero estábamos en pandemia y no podíamos hacerlo de otra forma», reconoce. Unas semanas después de Silva la llamó. «Me reconoció que era su primer corto como guionista y directora, y que había escrito el personaje de Tula para mí, aunque en la productora le habían pedido conocerme». Dos meses después grabaron. «Tula es un personaje que tiene muchísimo carisma”, dice.
Pero, sobre todo, esta obra trata, en primer lugar, «de esos sitios donde nos escondemos las mujeres». «Para Bea era importante porque cuando se iba mucho al baño a esconderse a leer porque no acababa de encajar en ninguna pandilla. Cosa que a mí me pasó también, pero 20 años antes. El baño es un refugio», explica. Pero «Tula» habla, sobre todo, «de que tenemos que hablar entre nosotras». «La sexualidad femenina tiene muchísimos tabúes, sobre todo entre nosotras, y creo que si fuésemos capaces de hablar de salud sexual, de biología, de placer, de consentimiento, lo que nos pasa sería diferente», afirma. Por eso este corto, en realidad, «habla de que lo único que tenemos en común las mujeres es eso: que somos mujeres, por lo que nos anima a hablar entre nosotras», subraya. «Tula ha tenido muchos premios, pero sobre todo me quedo con el hecho de que, después de proyectarlo, recuerdo que unas chicas nos vinieron a decir que después de verlo fue la primera vez que ellas hablaron entre ellas de sexo. Y, del mismo modo, me ha pasado con mujeres mayores», dice, convencida de que «la educación sexual no es sólo el sexo, sino también salud».
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