Gastronomía
Barras en las que esperar la Nochebuena
Es tradición brindar entre amigos antes de Navidad
Tomar el aperitivo el 24 para brindar entre amigos antes de sentarnos a la mesa en Nochebuena es una costumbre ya tan implantada como celebrar la llegada del año nuevo de barra en barra horas antes de las campanadas. Es una tradición que no nos perdemos y que, quien puede, alarga hasta media tarde. Deseamos larga vida al tapeo patrio y no hay mejor manera que festejar las fiestas entre gildas, torreznos, bravas, boquerones en vinagre y mejillones en escabeche brindar con un vermut, esos vinos por copas cada día mejor seleccionados, un espumoso o una caña bien fría, aunque el termómetro se desplome. Dicho esto, nuestro aperitivo por excelencia es la gilda con doble de anchoa, que en Doble y Gilda (dobleygilda.com) nos gusta acompañar con una copa de Palo Cortado Leona o con una manzanilla Papirusa, de Bodegas Lustau. No prescindimos de la de cecina y queso, ni de la de anchoa con huevito de codorniz. En El Cantábrico (Padilla, 39) nos gusta pedir lo de siempre. Es decir, una de gambas, de Huelva, otra de boquerones y centollo. Y, por qué no dar portazo a 2023 ante el imprescindible salpicón. Asimismo, a La Toledana (Aviador Zorita, 31) vamos a disfrutar de la cañaílla extra, de Isla Cristina, de los camarones gallegos, de los langostinos del Mediterráneo y de la mojama de atún. De beber, vermut de grifo y cañas, que vuelan de la barra. La centolla y los percebes, en Naveira D’o Mar (Sta. Juliana, 57) por su maravillosa calidad-precio, aunque todos sabemos que no podemos dejar de mencionar La Trainera como templo que es, lo mismo que Rafa, El Pescador y, recuerden, La Chalana ha abierto en el mercado de Barceló. Las ostras, en El Puertito (elpuertito.es), destino en el que Inaz Fernández popularizó su consumo tras triunfar en Bilbao. Se pueden pedir por unidad y las abren en el momento para que las saboreemos en todo su esplendor. De La Elisa (Sta. María, 42) nos entusiasman los boquerones tigre, alegres y picantes, tanto es así que es una de las excusas por las que nos dejamos caer en esta casa, castiza donde las haya, con el sello de Javi Goya. Ojo a los caracoles en salsa con jamón, chorizo y hierbas de monte. En la mesa de Vinoteca Vides (vinotecavides.es) no debe faltar el faisán en escabeche suave, ni el solomillo de atún de Barbate en aceite, ni los pimientos del piquillo rellenos para saborear con el vino de la casa, un macabeo, que es el 50 por ciento del vino consumido, o cualquiera de los 125 ejemplares, de 72 DO distintas, y 65 variedades de uva. Puede escoger cualquiera de los 45 que sirven por copas (entre 3 y 12 euros) y, por supuesto, preguntar por el de la semana. José, Manuel Fernández Ábalos lleva cerca de 40 años tras la barra del mítico Alonso, donde son días de callos, de toma pan y moja. Sin embargo, a pesar de que la cena vaya a ser copiosa, celebre ante una de bravas, otra de torreznos y de mollejas de cordero.
Bravas y espumoso
El pepito de ternera con pimiento y queso de Hermanos Vinagre (hermanosvinagre.com) es para no compartirlo, pero hágalo para hacer hueco a los que son los mejores mejillones en escabeche de Madrid, al estar ahumados, y a las bravas. También las pedimos en La Tierruca y en Las Bravas, nada grasientas y cuya salsa picantita, por supuesto, han patentado sus propietarios. De La Revoltosa de Lavapiés nos gustan las patatas revolconas tanto como el choricito al vino, idóneos para compartir. En Jurucha, míticas son las croquetas de huevo y en La Montería, los boletus con huevo y trufa, mientras que en El Doble no nos privamos de una de gambas con esa caña perfecta tan bien tirada. Por último, en Pozuelo de Alarcón, los torreznos de Casa Justo son famosos, mientras que en Mi Hermano y yo vuelan las raciones de boquerones fritos y de setas con callos. Barras donde celebrar.
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