En Foco
Bene Bono: las 60 toneladas salvadas
Una segunda vida para las frutas y verduras: es el espíritu de esta empresa
que opera desde hace tres meses en MercaMadrid y que pone el foco en los productos desechados
Acaba de cumplir cuarenta años de vida. Cuenta con 222 hectáreas, cifra que lo sitúa con más extensión que el Principado de Mónaco. En él operan más de 800 empresas de alimentación fresca y el 77% de su producción es de origen nacional. Cada día ofrece la más amplia oferta de productos hortofrutícolas, tanto en diversidad de producto y variedades como en volumen de los mismos, lo que hace que sea el mayor mercado de frutas y verduras de Europa. Solo este sector comercializó más de dos millones de toneladas de alimentos en 2020 y en ninguno de sus sectores existe el desperdicio: todos sus excedentes son destinados al Banco de Alimentos. Sin embargo, la alimentación hortofrutícola sigue siendo la más desechada en nuestro país. Por ello, nos adentramos en MercaMadrid para conocer una empresa francesa que ya opera en una de sus naves y que se basa en dar una segunda vida a esos productos que son rechazados.
Perfectamente colocadas, brillantes e idénticas es como estamos acostumbrados a ver los lineales de fruta y verdura de los supermercados. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Estos son un simple resultado de una estricta selección. La naturaleza es perfectamente imperfecta y es imposible que produzca productos idénticos en tamaño, color y forma. Algo que saben muy bien los agricultores que en muchas ocasiones ven sus cosechas reducidas a la mitad, por poder vender sólo una parte. Fue en esta situación donde Bene Bono vio una oportunidad de negocio. Conscientes de que no se estaban utilizando productos ya producidos solo porque tenían desperfectos en su aspecto fue el motivo que les llevó a actuar. Primero fue en el país vecino y desde hace tres meses, ofrecen en España verduras y frutas ecológicas que no quieren en los supermercados a un precio más económico.
Un problema educacional muy fuerte que comparten ambos países. «Estamos acostumbrados a comprar productos perfectos y a no ver un pepino torcido o con un calibre que no es idéntico en toda su longitud. Es un hábito que nos inculcan desde pequeños y que se ha convertido en todo un problema, porque deberíamos de ser conscientes de que son productos perfectamente comestibles, con los mismos nutrientes y vitaminas que otro», dice Camille Martínez, Expansion Manager de Bene Bono a este periódico. «La diferencia en España sobre el consumo de productos ecológicos, es que estamos dando la posibilidad de consumir alimentos con estas características a clientes que igual no los consumían antes porque era más caro», apunta.
La principal función de Bene Bono es la de comprar a productores españoles productos ecológicos con desperfectos de calibre –más pequeños o grandes de lo habitual–, de forma –torcidos o con curvaturas poco comunes– o de aspecto –desperfectos en la piel–. Igual de importante, por tratarse de productos ya producidos, es la comunicación directa con su red de cuarenta productores para conocer qué frutas y verduras no van a entrar en el mercado tradicional de las grandes superficies, bien por sobreproducción o porque son rechazados. A partir de ahí, su modelo de trabajo funciona bajo suscripción: sus clientes se registran en la página web, se dan de alta y cada semana reciben en su casa o en un punto de recogida una cesta que ellos mismos proponen y que va cambiando según existencias y temporada. Además, tienen flexibilidad para cambiar uno de los productos de la cesta, porque al cliente no le guste o porque ya tengan en casa, así como la opción de no recibir el pedido una semana porque no vaya a estar en casa o por exceso de productos en la despensa.
En su nave de MercaMadrid se encargan de hacer un nuevo cribado de aquellos productos que por desperfecto o un avanzado estado de madurez no se pueden utilizar y elaborar los pedidos. Solo en sus tres meses de vida ya han calculado que han salvado sesenta toneladas de frutas y verduras que no se iban a vender gracias a sus tres mil clientes. Esta semana, sus cestas esenciales de cuatro kilos y medio de frutas y verduras -que también pueden pedirse solo de una variedad-, llegarán con productos de temporada y de origen español como las paraguayas, albaricoques, nectarinas, tomates y pepinos. Desde Bene Bono defiende la comodidad de su servicio como su factor fuerte. «Gracias a nuestro servicio a domicilio, evitamos ese esfuerzo de ir a comprar y de pensar cada semana en qué quieren preparar. Y además de salvar un producto con desperfectos, ahorras un 30% con respecto a una cadena de supermercados ecológicos». Sin olvidar el ingreso que ofrecen a los productores y con el que no contaban.
Hasta ahora y solo en España, su servicio está disponible en tres ciudades: Madrid, Barcelona y Valencia. Entre las tres, cuentan con 260 puntos de recogida repartidos, un servicio totalmente gratuito y el más escogido por sus clientes. Sin embargo, no descartan dar el salto a otras ciudades en los próximos meses. Cada semana, la composición de sus cestas varían y sus entregas se hacen los miércoles, jueves y viernes. Y después de verano, esperan poder dar la posibilidad a sus clientes de escoger la composición de sus cestas aunque siempre mantendrán una esencial con todo lo necesario. También en otoño, esperan ampliar su oferta e incluir productos como aceite, harina, pastas o arroces… con el objetivo de lograr un supermercado formado exclusivamente por productos que han sido rechazados por una fecha de caducidad próxima, packaging dañado o exceso de stock. Pero siempre manteniendo su máxima: que el producto esté en perfectas condiciones.
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