España despoblada

Una farmacéutica para 460 vecinos: «Lo que más necesitan mis clientes es la compañía»

Farmacias como la de Canencia (469 habitantes) se beneficiarán de una partida de 700.000 euros para comercios de pueblos

Una farmacéutica para 460 vecinos: «A veces, lo que más necesitan mis clientes es la compañía»
Una farmacéutica para 460 vecinos: «A veces, lo que más necesitan mis clientes es la compañía» cedida

Más allá de la venta de medicamentos y productos, las farmacias siempre han sido puntos de ayuda información y consulta, especialmente para las personas mayores. Pero este servicio se intensifica en municipios pequeños de la España vaciada. Algunos de ellos se encuentran en la Sierra de Guadarrama, como Canencia, de apenas 460 habitantes. Montse Rodríguez, desde hace 22 años, es la farmacéutica titular de la botica local, desde donde lucha contra las dificultades que acompañan a estas localidades rurales. «Por las características geológicas de esta montaña, apenas tenemos cobertura en muchas zonas del pueblo. Al menos, conservamos un cajero, aunque tenemos que desplazarnos en coche para encontrar una oficina bancaria». Además, el 80% de la población supera los 80 años, «aunque se va regenerando con la gente que se jubila y opta por volver al pueblo», cuenta Montse. Al menos, sí cuentan con una distribución diaria de medicamentos, aunque precisamente no tienen problema de abastecimiento. «Por legislación, las farmacias estamos obligadas a contar con un volumen mínimo de ciertos fármacos, pero en farmacias como la mía muchos nos acaban caducando y generando pérdidas económicas» También están obligadas a realizar guardias en las que no se recibe ni una sola visita, pero que siguen suponiendo gastos de agua y luz.

Para paliar dificultades como estas, la Comunidad de Madrid ha anunciado una partida de 700.000 euros para el fomento del comercio (como las farmacias) y hostelería en municipios de menos de 1.000 habitantes, para que puedan seguir desarrollando una labor tan esencial, aun cuando la rentabilidad está comprometida. Estas ayudas se enmarcan en el programa Pueblos con Vida, que se compone de 13 medidas para revitalizar los municipios con menos de 20.000 habitantes. Entre sus objetivos, destacan fijar población y atraer nuevos vecinos, impulsar el desarrollo económico y el turismo, contribuir al reequilibrio territorial y reforzar los servicios públicos, como es el caso de las farmacias. «Somos conscientes de que estas poblaciones tienen necesidades y carencias que debemos atender y por eso queremos dotar a estos municipios de las mejores infraestructuras y servicios», afirmaba recientemente el consejero de Presidencia, Justicia y Administración Local, Miguel Ángel García.

Por volumen de población, Montse cuenta con un «monopolio» en esta localidad, aunque asegura que ojalá tuviese competencia. Esto significaría que el pueblo ha recuperado población hasta llegar a los 2.500 habitantes, la cantidad exigida para conceder una segunda licencia de farmacia.

A 20 minutos en coche, en Buitrago de Lozoya, se encuentra el ambulatorio más cercano, aunque dos veces por semana cuentan con la visita de un médico, encargado de recetar los medicamentos y pasar consulta a los vecinos que lo necesitan. Montse asegura, que ya que no se pueden distribuir medicamentos a domicilio, «son los propios vecinos los que ayudan a las personas que tienen dificultades de movilidad». Desde hace 22 años, Montse dirige esta farmacia en soledad, ya que no cuenta con ningún otro empleado: «Hay días que siento que sobro hasta yo. Salvo en verano (cuando se duplica la población), hay muchos días que solo tengo tres o cuatro clientes. Me duele ver cada día como la supervivencia del pueblo está en claro peligro».

Por todo ello, la farmacia, en estas localidades es mucho más que un comercio, es un punto esencial, al que se acude para cualquier tipo de consulta o necesidad y que también ofrece compañía a las personas mayores, que en algunos casos viven solas y lejos de sus familias. «Hay veces que me paso media hora atendiendo a un cliente o simplemente escuchándole. Lo que más necesitan es la compañía y sentir que alguien les escucha», concluye Montse. Por la zona hay más boticarios que viven su misma realidad, la de un no envidiable monopolio que necesita apoyo para seguir resistiendo y prestando su servicio. Algunos de estos municipios de la región son Ambite, Patones, Brea de Tajo, Redueña, Santorcaz o Valdepiélagos.