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Moda

María Peña: «La elegancia está en resaltar las virtudes de cada mujer, no en imponer un diseño»

Al frente de My Schneider Madrid, esta modista madrileña crea vestidos que abrazan el cuerpo y el corazón de cada mujer que los viste

María Peña es la fundadora y directora creativa de My Schneider Madrid David JarPHOTOGRAPHERS

Hablar con María Peña Büttner es asomarse al corazón de una firma que respira elegancia, sensibilidad y artesanía. Fundadora y directora creativa de My Schneider Madrid, María acaba de presentar «Magnolia», su primera colección de novias, en el marco de Atelier Couture, y no podríamos haber imaginado un debut más delicado y poderoso a la vez. La Real Fábrica de Tapices acogió hace sólo unos días esta colección que rinde homenaje a la feminidad a través de líneas puras, tejidos etéreos y detalles hechos a mano que combinan tradición y modernidad. Formada en el Centro Superior de Diseño de Moda de Madrid, María pasó por talleres como los de Helena Mareque y Santiago Bandrés antes de lanzarse a crear su propia firma en 2013. Desde entonces, ha defendido una forma de hacer moda que pone en valor lo personal y lo auténtico, con prendas que celebran la individualidad de cada mujer. En esta entrevista, nos habla de sus procesos creativos, de lo que hay detrás de «Magnolia», de cómo ha sido dar el salto al universo nupcial y, sobre todo, de su visión única de la belleza: esa que no necesita adornos excesivos para brillar con fuerza.

¿Cómo ha sido participar por primera vez en un evento como Atelier Couture?

Nunca había entrado en mis planes presentar una colección, estaba totalmente enfocada en mis clientes, pero sentí que era una gran oportunidad. Pensé, si me han contactado, es por algo. Ha sido una experiencia muy bonita, tanto, que repito el próximo mes de marzo. Te enriquece mucho porque al fin y al cabo he hecho lo que he querido. No he trabajado para nadie, he trabajado para mí misma. En lo que yo he querido y me ha inspirado.

¿En que te inspiraste para crear «Magnolia»?

La colección habla de la flor. De la feminidad y la fortaleza, un poco lo que inspira esa flor pero reflejado en la mujer. Para mí era muy importante presentar muchos tipos de siluetas para que sea adaptable a muchos tipos de gustos pero sin perder la esencia de la colección. Y principalmente el acabado a mano. Creo que hoy en día se ha perdido el valor de lo artesanal. No tiene nada que ver una prenda confeccionada de manera industrial a artesanal. Se convierte en algo especial y único.

Parece que la sociedad está volviendo a lo tradicional. ¿Siente que ahora se valora más su trabajo?

Creo que no. Mucha gente piensa que es mucho dinero pero no ven todo el trabajo que lleva detrás. Detrás de un vestido barato hay malas condiciones laborales o falta de pago de impuestos. Pagar este local, materiales de la mejor calidad, a quienes trabajan conmigo de forma digna... todo eso tiene un coste.

Su equipo está formado por gente muy joven, algo que se ve poco en los talleres de alta costura...

Creo que es fundamental darle trabajo a la gente que está arrancando su carrera. Yo monté mi negocio muy joven porque en muchos sitios no confían en el trabajo de personas que están arrancando y más en un taller, que quieren a modistas más mayores. Yo confío en ellos y también doy opción a prácticas a quienes están estudiando para que vean que no todo en esta vida es trabajar y ganar dinero, también se puede disfrutar del trabajo. Esta profesión es sacrificada pero muy bonita. Ver cómo una novia se prueba el «atual» y se emociona, no tiene precio.

De todo el proceso de creación de un vestido de novia, ¿con cuál se queda?

Cuando encajamos el traje, que es la primera prueba dónde afinamos las mangas, el escote, la silueta... y ya la novia comienza a vivir la experiencia. No estamos acostumbrados a probarnos cosas a medida, por lo que es normal que vengan con muchas dudas, y ahí se lo creen de verdad. Compartir con ellas cómo ven crecer su traje, es precioso. Es una experiencia que mucha gente luego repite como invitada.

¿Qué diría que le diferencia de otras diseñadoras para que quieran repetir?

Que las escucho y el trato cercano que tengo con cada una de mis clientas. Debería ser lo normal, en mi opinión, pero no ocurre así. Las acompaño durante todo el proceso, saben que si tienen cualquier duda al salir de una prueba o les surge alguna inseguridad, pueden llamarme porque soy yo quién las coge el teléfono. Quizás las dedico más tiempo de lo normal, pero me gusta. Para mí es primordial que salgan de mi taller con el traje que querían o con uno mejor al que se habían imaginado. Este proceso hay que vivirlo y disfrutarlo con la tranquilidad de saber que esta parte de la boda va a ser perfecta.

¿Cuál es el principal miedo que tienen las novias cuando llegan a MySchneider Madrid?

Que el resultado no sea cómo ellas esperan. Pero ese vértigo o miedo es normal si nunca te has hecho nada a medida. Yo intento explicarles todo al detalle para que lo que hablemos sea lo que van a ver en prueba. Es esencial. La novia tiene que poder preguntar, hablar, opinar... yo como diseñadora no puedo imponer a una mujer cómo tiene que ir vestida el día de su boda. Siempre estoy abierta, dentro de lo que es diseño, a hacer el cambio que ellas consideren. Si ellas van a estar más felices, seguras o cómodas, yo soy partidaria de apostar por ello aunque tenga que dedicarle más tiempo de trabajo.

Por desgracia esto no ocurre siempre...

Aquí llegan muchas novias que no han encontrado en ninguna marca un vestido que les encaje o con que algún diseñador se ha negado a vestirlas porque no tienen un cuerpo normativo. Yo guio a la novia pero no la impongo nada. Intento basar mi trabajo en sus gustos, mi esencia como diseñadora y mi conocimiento, partiendo siempre de la silueta que mejor les encaja. Para ellas eso es fundamental, porque se ven favorecidas y seguras.

Está en plena temporada de bodas. ¿Qué le están pidiendo las novias que se casan este año?

Drapeados es lo que más nos han pedido. Lazadas grandes y otro tipo de tejidos, que tengan algo de textura y que no sea el crepe tan liso que se ha utilizado tanto en los últimos años. En definitiva, se está huyendo de lo que ha sido el típico vestido recto, con botonadura de arriba abajo, abertura y sobrecola. La capa sigue siendo muy tendencia en novia y es sin duda una de nuestras señas características, las capas en tules bordados.

¿Qué influencia más a una novia: las modas o las redes sociales?

El poder de las influencers es increíble. El vestido de María Pombo fue una locura, muchas novias vinieron pidiendo que les hiciese uno igual. El problema es que desean una boda o un vestido que han visto por Instagram. No me canso de decirlas que mucha parte de lo que ven forma parte de su trabajo, son colaboraciones... tienen que pensar en su vestido. Con lo que mejor siente a tu cuerpo. El vestido halter es un claro ejemplo. Hay muchísimas mujeres empeñadas en llevarlo, pero hasta que no llegan aquí no se dan cuenta de que no todas las siluetas valen para todo tipo de cuerpo.

¿La mayoría lo entiende o les cuesta cambiar de idea?

Hay que tener mucha mano izquierda, tratarles con mucha delicadeza y entenderles, no puedes echarles bajo tierra lo que ellas quieren. Tienen que entender por qué no les va a favorecer y por qué la otra que les ofrezco les va a sentar mejor. El objetivo es que, a lo largo del proceso, desde la primera prueba y hasta la última, estén convencidas de que el resultado es la mejor opción para ellas.

¿Qué diría que tienen en común las novias que quieren que María Peña las vista?

Que buscan, dentro de la sencillez, algo especial. Es decir, no quieren sentirse disfrazadas y siluetas muy limpias. Que les siente bien, que les realce y también cómo enriquecemos los trajes en puntos estratégicos. Menos es más. Siempre hay tiempo de añadir y el vestido no tiene que llevarlo todo. Tiene que existir un equilibro entre el vestido, la joyería, los zapatos, las flores...

De sus últimos diseños han dicho que son muy «elegantes»...

Creo que junto a «femenina» es una de las palabras que mejor pueden definir a una mujer. Yo no saco transparencias ni escotes infinitos, no estoy en contra de ellos, pero creo que existe una línea muy delgada y delicada entre lo elegante y lo vulgar. No hay nada más femenino que resaltar todas las virtudes de cada mujer. Una talla pequeña no te hace ni elegante ni femenina; y una talla grande tiene sus virtudes pero hay que saber sacarlas.