Historia

El claustro de los Jerónimos, el otro tesoro del Prado

Un espacio abandonado durante siglos que «ha vuelto a la vida» artística como parte del Museo del Prado

Claustro de los Jerónimos
Claustro de los JerónimosJavier Fernández LargoLa Razón

En el origen de todo, más allá de otros monarcas e intenciones, están los Reyes Católicos. Cómo no. Así fue que a finales del siglo XV, los Reyes Católicos ordenaron la construcción en Madrid, por entonces sin la importancia de nuestros días, de un monasterio de monjes jerónimos que sirviera también de estancia en la Villa a la Familia Real. Con el paso del tiempo, en el siglo XVI, Felipe II amplió este llamado Cuarto Real. Se trataba de unos aposentos, como apuntamos, destinados al alojamiento de los monarcas, y que sería el origen del futuro Palacio del Buen Retiro.

La Guerra de la Independencia destrozó tanto el monasterio como el palacio, por lo que requirió trabajos de restauración. Un lugar principal este de los Jerónimos que tuvo su momento cumbre con el enlace matrimonial entre el rey Alfonso XIII y Victoria Eugenia de Battenberg el 31 de mayo de 1906.

Desde entonces, la iglesia se convirtió en espacio de gala para la aristocracia y la burguesía madrileña, deseosa de realizar allí sus enlaces matrimoniales... Eso respecto a la iglesia, otra cosa es el monasterio y en concreto lo que de él quedaba, el claustro, que sufrió un gran deterioro a causa de su abandono. De hecho, esta pieza clave del convento, estuvo a punto de ser demolido en el siglo XIX. Sin embargo, en 1925 fue declarado Monumento Nacional y hoy es Bien de Interés Cultural. De todo el conjunto sólo nos ha quedado la Iglesia de los Jerónimos y este Claustro de los Jerónimos que ha acabado formando parte del Museo del Prado.

Y es que a finales del siglo XX, la iglesia y el vecino claustro contrastaban por su dispar estado de conservación. La escalinata del templo presentaba un buen aspecto, pero el edificio acusaba el paso del tiempo y todavía peor era la situación del claustro. Una situación incomprensible para una de las zonas urbanas de Madrid más ilustres y más protegidas por la legislación.

Claustro de los Jerónimos
Claustro de los JerónimosJavier Fernández LargoLa Razón

Ampliación del Prado

En ese limbo en el tiempo se mantuvo el claustro hasta que comenzó a hablarse de la necesaria ampliación del vecino Museo del Prado. Fue entonces cuando el Ministerio de Cultura desechó varias opciones y eligió como la más factible y menos traumática prolongar los espacios de la pinacoteca hacia los Jerónimos. De esa manera, se recuperaba el solar del claustro, que quedaba conectado con la sede principal del museo de forma subterránea. Con esta intervención, el edificio principal del Prado, levantado en el siglo XVIII por Juan de Villanueva, no sufría la más mínima alteración y la ampliación hacia los Jerónimos permitía cubrir el desnivel entre el paseo del Prado y la calle de Ruiz de Alarcón.

En medio de todo ello, con la necesidad de dar un impulso a las colecciones reales que albergaba la primera pinacoteca de España, el Ministerio de Cultura y el arzobispado de Madrid llegaron a un acuerdo, por el que el claustro, que era de su propiedad, pasaba a manos del Prado, a cambio de la construcción de una casa cural anexa y la restauración integral del templo.

Para la recuperación del claustro, se desmontaron una a una las piedras de sus dos pisos de galerías. Estos bloques fueron numerados y trasladados para su limpieza fuera de la ciudad. Paralelamente, el solar del claustro fue excavado y vaciado, quedando conectado subterráneamente con el nuevo atrio pensado por Rafael Moneo a espaldas del edificio principal del Prado. Culminada la obra, el claustro mantiene su patio interior, con sus arcos y columnas originales, y recupera su volumen exterior en forma de cubo, a lo que debe su nombre popular. Se utilizó ladrillo rojo para las fachadas, a fin de que entonaran mejor con los edificios circundantes. Un espacio que ha ganado en importancia con las puertas de bronce de Cristina Iglesias, que conectan el edificio del claustro con la calle de Ruiz de Alarcón. Pero eso es otra historia.