Entrevista
«La rival del PSOE es Ayuso, no Más Madrid»
Llanos Castellanos y Mar Espinar, números dos y ocho de la lista de Lobato, creen que el candidato puede "situar a la región de Madrid en la Champions"
Nos citamos con ambas en el Café Manuela, en pleno barrio de Malasaña. Un local cuyo coqueto diseño engaña a la vista: fundado en 1979, tiene la muy lograda apariencia de aquellos cafés de tertulia de primera mitad del siglo XX. Todos aquellos que lo hayan visitado saben que es tradición emplear parte de la noche en jugar a alguno de los numerosos juegos de mesa que ponen a disposición de los clientes. A nuestra llegada, a las 11:30 horas, las tablas y las fichas aún permanecen en sus cajas. Sin embargo, la partida ya ha comenzado: quedan menos de dos meses para el 28-M.
No hay partidos políticos que no tengan urgencias. Pero tras los malos resultados de 2021, en el PSOE saben que en el parchís autonómico hay que empezar a comer alguna ficha. O, por qué no, ganar la partida. Así lo creen dos de los fichajes de Juan Lobato para su lista electoral: su «segunda», Llanos Castellanos, y la octava, Mar Espinar. Ninguna madrileña, si bien se sienten como tales. Nacida en Albacete y doctora en Derecho, Castellanos dio el salto del Gobierno de Castilla-La Mancha al Ministerio de Política Territorial y Administración Pública en 2009. Desde entonces, ha ocupado, entre otros cargos, la presidencia de Patrimonio Nacional y la dirección adjunta del Gabinete de la Presidencia, con Pedro Sánchez al frente. «Vengo de La Mancha, donde siempre hemos tenido una mirada muy enamorada de Madrid: el gran cineasta de Madrid es Almodóvar; el gran pintor de Madrid en el siglo XX es Antonio López... Siempre hemos aportado la mirada fascinada del extraño, del que le parece un lujo vivir aquí todos los días», comenta.
Aunque el acento la haya abandonado, Mar Espinar es «granaina», si bien lleva desde los ocho años en Madrid. «La vorágine de la ciudad te acaba atrapando. No he perdido el vínculo con Granada, pero no me imagino mi vida fuera de Madrid», dice. Licenciada en Ciencias Políticas por la Complutense, su carrera ha estado centrada en Cibeles. No solo es el «azote» socialista del Gobierno de PP y Cs; también lo fue en su día de Manuela Carmena, a pesar de que los votos del PSOE la auparon a la alcaldía. La marcha de Pepu Hernández en septiembre de 2021 hizo que, hasta hoy, haya ocupado la portavocía.
¿Con qué ánimo afrontan los próximos comicios? «A ganar y a por todas», dice Castellanos. «Ganamos en 2019 y en 2015 no pudimos sumar una alternativa progresista porque Izquierda Unida mantuvo una marca y tiró el 4,2% de los votos. Es el problema endémico de la izquierda: no ponerse de acuerdo», añade. En su opinión, «la derecha quiere fijar el marco de que es inexorable que Madrid es de derechas. Pero no es verdad. En el año 2003 se produjo un “tamayazo”. Un escándalo mayúsculo que hubiera dado en otros países para escribir series de televisión y escribir novelas negras», recuerda. De ahí que «salgamos a vencer y, además, convenciendo».
Siendo ciertos esos precedentes, el PSOE es, actualmente, el tercer partido en número de votos –por 4.000, puntualiza Castellanos– en la Comunidad, y el cuarto en la capital. En Cibeles son, a día de hoy, la cuarta fuerza. ¿Qué se ha hecho mal? «Creo que el 4 de mayo del 21 fue una tormenta perfecta donde nosotros tuvimos claro nuestra parte de responsabilidad. Como decía Maquiavelo, los hechos acusan y los resultados se excusan: en política, si la cosa sale bien has acertado y si la cosa sale mal, no. Era un momento de la pandemia donde los ánimos estaban alterados. Era una situación inédita, cuando la gente estaba en una incertidumbre y se vivía un poco en el carpe diem. Fue casi un llamamiento a la inconsciencia. Y es evidente que, en ese momento, no teníamos el liderazgo social que hubiéramos necesitado para capitanear una opción ganadora», apunta Castellanos. Fue además «una convocatoria tácticamente elegida. Nadie hace nada ingenuamente», añade, en referencia al Gobierno de Ayuso.
«El resultado en el Ayuntamiento no se debió a una decisión tomada en el 2019», opina por su parte Espinar. «Siempre lo he dicho: creo que el Partido Socialista en Madrid ciudad tuvo un problema de desconexión, de incapacidad de hablar para la mayoría, de hacernos entender, de hacer una pedagogía progresista». En ese sentido, Espinar cree que, en los últimos cuatro años, «todos los concejales han hecho un trabajo extraordinario. Nos hemos pateado los barrios y distritos, hemos hablado con la gente, hemos dado voz en los plenos a problemas diarios mientras Almeida estaba a su discurso nacional contra el Gobierno. Ese Gobierno, además, que le ha dado los mejores presupuestos que ha tenido el Ayuntamiento de Madrid en décadas».
Con todo, la candidata que van a tener en frente también sale a ganar. Y por goleada. Porque la rival, para el PSOE, es ¿Mónica García o Ayuso? «Nuestra rival es Ayuso. Nosotros no peleamos contra personas, sino contra determinadas políticas que no dan soluciones. Y las que las dirige es ella», responde Castellanos.
¿Cuáles consideran que son sus puntos débiles? «El problema de Ayuso es que es la enfermedad que se cree medicina», explica Espinar. «Tiene esa habilidad para apretar el botón individualista que todos llevamos dentro. La libertad, las cañitas... ¿quién no quiere eso? El problema es que deja de un lado la responsabilidad que tiene como político en un momento como el de la pandemia, en el que nos estábamos protegiendo unos a otros. Es el egoísmo puro y duro que todos tenemos en nuestra propia naturaleza. Ahora bien, creo que, como políticos, lo que tenemos que hacer es apelar a esa conciencia de solidaridad de una sociedad comprometida, de una sociedad que somos comunidad. Somos la tripulación de un barco y, aquí, cada uno no puede ir a lo suyo. Ella enarboló una bandera del “sálvese el primero y al resto que les den”. Y no puede ser. Es una irresponsabilidad política».
«Creo que a Ayuso, se le ven ya las entretelas. Madrid se le está rompiendo por los cuatro costados», opina Castellanos. «Todos aquellos anuncios con los que pudo ilusionar a mucha población y que, legítimamente, mucha población creyó, se han quedado en nada», añade. Entre ellos, cita las 25.000 viviendas del Plan Vive, un plan de rescate y de segunda actividad para los autónomos «en el que se ha gastado cero euros» o un «un plan para que las mujeres de más de 35 años puedan tener acceso a dos pruebas de inseminación», entre otros.
Frente a todo eso, ¿qué ofrece Juan Lobato? «Una de las grandes fortalezas es que está pegado al terreno», dice Espinar. «No habla de oídas. Está todo el día en la calle. Y eso en un político es muy importante. Ofrece empatía, serenidad, seriedad, proyectos armados acompañados de memoria económica... Sabe perfectamente lo que quiere para esta región, tiene un modelo claro de dónde está Madrid y a dónde la tenemos que llevar. Y, frente a eso, tenemos a una telepredicadora que lo único que hace es apretar el botón del egoísmo». «Tiene una visión completa de la Comunidad de Madrid», opina por su parte Castellanos. «Tiene muy claro el diagnóstico de dónde estamos, empezando por los transportes, la industria, los servicios sociales, la educación... Empezando por hablar de la mujer, por ejemplo. Y, además, tiene el equipo de gente y el itinerario muy diagnosticado de las medidas que son necesarias para situar a la Comunidad de Madrid en la Champions», añade.
Es pronto para saber cuál sería la primera medida de Lobato en caso de ocupar el sillón de Sol. Con todo, Castellanos da algunas pistas. «Siempre ha marcado unas prioridades de acción rápida que son realmente las que sostienen el bienestar de la gente. Hay una parte, desde luego, en salud, pero también en educación y en formación, que es la palanca de muchísimos jóvenes para mejorar su vida, sus expectativas laborales, sus condiciones de adquisición de una vivienda...». Así de ocupar la presidencia, los socialistas tienen previsto un refuerzo de 30.000 plazas de FP en septiembre de 2023.
Si bien las propuestas para la región y la capital serán el motor de la campaña, la política nacional no estará ausente del debate. Casos como el de Tito Berni, o las rebajas, cuando no excarcelaciones, de agresores sexuales por la ley del «Solo sí es sí», saltarán a escena. ¿Puede ser un lastre para los socialistas? «Sobre el caso de Tito Berni, lo decía el pasado martes en el Pleno», responde Espinar. «Generalizar la excepción, o lo hacemos todos, o no lo hacemos ninguno. Hay que ser un poquito más serios. El ruido mediático con determinadas medidas conflictivas del Gobierno es un fango en el que esta derecha se mueve muy bien. Todo lo que no sea hablar de lo que hacen ellos les viene bien: su gestión, lo que están haciendo, los proyectos que tienen...», añade. Por ello, cree que «ahora nos hace falta ese votante de derechas reflexivo, que sea capaz de mirar más allá del fango mediático en el que también se mueven muchos de los dirigentes actuales del PP, para que realmente pueda tener una opinión. No lo voy a excusar, evidentemente: es un caso aislado y me parece fatal. Y se ha actuado como se ha tenido que actuar. Ahora bien, la diferencia entre PSOE y PP es que mi partido, en cuanto ve un caso así, reacciona y ejecuta. El PP tiene que esperar siempre a que sean los jueces».
«Confío mucho en las sensatez de la gente y el saber de qué toca examinarse en cada momento. Algunos quieren cantar la lista de los Reyes Godos, aunque los examinen de Biología», opina por su parte Castellanos. En su opinión, si entra en campaña el «debate nacional», los ciudadanos verán que «en los momentos más complicados hemos tenido un Gobierno que ha estado pendiente de que nadie se quedara abandonado a su suerte. Donde ha habido una política de ertes que han salvado a más de tres millones y medio de trabajadores y que han sostenido a más de 500.000 empresas. O que tenemos un repunte del 5,5 de la economía el 2022, a la cabeza de toda la zona euro y de la zona europea. Hay una batería inmensa. La gente está muy cansada de titulares huecos, moviendo muchas veces el miedo, el rencor, otras veces la agresividad... pero confío en la gente».
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