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Enseñanza

El salto digital que ha cambiado la vida de Pablo

Su caso demuestra como la tecnología puede cambiar trayectorias vitales si se usa con propósito

ONG Norte Joven, de ayuda a la formación profesional de jóvenes con dificultades sociales. Jesús G. FeriaPHOTOGRAPHERS

Pablo Tomás Yamdjeu no sabía lo que era un teclado. Tampoco cómo se manejaba un ratón ni para qué servía una hoja de cálculo. Cuando llegó a Madrid desde Camerún, hace apenas tres años, su mundo era completamente analógico. Hoy, habla un español fluido, estudia electricidad de nivel 2, trabaja por las mañanas y diseña esquemas técnicos con AutoCAD. “Cuando llegué, el manejo de herramientas digitales era cero”, admite. Su historia es la de cientos de jóvenes vulnerables en Madrid, pero también es la prueba palpable de que la tecnología, cuando se usa con propósito, puede cambiar trayectorias vitales.

ONG Norte Joven, de ayuda a la formación profesional de jóvenes con dificultades sociales.Jesús G. FeriaFotógrafos

Esta transformación ha sido posible gracias a Norte Joven, una entidad con más de 40 años de historia que no solo ofrece formación profesional a jóvenes en situación de exclusión social, sino que acompaña a cada uno de ellos en un camino hecho a medida. Un camino que ahora avanza también sobre bases digitales gracias a la implantación de Salesforce Education Cloud, una herramienta tecnológica impulsada por la consultora Stratesys que permite a la organización gestionar con mayor precisión y eficiencia los itinerarios educativos de sus beneficiarios. “Lo más complicado fue empezar. No sabía ni para qué servía el teclado. Me ponía muy nervioso”, recuerda Pablo. “Pero el profe siempre me decía: ‘Te vas a equivocar, pero tienes que seguir’. Y así fue. Hoy, todo me sale un poco más fácil”. Pablo es uno de los rostros detrás del cambio que está viviendo Norte Joven: jóvenes que han vivido el abandono escolar, la migración, el desempleo o la pobreza, pero que encuentran aquí no solo formación, sino también dignidad, comunidad y propósito.

Los datos

Norte Joven atiende a más de 600 personas cada año desde sus centros en Fuencarral, Vallecas y Alcobendas. “Formación con alma” es su lema, y detrás de él hay una metodología integral que combina educación formal, cualificación profesional y desarrollo personal. Según Mercedes Negueruela, directora de la entidad, “la transformación digital no solo mejora nuestra eficiencia, también abre puertas hacia la autonomía y la dignidad de nuestros jóvenes”.

La nueva herramienta implantada permite a Norte Joven centralizar la información de beneficiarios, voluntarios, empresas colaboradoras y donantes. Además, permite hacer un seguimiento individualizado del progreso de cada alumno, optimizar recursos humanos y económicos, y medir el impacto social con datos en tiempo real. “La tecnología no sustituye la mirada ni el acompañamiento; los potencia”, señala Negueruela. “Siempre que no olvidemos que en el centro está la persona”.

ONG Norte Joven, de ayuda a la formación profesional de jóvenes con dificultades sociales.Jesús G. FeriaFotógrafos

Por parte de Stratesys, una empresa tecnológica que lidera proyectos en sectores como salud, educación o sostenibilidad, colaborar con Norte Joven ha sido mucho más que una acción de responsabilidad social, ha sido una decisión estratégica y humana. “En Stratesys creemos firmemente en la tecnología como palanca de cambio social”, explica Beatriz Fernández, customer associate director y responsable del proyecto. “Queremos que la tecnología no solo transforme empresas, sino también vidas”. Fernández subraya que el proceso de implantación fue colaborativo desde el inicio. “Partimos de una escucha activa para entender las necesidades reales de los usuarios. Adaptamos el lenguaje técnico, diseñamos funcionalidades sencillas, hicimos formaciones personalizadas y entregamos la funcionalidad de manera progresiva. No se trataba solo de instalar un software, sino de generar confianza y facilitar la adopción”. El resultado ha sido un sistema de acompañamiento de cuyos resultados se muestran orgullosos.

Según han informado los protagonistas del proyecto a LA RAZÓN, la herramienta permite gestionar programas formativos, personalizar itinerarios, hacer seguimiento de tutores y mentores, y medir indicadores clave como la tasa de inserción laboral o la continuidad educativa. En palabras de Fernández, “es una reafirmación de que nuestro trabajo puede generar un verdadero impacto social”.

Brecha digital

Los jóvenes que llegan a Norte Joven, como Pablo, no solo enfrentan dificultades sociales o económicas. También están atravesados por una brecha digital que limita su participación en la sociedad. “Muchos llegan sin competencias básicas para usar un ordenador o navegar por internet”, explica Negueruela. “Eso les deja fuera de la conversación social, del empleo y hasta de derechos básicos”. Por eso, la formación digital es un eje transversal en los programas. Aprenden a usar herramientas de ofimática, a crear currículums, a proteger su privacidad digital y a comunicarse en entornos virtuales. “También fomentamos el uso responsable de redes sociales y la gestión de identidades virtuales”, añade la directora.

Así lo ha confirmado Pablo, quien afirma que esta formación ha sido clave. “He aprendido a usar Canva, Excel, y sobre todo me encanta hacer esquemas eléctricos con FreeCAD o AutoCAD. Eso es lo que más me gusta”, cuenta. Incluso fuera del aula sigue practicando. “A veces llego a casa con dudas y vuelvo al día siguiente con preguntas. Me gusta aprender”.

Además, uno de los elementos más valorados por los jóvenes es el acompañamiento humano. “Cuando llegué no hablaba casi ninguna palabra en español. Pero los profesores siempre estaban pendientes, preguntaban dónde teníamos más problemas, y nos ayudaban mucho. Me he sentido muy acompañado, como en casa”, dice Pablo.

Esa cercanía es el ADN que quieren transmitir en Norte Joven, que lejos de diluirse con la digitalización, afirman que se ha reforzado. Al automatizar procesos administrativos y mejorar la gestión de recursos, los educadores pueden dedicar más tiempo a lo que realmente importa, que es estar cerca de los jóvenes.

Hoy, Pablo trabaja por las mañanas y estudia por las tardes. Sueña con obtener el carné de instalador eléctrico y seguir creciendo profesionalmente. Pero no se queda con lo que ha aprendido solo para sí. “Si en el futuro tengo la oportunidad de enseñar a otros, lo haré con mucho gusto”, asegura. De hecho, ya ha recomendado el centro a otros jóvenes. “Siempre estoy compartiendo los cursos que salen en el Instagram de Norte Joven. Hago difusión porque aquí se aprende de verdad”.

En este sentido, la historia de Pablo representa el resultado del impacto que pueden alcanzar alianzas público-privadas bien orientadas. “Las entidades sociales debemos avanzar en la adopción de tecnología, y si vamos de la mano de empresas como Stratesys, tenemos un aliado en el camino”, defiende Negueruela.

Para Stratesys, este proyecto es replicable. Ya están en conversaciones con otras ONG en España y América Latina. “Demuestra que la colaboración entre el sector tecnológico y el tercer sector puede generar un impacto profundo”, asegura Fernández.

Según informan, actualmente, tres de cada cuatro jóvenes que pasan por Norte Joven encuentran empleo o continúan formándose. La entidad espera mantener ese nivel en los próximos años, gracias al refuerzo tecnológico. Pero detrás de cada porcentaje hay un rostro, un nombre, una historia. Como la de Pablo. “Ahora estoy más preparado para la vida laboral”, dice con serenidad. “Cuando termine el curso, tendré más herramientas. Y ya estoy trabajando. Estoy cumpliendo mi objetivo poco a poco”.

La enseñanza de esta historia, coinciden los entrevistados, es que la transformación digital debe ser, también, “profundamente humana”, apostilla Beatriz Fernández. Pero hace falta voluntad, colaboración y una visión clara: que la tecnología, bien utilizada, no es un fin, sino un medio para que jóvenes como Pablo puedan reescribir su historia.