Gastronomía

Semana Santa: veintidós mesas para comer bien en Madrid entre paso y paso

Tomen nota de estos locales abiertos cerca de los recorridos de las principales procesiones

Fernando Negro en La Lonja del Mar
Fernando Negro en La Lonja del Mar. David JarDavid JarFotógrafos

El domingo que viene es Domingo de Ramos, día en que damos por iniciada la Semana Santa. Madrid acoge importantísimas procesiones, que son cita obligada de quienes evitan coger carretera y manta durante los festivos y de quienes escogen la capital como destino turístico y gastronómico. Pueden creer que aún quedan días, pero, ya saben, aquí las mesas vuelan. De ahí que desvelemos algunas de nuestras direcciones preferidas, que abren para quienes deseen comer bien entre paso y paso. Tomen nota, porque hoy La Borriquita parte a las tres y media desde la Catedral de la Almudena, así que un planazo es hacer una parada en Casa Amadeo, donde mancharse con castizos caracoles, que se sirven desde 1942, lo mismo que el bacalao como bocado imprescindible en un día de procesión. Aunque, también lo es comer temprano en Entre Suspiro y Suspiro la sopa azteca, los langostinos Diabla y el taco de secreto con chile pasilla y salsa de aguacate. En el caso de que prefiera realizar el recorrido y tener su mesa reservada después, tenga en cuenta que Ouh Baboo! abre los domingos en horario de cenas. ¿Nuestra recomendación? Las láminas de pulpo con rúcula y tomatitos secos, la pizza Mafiosa, con salami picante, champiñones, cebolla y albahaca, y los linguine al cartoccio, con tomatitos, almejas, carabinero, langostinos y mejillones. Del centenario Casa Ciriaco no falla la gallina en pepitoria ni el arroz con perdiz. En la misma Plaza de Oriente se encuentra La Lonja del Mar. Sí, en el mismo edificio en el que residió Giuseppe Verdi y cuenta con varias opciones: probar el arroz de gamba roja y gallina en la taberna, unas cocochas de merluza en la barra o el rodaballo salvaje con setas en el restaurante. Seguimos, porque a Casa Felisa hay que ir a comer los tan clásicos buñuelos de bacalao y el potaje de Vigilia, que no puede faltar estos días. Lo mismo que en Casa Labra las croquetas de bacalao y los soldaditos de Pavía, esas largas tiras de bacalao desalado en su punto, con un rebozado siempre perfecto y crujiente, que son grandes amigas de una caña bien tirada. A escasos metros, se encuentra Casa Revuelta, donde el bacalao rebozado es igualmente famoso por suave y tierno y solemos armonizar con un vermut.

Mejillones y raya

En cuanto a la procesión de El Silencio, comienza a las cuatro menos cuarto en la Iglesia del Santísimo Cristo de la Fe y cerca se encuentra La Esperanza. Si no han probado los mejillones en escabeche casero y la raya a la «meunière» con shitakes, alcaparras y piñones, pruébelos. Sepan que en el 120 de Atocha, Bareto sirve desayunos desde las nueve de la mañana y no apaga los fogones hasta pasada la medianoche, así que, cuando necesite hacer un alto en el camino, hágalo ante un vermut, una caña o un vino para no dejar solas a unas bravas, otra de torreznos, de gildas y de alcachofas. Y, sin busca un rato de paz, en Patio de Atocha la tendrá ante un bacalao confitado con pimientos asados y sabayón de Sidra. Y, recuerde, desde las siete encontrará abierto Santos y Desamoarados. ¿Qué pedir? El Dragón Amarillo, con tequila infusionado en ají amarillo, pomelo, fruta de la pasión y espuma de albaricoques ahumados. Un apunte quien decida seguir al Santísimo Cristo de la Fe y la Salud a las cinco de la tarde desde el Hospital Niño Jesús lejos no se encuentra Hermanos Vinagre, regentado por los hermanos Valentí. Sus mejillones en escabeche ahumado, los boquerones en vinagre y el bocadillo de calamares convierten cualquier momento en pura felicidad. Para Carlos del Portillo son días para comer pescado, así que en Bistronomika antes de los pasos la idea es acudir a su casa a saborear un guiso marinero y el mero negro, de carne suave en un punto incomparable. Asimismo, el Jueves Santo antes de ver salir a las siete de la tarde al Santo El Divino Cautivo desde el Colegio Calasancio nos gusta la opción de volver a La Raquetista en La Habana, donde los tostones de ropa vieja y las carimañolas son recomendables. También, la de reservar en Urrechu Velázquez para saciar el antojo de comer un bacalao al pil pil sobre ajoarriero. En la misma calle, en el número 39, lo suyo es entrar en La Mallorquina para no puede volver a casa sin unas riquísimas torrijas, mientras que en el 81 de Hermosilla se sitúa Formentor, cuyo dulce tradicional ha resultado ganador en la séptima edición del concurso «Las mejores Torrijas de Madrid». Las de la pastelería Cercadillo han resultado ser las más innovadoras, mientras que La Oriental es el destino idóneo si las queremos adquirir sin gluten. Por último, no hay procesión de Jesús de Medinaceli, que tiene lugar el viernes, sin una parada en Lhardy, donde tras disfrutar del sublime lenguado Evaristo al champagne o de la lubina salvaje Bellavista debe culminar con las torrijas «à la minute» con helado de vainilla. Y, en El Barril de Las Letras obligadas opciones son la brandada de bacalao gratinada y la ensalada tibia del bacalao y pimientos rojos, asados y aceitunas de Aragón.