Opinión

La usura de la moral

Tú dices que toda barbarie contra población civil es una forma de terrorismo y él te dice que no dijiste nada cuando en Parla un autobús atropelló a una anciana

Police officers evacuate a woman and a child from a site hit by a rocket fired from the Gaza Strip, in Ashkelon, southern Israel, Saturday, Oct. 7, 2023. The rockets were fired as Hamas announced a new operation against Israel.
Un policía evacúa a una mujer y su hija tras los atentados en Israel del pasado sábadoTsafrir Abayov)AP

Hay un espécimen típico de las redes sociales que es el fiscalizador moral. Es un ser, la mayoría de las veces envuelto en la valentía del anonimato, que se dedica a certificar la bonhomía ajena.

Tú dices, es un poner, que toda barbarie contra población civil es una forma de terrorismo y merece repulsa y él te dice que no dijiste nada cuando en Parla un autobús atropelló a una anciana. Da igual que tú no estés al tanto de la crónica de sucesos de todo el territorio nacional. O que ese día, por lo que fuera, a ti te apeteciese hablar del tiempo. El fiscalizador moral te echará en cara que no opinases en su momento de lo que sea que a él le parezca determinante. Así, para poder dar tu opinión en el debate público sobre un hecho en concreto debes de querer contentar al fiscalizador moral, haber opinado sobre los alimentos transgénicos, la gestación subrogada, el beso de Rubiales a Jenni y la caballerosidad de Óscar Puente.

Y no solo opinar: opinar bien. Si dices que estás con la igualdad y la Constitución, saltará el fiscalizador moral y te dirá que mucha igualdad y mucha Consitución pero que de los niños y la luz de la Cañada Real no has dicho nada. Si los ataques de Hamas en Israel merecen tu repulsa, te dirá que qué hay de las mujeres en Irán. Y si dices que la tortilla de patatas te gusta sin cebolla, que mereces todo mal.

El fiscalizador moral no solo espera de ti que estés en el lado bueno, eso es que pienses como él: además te exige que exhibas esa probidad constantemente. En eso que se ha dado en llamar el capitalismo moral, el fiscalizador es el usurero. Y un cansino, también.