Gastronomía
Matrimonio perfecto
T iempos de celebración y de buscar vinos especiales. En una mesa larga no basta con un solo vino, por muy chistoso que sea. Esta columna rinde un homenaje a dos casas especiales de nuestro país, y a dos vinos que hablan para el bebedor de jerarquía. Para abrir la fiesta, un Celler Batlle de la fundacional Casa del Cava Gramona. Jaume Gramona, aventurero del vino espumoso, ideólogo de la viticultura, se ha inventado esta joya que supone un cava de experiencia única. Sus famosos tostados de la crianza en botella, con pinceladas de bollería y frutos secos dulces, es el resultado de sus ocho años de crianza con sus lías. Esplendoroso gran reserva, cremoso y muy atractivo en boca, que nos pone una y otra vez sobre la mesa la necesidad de rescatar los cavas de crianza, a la altura de algunos champanes. Y si esta es la expresión máxima xarel-lo, quién puede profundizar la cata y el almuerzo es el no menos central Cirsion. Este vino de Bodegas Roda, donde oficia Agustín Santolaya, otro innovador de la cosa enológica, es el santo y seña de los «gourmands» que todavía quedan. ¡Cómo no enamorarse de esa copa de azul amoratado, que nunca pierde su destello tras el paso de los años! Destacan sus toques maderados de inicio, que dan paso a una vibrante fruta y a un tono de regaliz negro junto con grafito, que resumen unos aromas que nos enamoran. Tanto, como nos gusta la buena Rioja, este tempranillo tan perfecto que parece obra de dioses. Boca de dulzor estructurada y de mágica acidez.
Ficha
Nombre: Celler Batlle.
Precio: 55 euros.
Nombre: Cirsion.
Precio: 140 euros.
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