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La década más cálida de la historia

La Organización Meteorológica Mundial alerta de que las temperaturas promedio registradas entre 2015 y 2019, así como entre 2010 y 2019 son las más elevadas desde que se tienen registros. Un calor que también fue de récord en los océanos debido al aumento de la concentración de gases de efecto invernadero.

A menos de un mes de que concluya el año, la Organización Meteorológica Mundial asegura en su último informe que con 2019 concluye una década de calor global excepcional, con niveles ingentes de hielo en retroceso y con niveles del mar récord debido a la elevada concentración de gases de efecto invernadero. Los indicadores globales del clima del informe preliminar presentado hoy en la cumbre del clima en Madrid hablan por sí solos. Así, la temperatura media global ya está 1,1ºC por encima de los valores preindustriales. Los promedios de los diez últimos años (2010-2019) y de los últimos cinco son, respectivamente, los períodos más cálidos desde que se tienen registros. La OMM recuerda que desde la década de 1980 cada década sucesiva ha sido más cálida que la anterior. A la espera de que concluya el año en curso, todos los datos indican que 2019 será el segundo o el tercer año más cálido de la historia. Eso sí, no superará 2016, año que e inició con El Niño, y que sigue siendo el más caluroso.

El informe recuerda que la concentración de gases de efecto invernadero alcanzó en 2018 nuevos máximos hasta alcanzar las 407,8 ppm, así como la de metano y óxido nitroso. De hecho fueron un 147%, 259% y 123% superiores a los niveles preindustriales. Respecto a 2019, las cifras medias oficiales no estarán disponibles hasta finales de 2020 pero los datos en tiempo real de varios enclaves indican que los niveles de CO2 siguieron aumentado en 2019 y todo ello pese a las múltiples cumbres, acuerdos y compromisos.

Más del 90% del exceso de energía derivado del aumento de los gases de efecto invernadero entra en el océano. Este año el contenido de calor en los primeros 700 metros y en los primeros 2.000 continuaron en niveles récord o casi récord, con la media del año hasta la fecha superior a los anteriores máximos alcanzados en 2018. Los océanos también sufrieron olas de calor. En lo que va de año, el océano ha experimentado, en promedio, 1,5 meses de temperaturas inusualmente cálidas. De hecho, el 38% del océano tenía una ola de calor marina clasificada como “fuerte”, frente a un 28% que sufría un calor moderado. Y en el Pacífico noreste, grandes áreas alcanzaron una ola marina de categoría “grave”.

También sube el nivel medio global del mar debido en parte a la fusión acelerada de las capas de hielo en Groenlandia y la Antártida. De hecho, en octubre de 2019 se alcanzó el nivel medio global del mar más alto desde el inicio de los registros de altimetría de alta precisión en enero de 1993. Además, también se confirmó en septiembre la continua disminución a largo plazo del hielo marino del Ártico. En concreto, la media mensual promedio fuera la tercera más baja registrada. Respecto a la masa de la capa de hielo de Groenlandia, registró una pérdida de 329 gigatoneladas en este último año. Una cifra inmensa, ya que, según los datos satelitales Grace, Groenlandia perdió unas 260 gigatoneladas de hielo por año durante el período 2002-2016, con un máximo de 458 Gt entre 2011 y 2012.

Los océanos siguen acidificándose. En la última década absorbieron el 22% de las emisiones anuales de CO2, Esto ayuda a atenuar el cambio climático, pero también alerta los mares y la vida marina. Así, las observaciones oceánicas han mostrado una disminución en el pH promedio global de la superficie del océano a un ritmo de entre 0,017 y 0,027 unidades de pH por década desde finales de 1980, lo que equivale a un aumento del 26% de su acidez desde el inicio de la revolución industrial.

La OMM también denuncia el número elevado de eventos de alto impacto como son las inundaciones y las sequías. Así, mientras la parte central de EE UU, el norte de Canadá y de Rusia y el sudoeste de Asia vivieron unas elevadas precipitaciones nada habituales, la sequía afectó a gran parte del sudeste de Asia y el suroeste del Pacífico este año. También se dieron condiciones excepcionalmente secas desde mediados de año en Indonesia y en los países vecinos, así como en partes de la cuenca del Mekong. Esta situación también se vivió en muchas partes del interior de Australia, donde de enero a octubre fue el período más seco desde 1902. La sequía también afectó a gran parte de América Central. El informe recuerda la situación excepcional registra en la parte central de Chile, donde en Santiago ya ha llovido un 25% menos que la media.

El calor llega a los países nórdicos

En 2019 también fueron importantes las olas de calor. En Europa se registraron dos importantes a finales de junio y de julio, que hizo que en Francia los termómetros alcanzaran los 46ºC, 1,9º más que el registro anterior. La situación se repitió en Alemania, Países Bajos, Bélgica, Luxcemburgo y Reino Unido. El calor también llegó a los países nórdicos. Así, Helsinki registró un nuevo récord de temperatura: 33,2ºC el pasado 28 de julio. Australia, por su parte, también sufrió un verano excepcionalmente cálido.

Otro de los efectos del cambio climático es la voracidad de los incendios forestales. Este año se han producido más incendios que la media en Siberia y Alaska. La grave sequía registrada en Indonesia y en los países vecinos desembocó en la estación más importante de incendios desde 2015. En Brasil, el número de incendios reportados en la región amazónica fue ligeramente por encima del promedio de los últimos diez años. Eso sí, la actividad total del fuego en América del Sur fue la más alta desde 2010. Así, Bolivia y Venezuela se encuentran entre los países con incendios particularmente activos durante estos años.

La OMM recuerda que la actividad de los ciclones tropicales a nivel mundial fue en 2019 ligeramente superior a la media. Así, en el hemisferio norte se registraron 66 ciclones tropicales, frente a los 56 de media. En el hemisferio sur la situación también fue superior a la media (con el paso de 27 ciclones).

El informe también aborda los efectos de la salud del aumento de riesgo. Tras explicar que por ejemplo en Japón la ola de calor registrada en el país entre finales de julio y principios de agosto resultó en más de 100 muertes y 18.000 hospitalizaciones, los expertos de la OMM recordaron que los cambios en las condiciones climáticas desde 1950 están haciendo más fácil la propagación de las especies de mosquitos Aedes que transmiten el dengue. De hecho, la mitad de la población mundial está ahora en riesgo de infección. De ahí que en 2019 el mundo experimentara un aumento de casos de dengue, en comparación con 2018.

Estos desastres naturales también ponen en jaque la seguridad alimentaria. En el sur de África, donde la temperada de lluvias se retrasó, la producción regional de cereales está previsto que sea un 8% inferior al promedio de los últimos cinco años, por lo que 12,5 millones de personas podría experimentar una inseguridad alimentaria severa hasta marzo de 2020, un 10% más que el año anterior.

Los desastres naturales también aumentaron los desplazamientos. Así, entre enero y junio de 2019 hubo más de 10 millones, siete de los cuales fueron provocados por los desastres. Las inundaciones fueron el peligro natural más común. Y lo que es peor, el número de nuevos desplazados por las condiciones climáticas extremas podría triplicarse hasta llegar a casi 22 millones a finales de 2019.