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Tecnología
Tierras raras, el oro tecnológico que controla China
Son solo 17 elementos de la tabla periódica pero están en todas partes: móviles, tablets, aerogeneradores, paneles solares, fibra óptica, etc. Se espera que su producción siga creciendo las próximas décadas. Y esto, unido al hecho de que el 90% de ellas provienen de China, está llevando a muchos países a buscar sus propios recursos. Incluso ya son motivo de disputa política en lugares como Groenlandia. España también ha buscado y hallado en Canarias un posible nicho de explotación
De los 118 elementos de la tabla periódica, 17 se han convertido en el nuevo petróleo. Las tierras raras tienen nombres tan exóticos como escandio, itrio, lantano, cerio o praseodimio y están en la base de cualquier desarrollo tecnológico actual. Por ejemplo, la fibra óptica puede transmitir luz gracias al Erbio. En los paneles solares la presencia de estos elementos aumenta la eficiencia de transformación de la energía solar en eléctrica. Móviles, tablets, aerogeneradores, coches eléctricos y hasta el rojo de las pantallas dependen de ellos. Son tan estratégicos que la Agencia Internacional de la Energía estima que la producción puede alcanzar los 140 millones anuales en 2050. Otro estudio de 2019 llevado a cabo por varias universidades, como la de Kyoto o Sydney, advierte de que la transición energética puede aumentar la producción de minerales en general entre un 200 y 900% en el sector eléctrico y el transporte para 2050.
A la transición se unen otros retos. El principal, que la producción está monopolizada por China. «El 90% sale de allí y prácticamente de una única mina en el desierto de Mongolia», explica Jorge Méndez Ramos, profesor del Departamento de Física de la Universidad de La Laguna.
Que se llamen tierras raras no significa ni que sean tierras ni que sean tan escasas, aunque abundantes no son. De hecho, la producción mundial actual alcanza las 150.000 toneladas. No parece mucho, pero en realidad la industria requiere pequeñas cantidades, en magnitud de gramos o miligramos. Aun así, un kilo se vende por 40.000 euros. «Forman hasta 180 minerales normalmente óxidos que tienen aspecto de tierra, de ahí el nombre. Raras no significa que no haya suficiente, sino que hay que las concentraciones de estos elementos en yacimiento tiene que ser suficiente para hacer viable su explotación», explica Manuel Regueiro, presidente el Colegio Oficial de Geólogos.
En los 60 las tierras raras se usaban para los tubos fluorescentes y poco más. El hecho de que se usaran poco y que China tuviera tan buena concentración en sus yacimientos explica el monopolio actual. Por hacerse una idea frente a los 60 kg por tonelada de roca que sale de algunas minas en China, una roca granítica de la Península cuenta con una concentración de tierras raras de unos 200 gramos por cada tonelada de roca.
FIN DEL MONOPOLIO
Desde hace una década todas las economías del mundo se han dado cuenta de la vulnerabilidad que supone el monopolio chino en un sector que se ha vuelto tan estratégico. En 2019 China amenazaba a EE UU con cortarles el suministro dentro de la guerra comercial que mantiene con el país y no es la primera vez que utiliza este recurso.
Uno de los episodios que más alarma crearon tuvo lugar en 2010. Debido a un enfrentamiento por un choque entre pesqueros en aguas que tanto China como Japón reclamaban como propias, el gobierno de Pekín cortó el suministro al país nipón. Para hacerse una idea de lo que supuso, baste pensar que Toyota consume el 10% de todas las tierras producidas para fabricar sus coches eléctricos.
La respuesta de Japón, además de tirar de proveedores en la sombra o de aprender a reducir sus necesidades, fue buscar en sus territorios lo que tenían que importar. Desde entonces ha descubierto un potencial de extracción que al menos puede ayudar a frenar el impulso de China a nuevas amenazas. «Japón descubrió que existen tierras raras en partículas milimétricas en los lodos del fondo del mar, don leyes del orden de 2-3 kilos por tonelada», dice Méndez.
EE UU, Europa, Australia, etc., también se han dedicado a buscar sus propios recursos. Incluso en Groenlandia, donde se esconde uno de los mayores yacimientos del mundo, los recientes comicios han estado marcados por estos elementos químicos. La isla sigue formando parte de Dinamarca, aunque aspira a lograr la independencia, también a nivel económico. Y es que parte de sus ingresos los consigue de la pesca y de una asignación anual del gobierno danés. Los comicios celebrados esta semana han dado la victoria a los socialistas, en cuyo programa estipulaban una férrea oposición a los proyectos mineros de extracción de estas tierras, según informan varios medios.
España tampoco se ha quedado de brazos cruzados. A nivel peninsular hay dos yacimientos no explotados, en Matamulas (Ciudad Real) y en Galiñeiro (Galicia), aunque las últimas investigaciones han convertido a Canarias, al menos mediáticamente, en el nuevo El Dorado de estos elementos. «Hemos encontrado tres tipos de yacimientos minerales de tierras raras en zonas subaéreas y submarinas de Canarias. En primer lugar, las rocas magmáticas félsicas de las islas tienen concentraciones entre 500 gramos y 1,5 kilos. La presencia de este tipo de rocas en la superficie de la isla de Gran Canaria y su valoración, ha dado recursos de hasta 1,8 millones de toneladas de tierras. El problema es dónde aparecen. En muchos casos se localizan en espacios naturales protegidos o cerca de las zonas turísticas, lo que implica hacer estudios de detalle en zonas sin problemáticas ambientales o legales. Estas rocas félsicas también han aparecido en Fuertevenrura, donde además hay un segundo tipo de yacimiento mineral, las carbonatitas. Aquí las concentraciones van desde el kilo hasta los 10 kilos por tonelada. Nuevamente sus afloramientos aparecen en la costa y en zonas protegidas, incluso dentro de un área militar, por lo que o se cambia la legislación o en principio no se podrían explotar. Sin embargo, sí existen indicios en el oeste, donde se podría seguir investigando para futuros planes de explotación. El tercer tipo de yacimiento se encuentra en el mar. Hay una veintena de montes sumergidos en las aguas territoriales españolas en Canarias y en sus laderas aparece una capa que contienen hasta dos y tres kilos de tierras raras por tonelada», explica José Mangas Viñuela, catedrático y miembro del Instituto de Oceanografía y Cambio Global de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Ambos investigadores Jorge Méndez y él han dirigido estas investigaciones (dentro del proyecto Magec-REEsearch) y están pendientes de otros dos proyectos para seguir investigando y comprendiendo la configuración morfológica de Canarias. Eso no significa que mañana se vaya a abrir una mina en las islas, un proceso que aunque se iniciara tardaría al menos una década en concluir, pero quién sabe si las prioridades o necesidades económicas harán que en un futuro se exploten.
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